Cuando ten�a 12 a�os, Luc�a Bellido llegaba del instituto y se grababa bailando, haciendo playback, interpretando doblajes humor�sticos. Los publicaba a decenas cada d�a en Video Star, la plataforma que estaba de moda entonces entre sus compa�eros de instituto, una especie de ancestro de TikTok. Cuando se dio cuenta de que la segu�an 10.000 personas, acudi� en busca de consejo: �Mam�, �c�mo gestionamos esto?�. La respuesta fue tajante: d�jalo ya. Pero no hizo caso.
Cuando termin� el a�o, sus seguidores ascend�an ya a 300.000. Siete a�os m�s tarde, convertida ya oficialmente en La Bellido, es una de las influencers m�s poderosas en Espa�a antes a�n de llegar a la veintena. Acaricia los 10 millones de seguidores en TikTok y los 2,5 millones en Instagram.
Los n�mero la impactan hasta a ella: �Es una locura. Una locura�.
Dice Hamza Zaidi que �ltimamente hay tanta gente que se busca la vida en redes que en su generaci�n cuesta m�s encontrar an�nimos que famosos. Es una caricatura, como pr�cticamente todo el contenido que lo ha elevado al olimpo de los creadores, pero no deja de tener raz�n. Espa�a es el pa�s de Europa con m�s influencers: 1,56 millones, un 15% del total de Europa occidental seg�n datos de Nielsen. Facturan entre 100.000 y un mill�n de euros al a�o, los m�s potentes superan incluso esa cifra.
Sea por el desparpajo patrio o por simple cotilleo, lo cierto es que las redes sociales se han convertido en un canal de comunicaci�n ineludible para los m�s j�venes. Casi en el �nico. �A veces me pregunto si somos el mayor experimento social de la Historia�, se pregunta Luc Loren.
Somos muy privilegiados. La gente ve todos nuestros viajes, nuestras comidas... Y es verdad, vivimos as�, pero nada de eso es gratis
Quien fuera mano derecha de Dulceida, pionera en estas lides, y despu�s estrella de las redes por derecho propio, adem�s de DJ, conduce la serie documental Influencers: sobrevivir a las redes, una inmersi�n en el fen�meno social contado por sus protagonistas, con sus luces y sus sombras, producido por Mediaset y que estrena este martes Prime Video. Ahora que tenemos delante a tres de los rostros m�s seguidos en Espa�a y que los hemos rebozado bien en confeti, aclaremos t�rminos: �influencers o creadores de contenido? �Ambas respuestas son correctas?
Ligero guirigay. ��Ha empezado ya la entrevista?�. Est� claro que en este binomio redactora-fot�grafo que los han citado a primera hora de la ma�ana, su preferido es el segundo.
�Le hemos cogido un poco de tirria, a m� no me gusta nada eso de influencer�, reconoce Hamza Zaidi. Pero luego recuerda el d�a en que se dio cuenta de su influencia y el t�rmino le suena menos retorcido. Fue el 17 de agosto de 2017. A las 16:53, una furgoneta entraba a toda velocidad en la Rambla de Barcelona arrollando todo a su paso. Dejaba 15 muertos y 131 heridos. A Hamza lo pill� de vacaciones en su Marruecos natal, pero de repente lo convirti� en protagonista involuntario.
�La gente vino directamente a mi perfil a recriminarme lo que hab�a hecho mi gente. Tambi�n me escrib�an periodistas para entrevistarme como representante de la minor�a isl�mica. Y yo me dije: estoy en el punto de mira, para lo bueno y para lo malo�, recuerda. Aquel hobby suyo de convertir la vida diaria en meme se hab�a transformado en algo mucho m�s grande, y no dejar�a de crecer hasta alcanzar los casi tres millones de seguidores en Instagram y 2,2 m�s en TikTok que amasa hoy.
�Con matices, influencer es la palabra que nos engloba a todos los que tenemos las redes sociales como profesi�n. Me gusta apropiarme de las cosas que tienen una capa de juicio moral, as� que s�, soy influencer a mucha honra�, zanja Luc. Lo del juicio moral no le es ajeno. Empez� su vida profesional como aut�nomo, cobrando 400 euros al mes en agencias de comunicaci�n. �A a�os luz de esto, claro�, reconoce, �somos gente muy privilegiada. La gente ve todos nuestros viajes, nuestras comidas... Y es verdad, vivimos as�, pero nada de eso es gratis. Esa idea que se tiene de que no damos un palo al agua es completamente err�nea�.
En el momento m�s �lgido de mi carrera era cuando peor estaba y cuando m�s lloraba
A menudo incomprendida por ajena a la realidad del com�n de los mortales, la de influencer es una profesi�n en auge, al alcance casi (l�ase casi subrayado y en negrita) de cualquiera con un poco de gracia y un m�vil, pero que supone un sacrificio para el que no todo el mundo est� preparado. Cuesta encontrar a un creador de contenido que no haya sufrido ansiedad o depresi�n. �En el momento m�s �lgido de mi carrera era cuando peor estaba y cuando m�s lloraba�, resume Luc. Comprobemos la cara B de la vida id�lica retransmitida en redes con dos sencillas preguntas:
-�Cu�ndo fue vuestro �ltimo d�a libre?
[Silencio en el estudio. Por fin, Luc se lanza como portavoz]
-Cuando tuve apendicitis.
-�Qu� es para vosotros la intimidad?
[De nuevo, silencio. Esta vez lo rompe Luc�a]
-Pues no te s� contestar. Estar tranquila, supongo.
Hay un experimento en el documental de Prime Video que resume la respuesta de esta joven de 19 a�os famos�sima desde los 12. Plaza de Espa�a, pleno centro de Madrid. Un selfi con la localizaci�n bien reconocible. Una historia de Instagram. En poco tiempo, el sitio a reventar de adolescentes en l�grimas intentando abrazar a su �dola. Una chica se ha hecho dos horas de tren para encontrarla.
No me diga que no es para salir corriendo.
�La intimidad es irte con tu madre de vacaciones a comerte una paella y que no aparezca nadie, imagino�, reflexiona Luc�a. �Una vez cogimos una casa en una monta�a, alejada de todo, sub� una foto y aparecieron unos ni�os en bicicleta. Cuatro horas de camino se hab�an hecho para verme�. La vida de la catalana no ha sido como las dem�s: �Valoro lo que tengo, pero me he perdido muchas cosas. A veces me gustar�a no estar en ojos de nadie�.
En esos millones de ojos que escudri�an cada segundo de la existencia de un influencer se genera una cierta deshumanizaci�n. La persona desaparece, engullida por el personaje. Ya no caga, ya no llora. Contra esto �ltimo lucha Luc�a en sus peores momentos: s�, se graba en plena desesperaci�n y lo comparte. Si su vida va a ser de todos, lo feo tambi�n lo ser�.
Valoro lo que tengo, pero me he perdido muchas cosas. A veces me gustar�a no estar en ojos de nadie
�La diferencia con un famoso cl�sico es que un actor o un futbolista deja de trabajar cuando llega a casa. Nosotros tenemos siempre la mente ocupada en el storytelling del d�a a d�a�, apostilla Luc. Sin embargo, ni es todo lo que se ve, ni se ve todo lo que es. �Ser�a peligroso que una persona fuera 100% como se muestra en redes. Cuando no te guardas nada para ti es cuando llegan los problemas de salud mental�, zanja.
En el otro lado de las redes sociales, tan id�licas y perfectas, hay una oscuridad constante que acecha cada publicaci�n, una hiriente, mezquina, asquerosa, que tiene que ver con esa fina l�nea entre la m�scara p�blica y la persona privada y a menudo tiene consecuencias nefastas. �Nadie te ense�a a sobrellevar que alguien te odie gratuitamente. Y la gente te odia, te odia ciegamente�, asegura Luc�a.
La �ltima vez que una crisis hizo tambalearse su vida, lo peor lleg� cuando no pod�a parar de mirar. �Mi novio me quitaba el m�vil y yo le suplicaba que me lo devolviera, ten�a que leerlo todo, hac�a incluso capturas por si lo borraban�, recuerda, �era como una droga. Y llegu� a creerme todo eso que dec�an de m�, llegu� a odiarme yo tambi�n�.
El hate se cuela en cada rendija de las redes, se ceba especialmente con las mujeres, curiosamente alentado mayormente por sus cong�neres, pero tiene un h�bitat privilegiado en algunos ecosistemas alimentados por el algoritmo. �TikTok es absolutamente t�xico, horrible�. Si alguien puede hacer de puente entre generaciones de influencers (s�, ya hay varias) �sa es Luc�a Bellido. Una de las personalidades espa�olas m�s fuertes en Instagram y en TikTok crea un contenido diferenciado para cada plataforma. No tienen nada que ver.
El buen influencer es el que vende un producto sin que se note. Si no paras de hacer publicidad, la gente se ir�
�En Instagram la gente es m�s mayor, piensan m�s antes de ponerte algo negativo, y suelen ser seguidores�, explica, �en TikTok el algoritmo te lleva de un lado para otro, a tu perfil puede llegar cualquiera y si pillas a uno con el d�a malo, a alguien que no te conoce, que no te ha visto en la vida, te llevas un rejonazo�.
La red social china ha marcado un antes y un despu�s en la profesi�n. Ese algoritmo que prima la aleatoriedad se ha convertido en un alimento apetitos�simo para el narcisismo. Las cifras crecen a un ritmo fren�tico, un solo v�deo afortunado puede conseguir un n�mero mareante de visualizaciones. Y sin embargo, el p�blico es mucho menos fiel. �Crea falsos famosos�, resume Luc. Hoy por hoy, �la pasta est� en Instagram�. Palabra de Hamza Zaidi.
Para entender el crecimiento exponencial del mercado influencer, vuelve a su primera campa�a, en un lejano 2016 en que ten�a medio mill�n de seguidores. Public� un v�deo luciendo unas zapatillas, le regalaron el par y le pagaron 100 euros v�a PayPal. �Ahora mismo aquellas cifras cotizar�an a 4.000 euros, m�nimo�.
Ganan dinero, los influencers, ganan mucho dinero. Tanto, que a veces les trae problemas. �Lleg� un momento en que tuve que parar�, reconoce Luc, �era Navidad y de repente me vi con tres campa�as a la semana. Me sent�a un supermercado, no hac�a otra cosa y me raj�. Es muy importante que no te nuble el dinero�.
Lleg� un momento en que tuve que parar. Me vi con tres campa�as a la semana y me sent�a un supermercado
La clave para la continuidad de un oficio que vive constantemente en la cuerda floja, hoy arrib�sima, ma�ana en la cuneta, es el equilibrio perfecto entre autenticidad y publicidad. �El buen influencer es el que vende un producto sin que se note�, resume Hamza, �si no paras de hacer publicidad, la gente se ir�. La credibilidad hay que cuidarla�.
�Y el plan B? �El futuro me genera bastante ansiedad�, confiesa Luc, �pero esto cambia muy r�pido y deja muchos cad�veres�. Sin embargo, tiene claro que el modelo de negocio ha llegado para quedarse: �No es una moda, es un sector econ�mico en pleno crecimiento. Hay m�s competencia en el reparto del pastel, s�, pero el pastel sigue engordando. Cada vez movemos m�s dinero�.
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