Manuel Gutiérrez Aragón, en La Magdalena, donde protagonizó una nueva sesión de los Martes Literarios de la UIMP. Javier Cotera
Gutiérrez Aragón busca con sus memorias, 'Vida y maravillas', «el sentido de la vida»

Gutiérrez Aragón busca con sus memorias, 'Vida y maravillas', «el sentido de la vida»

El cineasta y escritor cántabro adelantó en los Martes Literarios de la UIMP que el libro que publicará Anagrama en septiembre hablará de películas y de viajes

Rosa M. Ruiz

Santander

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Martes, 9 de julio 2024, 18:59

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En 'Vida y maravillas', que es como se van a titular las memorias que Manuel Gutiérrez Aragón publicará en septiembre, el cineasta y escritor cántabro contará su propia «búsqueda del sentido de la vida», y hablará de cine y de algunos viajes que ha realizado a Guinea Ecuatorial, la China de Mao, o la Cuba castrista. Un libro que no pretende ser un ajuste de cuentas ni llegará cargado de reproches. «No hay nada morboso en él», asegura. En el Paraninfo de La Magdalena, en una nueva sesión de los Martes Literarios de la UIMP, que patrocina El Diario Montañés, adelantó este martes -además del título de la publicación que llevará el sello de Anagrama- algunas de las vivencias que le han llevado del cine a la literatura en una charla coloquio con el periodista Guillermo Balbona.

Gutiérrez Aragón, que esta semana también ha participado en el 'XV Foro Cultura y Naturaleza. Patrimonio natural y creación cultural', que se ha celebrado en esta Universidad, ha recordado estos días el rodaje de su primera película: 'Habla mudita'. «Siempre tuve ganas de rodar en Cantabria y a veces creo que por eso decidí hacer cine», dijo. Sin embargo pronto comprobó las dificultades de grabar en un entorno natural. «Resultó costosísimo porque creo que la naturaleza se vengó y las condiciones fueron muy adversas, sobre todo, la espesa niebla que no permitía captar esa belleza de los Picos de Europa que yo buscaba. Desde entonces siempre he preferido rodar en un plató», confesó.

Con respecto a esa película, también ha reflexionado estos días, que tal vez no sea casualidad que «tratase del lenguaje –el guion cuenta la historia de un editor que intenta ensañar a hablar a una niña muda– y que luego yo mismo me convirtiera en escritor». Otra manera de contar historias, que es lo que siempre le ha interesado, que ahora le resulta más placentera que hacer cine. «La verdad es que los cineastas, no solo los guionistas, nos pasamos más tiempo escribiendo que rodando. Los rodajes, sobre todo por el dinero que cuesta una película o por los compromisos de los actores, van muy deprisa, pero el tiempo de escritura es mucho más lento. No hay ninguna buena película sin un buen guion porque es imposible que se pueda mejorar lo que está mal contado», señaló.

Las frases

  • Sus obras «No creo que ninguna de las pocas novelas que he escrito pueda adaptarse a la pantalla y a mí me aburriría mucho hacerlo »

  • Las películas «Solo echo de menos a los actores, porque en el cine no hay nada improvisado, salvo su comportamiento»

Así es que en 2008, tras el estreno de la que es su última película 'Todos estamos invitados', comenzó a contar todas esas historias en sus libros. Cuando en 2009 presentó su primera novela 'La vida antes de marzo', con la que además ganó el Premio Herralde, y muchas voces aseguraban que se notaba que era un escritor llegado del cine, «yo nunca estuve de acuerdo. Es más, creo que ninguna de las pocas novelas que he escrito sería fácil de llevar a la pantalla, a mí además me aburriría muchísimo. Sin embargo hay novelistas como Juan Marsé en las que más que notarse otras influencias literarias se percibe la del cine negro norteamericano», afirmó. Otro de estos escritores podría ser John Irving –uno de sus favoritos, además– cuyas novelas según señaló «son guiones» algo que ve generalizado en la novela negra anglosajona en general, «mientras que la europea está más contaminada de literatura».

El autor de 'Rodaje' (Anagrama) o su libro más reciente 'En busca de la escritura fílmica' (Cátedra) también considera que los cineastas no aprovechan el caudal de la literatura española, «salvo Mario Camus», «porque cualquier relato es lo más parecido a un guion. Es más difícil adaptar una novela, pero puede hacerse también, el problema está en lo que se toma para la película o lo que se deja, pero hasta la guía telefónica puede llevarse al cine».

Gutiérrez Aragón también lamentó la «perdida de complicidad que existe en la actualidad entre el público y el cine» y lo único que echa en falta es a sus intérpretes. «En el cine no hay nada inventado ni improvisado. Lo único que no está pensado es el comportamiento de los actores», aseguró el también miembro de la RAE y de Bellas Artes.

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