Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

El optimismo nunca viene mal, porque nada resulta más reconfortante que jalearnos a nosotros mismos, desoyendo las recomendaciones del libro de los Proverbios: «Que te alabe otro; no tu propia boca; que lo haga un desconocido, no tus propios labios». Hay otras sugerencias menos elevadas, ...

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Reporta un error en esta noticia