Puede que, con el tiempo, el mundo vea en Bruce LaBruce a una mezcla de Caravaggio, Michel Foucault y Pier Paolo Pasolini, todos en uno, a un personaje �nico, empe�ado en aterrorizar intelectualmente al mundo con sus fotograf�as, sus pel�culas y sus libros. Sin embargo, LaBruce se retrata a s� mismo en los art�culos de Contra la cultura, su nuevo libro en espa�ol (C�ntico), como un porn�grafo sin presupuesto y desesperado; como un artista deslumb
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