Adiós a Gersom, el mejor amigo del hombre y de los animales de Salobreña

La sal de la tierra. Gersom Muñoz deja una huella imborrable en Salobreña. El vecino falleció en un accidente de tráfico en la madrugada del pasado viernes y a las puertas del Ayuntamiento de la localidad costera se han congregado esta mañana sus amigos a darle el último adiós en un emotivo homenaje que ha reunido a decenas de personas.

Aunque era natural de Motril, se estableció en la Villa junto a su familia. Perdió la vida a sus 38 años, pero el legado y el cariño que deja en el pueblo es inmaterial. Sigue vivo en aquellos que tuvieron suerte de conocerle. Este motrileño hacía que quisieras ser mejor persona. Gersom era el mejor amigo del hombre y de los perros. Tenía devoción por todos los animales, su casa era un gran refugio y, junto con su compañera de viaje, pusieron en marcha la protectora SOS Salobreña hace siete años.

Sus conocidos lo describen como una persona muy positiva, feliz y risueña. Se dejaba la piel por ayudar a los vecinos de la localidad y no se atrapaba en sus propios problemas. A pesar de que el camino no siempre es fácil, daba lo mejor de él y se preocupaba por el resto. No contaminaba de negatividad. No trasladaba sus preocupaciones porque «anteponía las necesidades de los demás». «Tranquilidad, altruismo y el ser humano en su mejor versión». «Bondad pura» y muy colaborador, ayudaba a hacer de Salobreña un pueblo más solidario.

Muy implicado en la vida social de Salobreña. La Policía Local recibía de forma habitual su apoyo. Gersom amplió la patrulla canina con Nube, una perra abandonada a la que se le dio una segunda oportunidad y fue adiestrada para el trabajo. Los agentes del municipio destacan que a cualquier hora del día estaba disponible. Gracias a la intervención de Gersom el rescate de muchos animales ha sido posible. «Su trabajo ha sido fundamental para todos», señalan varios efectivos, que asegura que lo llamaban a diario para que se hiciera cargo de algún animal abandonado y nunca recibieron una negativa. Si Gersom no tenía hueco en el refugio, buscaba alguna alternativa. «Su vínculo con los animales era increíble. Los perros le seguían como en manada. Respetaba a los animales y no se daba por vencido. Amansaba a las fieras», sentencia Prudencio, responsable de la patrulla canina.

Para su familia, era el hombre modelo. La «mejor persona del mundo», buen amigo, padre, hijo y un hermano excepcional. Valiente, entregado y maravilloso. Sencillamente increíble. Un pueblo entero y la costa llora su pérdida. Al homenaje han acudido autoridades de otras localidades, al igual que vecinos y conocidos de otros puntos de la comarca. Su labor fue ingente. Las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo para los suyos, su mujer, Gema, y sus cinco hijos. Su marcha prematura les parte el corazón. Salobreña no olvidará a su querido vecino.

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