Para ilustrar el Jornal de hoy hemos plagiado L'�crivain public, obra de juventud de L�on-Maxime Faivre. Lo que pasa es que por accidente o por conveniencia la turba de otra pintura del mismo autor (de cuando ya hab�a aprendido a dibujar) ha irrumpido en el cuadro antiguo. En nuestra versi�n, Vermut yace malherido a los pies de la chusma mientras el diarista toma nota, consternado. Si Vermut es inocente, estamos ante un crimen; si es culpable, ante una venganza -que tambi�n es un crimen. No importa. Vermut es inocente mientras no se demuestre lo contrario.
La idea era cambiar por peri�dicos el armamento del populacho, un sanferminismo, pero era muy fatigoso de photoshopear y se ha hecho tarde, as� que s�rvase el gen�rico lector imaginar que toda la cuchiller�a son ejemplares de El Pa�s. Al cabo, el papel tambi�n puede ser un arma blanca, �m�s a�n si est� impreso con tinta venenosa! Como se sabe, el mejor sistema para cometer un crimen perfecto es el peri�dico: se condena impunemente.
(Terminado el domingo veintiocho de enero, tarde, recordando que Faivre no siempre representaba a las mujeres como v�ctimas indefensas; tambi�n sab�a pintar t�as poderosas capaces de plantarle cara a mam� osa y, cabe suponer, a un jefe acosador, si lo hubiere.)