La Historia siempre relaciona la llegada de monstruos al poder con una crisis. Somos seres racionales hasta que un desastre econ�mico o una derrota militar activa el bot�n de la locura popular y suspiramos por un salvapatrias. Entonces se nos aparecen un cirujano de hierro, el hijo pr�digo y el vendedor de crecepelo. Un suceso as� puede que sea s�lo un cuento chino de historiadores perezosos para simplificar los procesos conductuales de las sociedades en tiempos convulsos y, sobre todo, para eludir responsabilidades colectivas y tambi�n individuales.
Lo fascinante de este siglo, en el que la hu
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