Alquilaron un departamento en Madrid a través de una aplicación y cuando llegaron al lugar se llevaron una sorpresa

Tres jóvenes malagueños decidieron alquilar un departamento en Madrid a través de la plataforma Airbnb para pasar un día en la capital española. Pese a que pagaron 150 dólares por lo que la descripción anunciaba como un “increíble piso para tres”, la realidad les deparó una desagradable sorpresa. El inmueble no sólo era de pequeñas dimensiones sino que además resultaba extremadamente incómodo.

Al ingresar al departamento, ubicado en un edificio moderno pero con accesos complicados, los amigos se encontraron con una distribución peculiar y un espacio reducido. La planta baja albergaba una mesa pegada a la pared con una televisión de pantalla plana arriba, una cama de una plaza usada como sillón, un frigobar con microondas encima y una mesada con un lavarropas. Una escalera inusualmente empinada y con escalones angostos conectaba este piso con los superiores. “Es que no me caben los pies, tengo talla 38″ exclamaba con ironía una de las chicas mientras intentaba descender.

En el primer piso, que no superaba los dos metros cuadrados, había un colchón colocado justo debajo de la escalera siguiente. Este espacio era tan estrecho que no brindaba ninguna privacidad, pues desde allí se podía ver toda la planta baja. Finalmente, el baño, situado en la última planta, era especialmente incómodo: una puerta de vidrio conducía directamente a la ducha; el agua caía sobre el colchón del piso inferior. “Lo que se huele es el moho de la pared”, señalaban los jóvenes, sorprendidos por la mala disposición del espacio que incluso comprometía la higiene del lugar.

El espacio para el inodoro también era reducido, y estaba separado de la ducha sólo por tres pequeños escalones. Al lado de estos escalones, había una bacha, todo colocado en un diminuto espacio que hacía la estancia aún más incómoda. A pesar de las adversidades, los amigos supieron encontrar algo de luz en la experiencia: “¿Sabés que es lo mejor del piso? La luz natural”, decían sarcásticamente, haciendo referencia a la pequeña ventana ubicada en la planta baja.

Los amigos, lejos de desanimarse completamente, decidieron captar su experiencia en un video publicado en TikTok. A pesar de intentar tomárselo con humor, su inicial reacción fue de desilusión y frustración. “Es verdad que en el video nos reímos, pero un rato antes de grabarlo estábamos a punto de llorar. Además, no había cobertura y estaba súper sucio”, comentó Elena en su perfil de la red social. El video acumuló 1,4 millones de reproducciones y 53 mil “me gusta”, reflejando la sorpresa de miles de usuarios ante las insólitas condiciones del inmueble.

El acceso al departamento también resultaba insólito. No se ingresaba por las escaleras principales ni el ascensor del edificio, sino por una puerta de servicio que obligaba a los huéspedes a atravesar un patio plagado de artefactos eléctricos y cestos de basura. “Es arte contemporáneo”, bromeaban los malagueños mientras mostraban su atípica residencia temporal, contrastando su humor con el escenario sombrío que les tocó habitar.

Finalmente, Elena, una de las inquilinas temporales, compartió una reflexión positiva sobre la experiencia vivida con sus amigos: “También es verdad que vaya a donde vaya con ellos voy a estar bien y que la de anécdotas que sacamos de ese finde no se nos olvidará jamás”. La habilidad de los jóvenes para convertir una situación desfavorable en un relato lleno de humor y camaradería logró capturar la atención y simpatía de muchos en las redes sociales.