Documentos desclasificados en EE UU desvelan que el PNV recibió dinero de Alemania durante la transición
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Documentos desclasificados en EE UU desvelan que el PNV recibió dinero de Alemania durante la transición

El dinero habría servido para poner en marcha el aparato jelkide en un momento en el que todavía era un partido que no estaba legalizado en España

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Documentos desclasificados por la Administración estadounidense y recogidos en una reciente publicación arrojan luz sobre un momento de la transición española directamente vinculado con el PNV. Los papeles, cables diplomáticos y transcripciones de conversaciones entre representantes de los Gobiernos de Gerald Ford y Jimmy Carter, que llegó a la Casa Blanca en enero de 1977, año en que están fechados, y personalidades del Partido Nacionalista vasco, retratan los movimientos del nacionalismo por reconstruir el partido tras el franquismo. En aquel momento, el PNV estaba a punto de ser legalizado y preparaba su estructura para tratar gobernar Euskadi cuando se reinstaurara la democracia, como así ocurrió.

Los cables, que reproducimos en su literalidad, demuestran que el PNV no estuvo solo en aquel proceso, aunque las ayudas tampoco resultaron cuantiosas. El Partido Nacionalista Vasco recibió durante la transición medio millón de marcos (115.000 euros actuales) de la democracia cristiana alemana para poner en marcha su actividad política, según figura en un cable de la embajada de Estados Unidos desclasificado ahora y fechado en 1977. Un dinero que tenía como objetivo activar el PNV en vísperas de su legalización. Fue el propio Xabier Arzalluz, el dirigente que condujo al partido en esa época, ya fallecido, quien hizo la revelación de la que quedó constancia en las comunicaiones que la embajada de Estados Unidos reportaba a Washington. El documento sobre la financiación figura como anexo en el libro 'La Transición según los espías', de Jorge Urdánoz.

Hasta ahora se sabía que desde Alemania se había financiado al PSOE de la transición. Pero se desconocía que también lo hubiera hecho con los nacionalistas vascos. Según el exsenador jeltzale Iñaki Anasagasti, que también vivió aquellos episodios de primera mano, la ayuda de la CDU germana tuvo su origen en las relaciones que ya había forjado su partido con la Internacional Demócrata Cristiana, un movimiento en cuya fundación intervino el PNV desde el exilio en 1947.

La financiación desde Alemania

El dato de la financiación se lo reveló Xabier Arzalluz al cónsul de Bilbao, quien se lo transmitió al entonces embajador de Estados Unidos en España, Wells Stabler. Este diplomático informó a su vez al Departamento de Estado en Washington, donde se seguía con gran interés la transición española. La conversación recogida en el cable confidencial es un extracto de una charla más amplia en la que se habla tanto de las posturas políticas que va a mantener el PNV ante la llegada de la democracia como de la visión que la formación jeltzale tiene del futuro del País Vasco.

En este contexto, es una conversación que refleja el espíritu de la época. El dictador Franco había muerto dos años antes y España iniciaba los primeros pasos hacia la democracia. Pero, en el marco más amplio, el mundo se encontraba en plena Guerra Fría entre los bloques occidental y comunista. El PNV, por otra parte, no fue legal hasta el 23 de marzo de 1977. La conversación tuvo lugar un mes antes, en febrero, cuando la formación todavía no estaba autorizada pero ya actuaba en la vida pública con una normalidad absoluta.

La transcripción realizada por el cónsul revela que Arzalluz sabía qué teclas tocar con los representantes norteamericanos. El dirigente jelkide se quejó ante su interlocutor estadounidense de que el comunismo no tenía problemas en conseguir financiación en el País Vasco. Los comunistas «están bien financiados desde el exterior y muy bien organizados», afirma el dirigente peneuvista, que atribuye esa capacidad al apoyo de «la Unión Soviética y países de Europa del Este». Frente a esa situación, Arzalluz asegura que los partidos democráticos tienen carencias económicas. «El PNV no tiene dinero ni para publicar un periódico. Incluso [Arzalluz] mencionó haber recibido 80.000 marcos de donaciones de la CDU y 400.000 marcos de Internacional Demócrata Cristiana, una cantidad demasiado pequeña incluso para cubrir los gastos corrientes del partido», aparece en el cable desclasificado.

Según Iñaki Anasagasti, para poner en contexto aquella reunión hay que tener en cuenta que el PNV, como fundador de la democracia cristiana, disponía de una amplia red de contactos europeos forjada en los años en los que sus dirigentes estaban en el exilio. «En los años 70, ya habíamos tenido relaciones importantes con la CDU (Unión Demócrata Cristiana, por sus siglas en alemán) y con la Internacional Demócrata Cristiana y con líderes como el presidente de Venezuela, Rafael Caldera», explica Anasagasti.

El exsenador jeltzale recuerda en especial tres viajes en los que la democracia cristiana mostró su apoyo al PNV. «En el primero de ellos, en 1975, nos llevaron a Berlín y nos alojaron en un hotel cerca del Muro, para que fuésemos conscientes de lo que suponía el comunismo, incluso pasamos a la zona oriental por el 'Check Point Charlie'. Era una reunión que tenía muy presente lo que había sucedido en 1974 con la Revolución de los Claveles, cuando los militares dieron un golpe de estado en Portugal para acabar con la dictadura y se temía que se produjera una deriva hacia el comunismo».

«En los años 70, ya habíamos tenido relaciones importantes con la CDU y con la Internacional Demócrata Cristiana y con líderes como el presidente de Venezuela, Rafael Caldera»

Iñaki Anasagasti

Exdirigente del PNV

Tras aquel primer contacto, Anasagasti, en nombre del PNV, participó en un segundo encuentro que se celebró en Colonia y estuvo auspiciado por la Fundación Konrad Adenauer, una organización alemana apadrinada por la democracia cristiana, con el nombre del primer canciller de la Alemania surgida de la Segunda Guerra Mundial y padre fundador de la UE. Este grupo tenía entre sus objetivos ayudar a partidos políticos en países que estaban haciendo su transición a la democracia. «Nos dieron unas clases de pedagogía política y de técnicas y recursos electorales», rememora Anasagasti. Y todavía hubo un tercer encuentro, celebrado en el hotel Meliá de Madrid, en el que estuvo presente Aldo Moro, el líder de la democracia cristiana italiana y primer ministro italiano que sería asesinado en 1978 por las Brigadas Rojas. A aquel encuentro también asistió el militante del PNV Joseba Goikoetxea, quien más tarde pasaría a ser un mando de la recién creada Ertzaintza y fue asesinado por ETA en 1993.

La tutela europea a la transición no afectó solo al PNV. Dentro de la obsesión por frenar al comunismo, el SPD, el partido socialdemócrata alemán, financió al PSOE español, tras comprobar que su implantación en el país era débil y sin apenas penetración. El mismo año de la muerte de Franco, los socialistas alemanes enviaron dinero para la red de despachos de abogados laboralistas que servía de tapadera al PSOE e incluso abrieron en Madrid una delegación de la Friedrich Ebert, la fundación política más antigua de Alemania. Estas ayudas se verían salpicadas por un escándalo de corrupción, el 'caso Flick', en el que se investigaron sobornos de uno de los principales empresarios a los partidos políticos alemanes.

Según algunas informaciones de la época, la fundación Ebert entregó más de 2,4 millones de euros a los partidos socialistas en España y Portugal. La cantidad recibida por el PNV, 115.000 euros, resulta bastante más escueta. «En aquella época, no teníamos dinero ni para organizar los mítines. La ayuda alemana apenas nos permitía comprar una fotocopiadora», recuerda Anasagasti.

El Aberri Eguna que estuvo a punto de romper las relaciones entre España y Estados Unidos

Además del cable secreto sobre la financiación, entre los documentos desclasificados hay otro que muestra un incidente en el que fue protagonista el PNV y que estuvo a punto de cortar la relación entre España y Estados Unidos en un momento tan delicado como la transición española.

Cubierta de la biografía de Frank Church 'El último hombre honesto' James Risen
Imagen - Cubierta de la biografía de Frank Church 'El último hombre honesto'

La figura clave de ese incidente es el senador demócrata por Idaho Frank Church, un político que llegaría presidir la comisión de exteriores del Senado norteamericano y que ha pasado a la historia por los comités de investigación que puso en marcha para denunciar los excesos de la CIA, tanto en la guerra de Vietnam como en suelo estadounidense. Por ejemplo, si se conoce la existencia de la NSA, la agencia de espionaje electrónico norteamericana, es gracias a las investigaciones de Church. Su biografía más reciente, editada el año pasado, se titula precisamente 'El último hombre honesto'.

El 24 de marzo de 1978, Church aterrizó en Bilbao para participar en el 'aberri eguna' de ese año, el último acto de ese tipo que se desarrollaría de forma conjunta entre todas las fuerzas nacionalistas y partidos de izquierda. Church había sido invitado por un grupo denominado 'Euzkadi-USA cultural exchange program', aunque su visita fue gestionada por el PNV. El senador estadounidense fue recibido en el aeropuerto de Bilbao por Arzalluz y Juan de Ajuriaguerra, quien había presidido el PNV en el exilio.

El 26 de marzo, Frank Church fue conducido a un balcón de la Gran Vía bilbaína propiedad de Rufino Urquijo, padre de la futura presidenta del Athletic Ana Urquijo, para que viera desde ese lugar privilegiado el Aberri Eguna. De allí viajó a San Juan de Luz para visitar a Manuel de Irujo, el dirigente del PNV al que había conocido en Caracas.

Iñaki Anasagasti recuerda que aquel viaje supuso un respaldo de la primera potencia mundial al PNV y se consiguió gracias a que Church, senador por Idaho, un Estado con una gran presencia de la diáspora vasca, «quería tener a sus votantes con origen en Euskadi».

Los cables desclasificados en EE UU desvelan cómo el líder norteamericano «fue recibido con gran entusiasmo» en Bilbao, donde aterrizó su avión procedente de Londres. Ese mismo día comió con el dirigente histórico del PNV, Juan de Ajuriaguerra, y con el propio Arzalluz, quien recordó a Church «el apoyo de los servicios secretos vascos a los americanos en la Segunda Guerra Mundial y el fallo de los norteamericanos en la lucha contra la opresión franquista».

Anasagasti tiene un recuerdo de aquella comida, en la que el cónsul de Estados Unidos se negó a tomar vino por sus convicciones religiosas «y pidió una Coca-cola para acompañar la merluza».

La actividad del senador irritaba hora a hora al Gobierno de Adolfo Suarez. Para el Ejecutivo español, que Church no hubiera acudido a Madrid antes de visitar Bilbao ya era una ofensa. Pero su apoyo al PNV también fue subiendo el nivel de tensión. En ese ambiente, Church viajó hasta Madrid tras finalizar su viaje por Euskadi para visitar al ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja. Allí se produjo el primer desencuentro. «En una rara muestra de mal juicio político, el ministro declinó recibir al senador», escribieron los diplomáticos americanos en un cable confidencial. La afrenta a Church continuó cuando, tras someter al senador a una larga espera, le atendió un subsecretario «para una charla breve e insustancial». Los desprecios continuaron y amenazaron con que nadie en el Gobierno le atendiese.

La crisis que se estaba gestando no se conocería hasta 1991, cuando el embajador Wells Stabler fue entrevistado para la revista de la Asociación de Estudios Diplomáticos. Allí reveló el alcance del incidente diplomático y narró cómo tuvo que hacerse valer ante el Rey Juan Carlos para poner freno a la escalada. «Llamé a un allegado al monarca y le dije: Church va a ser presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos y quieres tener amigos allí. Estás estás a punto de enemistarse con alguien que nunca olvidará este tipo de trato arrogante, grosero e insultante, no solo hacia él sino también hacia mí como Embajador de Estados Unidos. Francamente, estoy extremadamente descontento. La única manera de salvar la situación es que el Rey vea a este senador». Juan Carlos I aceptó y no solo concedió una audiencia al político norteamericano sino que también reprendió al ministro de Asuntos Exteriores, quien corrió a telefonear a Church para reunirse con él.

Casi un siglo después, Anasagasti recuerda la visita de Church como un gran respaldo a un PNV que iniciaba su camino en la transición. Y recuerda en especial una frase que le dijo el senador en un aparte, durante su estancia en Bilbao. «Ojalá tengáis pronto una política aburrida».

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