El crimen de Santoalla que inspiró a la película ‘As Bestas’: un holandés desaparecido en una aldea gallega

En 2010 Martin Verfondern, de origen holandés, desapareció saliendo de su casa en la aldea gallega de Santoalla tras años de disputas con sus vecinos

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Trailer As bestas, de Rodrigo Sorogoyen

As Bestas, dirigida por Rodrigo Sorogoyen, fue una de las mejores películas españolas del año 2022. Consiguiendo nueve galardones en los premios Goya, narra la historia de un matrimonio francés que decide mudarse a un pequeño pueblo de Galicia para comenzar una nueva vida, lejos del bullicio de la ciudad. Lo que parece un lugar idílico, se convierte en su peor pesadilla cuando empieza un conflicto con sus vecinos, interpretados por Luis Zahera y Diego Anido.

La película es ficción, pero como cuenta el propio director, está basada en un hecho real: El crimen de Santoalla. Aunque se toma grandes libertades, si que tiene grandes parecidos con este suceso ocurrido en Galicia en la primera década de este siglo.

Una nueva vida

Martin Verfondern y Margo Pool, matrimonio de origen holandés, se mudaron en 1997 a la aldea gallega de Santoalla do Monte. Allí buscaban empezar una nueva vida, rodeados de la tranquilidad que solo el campo puede ofrecer. La suerte les acompañó en esos primeros años y vivieron una convivencia idílica con sus vecinos, la familia de Los Rodríguez, formada por cuatro hermanos y sus padres.

Todo iba perfecto, hasta que se puso en la mesa el tema del dinero. Hasta ese momento los Rodríguez era la única familia que gobernaba y disfrutaba económicamente del monte comunal, un pinar de casi 500 hectáreas con muchos recursos madereros que explotar. Los holandeses hicieron una reclamación para beneficiarse también de los derechos de los montes, lo que fue chispa suficiente para encender el conflicto.

Terrorismo rural

Desde ese momento la tensión no dejó de crecer y los locales comenzaron a hacerle la vida imposible a los holandeses. Les envenenaron las cosechas, les amenazaron y les increparon de todas las maneras posibles. Para defenderse, Martin Verfondern se compró una cámara de vídeo para grabar todo lo que ocurría, algo que calificó como “terrorismo rural”.

Las pruebas que fue documentando las utilizó para denunciar la situación en los medios y en los juzgados. No se rindió e incluso llegó a instalar cámaras alrededor de su casa para intentar guardar memorias gráficas de los intentos de robos, sabotajes y demás amenazas. Por desgracia esto no le sirvió de mucho, y el 19 de enero de 2010 desapareció tras salir con su coche.

As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen (Crédito: Zeta Films)
As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen (Crédito: Zeta Films)

Su mujer no se enteró hasta días después, ya que en ese momento se encontraba en Holanda visitando a su familia, y fue gracias a la denuncia de dos extranjeros que realizaban una estancia ecológica en Petín, municipio al que pertenece Santoalla. Aquí comenzó una incansable búsqueda por tierra y aire para encontrar a Martin.

Tuvieron que pasar cuatro años para que un helicóptero de la Guardia Civil que se encontraba realizando tareas de prevención de incendios, consiguiera encontrar por casualidad el Chevrolet Blazer en el que había abandonado su vivienda. Estaba parcialmente quemado y en su interior encontraron el cráneo de la víctima. Ahora solo quedaba encontrar al autor o autores del crimen.

El descubrimiento del cadáver y las condenas

Para esclarecer lo ocurrido, dos agentes de la Guardia Civil acudieron a la aldea vestidos de paisanos para intentar reconstruir la ruta que tuvieron que recorrer los asesinos hasta llegar al lugar del crimen, a unos 15 kilómetros de Santoalla. El menor de los Rodríguez, Juan Carlos, se ofreció a servirles de guía por el lugar que conocía como la palma de su mano.

El joven nunca fue sospechoso, ya que padecía una discapacidad psíquica del 65% y tenía la mente de un niño de siete años. Sin embargo, en una de estos paseos con los agentes, confesó con total naturalidad haber cometido el crimen: “El holandés llegó, venía como un tolo (loco), pero yo cogí la escopeta. Hice bum, bum… me escondí y que me busquen”.

Más tarde se descubrió que el Juan Carlos se topó con Martin Verfondern, que se encontraba en su coche, y le disparó causándole la muerte inmediata. Fue otro de los hermanos, Julio Rodríguez, el que se encargó de coger el coche y llevarlo hasta A Veiga, donde lo prendió fuego. Ahora el autor cumple una condena por homicidio de 10 años de cárcel y su hermano no tiene permitido acercarse ni a Margo ni a Santoalla durante 11 años y 5 meses.

As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen (Crédito: Zeta Films)
As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen (Crédito: Zeta Films)

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