Un capataz amante de las motos: así era el español fallecido por el ataque de un elefante en Sudáfrica

Carlos Luna colgó su mono de capataz hace unos días para disfrutar de África unas vacaciones de verano en las que acabó perdiendo la vida. Fue este domingo, durante un safari fotográfico en Sudáfrica, cuando este vecino de Ejea de los Caballeros, un pequeño municipio de Zaragoza de poco más de 15.000 habitantes, murió al ser pisoteado por un elefante. El fatídico ataque a este hombre de 43 años se produjo en el parque nacional de Pilanesberg a unos 180 kilómetros al noroeste de Johannesburgo, según han informado fuentes de la Delegación del Gobierno en Aragón.

«Era muy buen trabajador y muy buen chaval. Le gustaban las motos y la bicicleta. Antes de trabajar como capataz en la limpieza viaria estuvo en el concesionario de coches de Evelio Suero», lamentaba un excompañero de trabajo al Heraldo de Aragón. Tal y como desvela este medio, el fallecido, sin hijos, trabajaba en Ejea de los Caballeros como encargado de la contrata de limpieza viaria de este municipio. Una profesión en la que se enroló hace siete años y que antes ya había ejercido su padre. Dicha fuente apunta «a una imprudencia» del fallcido por bajarse del vehículo.

El consulado español está haciendo las gestiones pertinentes para proceder a la repatriación del cadáver. Por ello, el cónsul se ha desplazado a Pretoria, ciudad próxima al lugar del sucedo, para completar los trámites. Al parecer, el ejeano viajaba con su pareja sudafricana y dos amigas en un todoterreno particular. «Los compañeros de la víctima, que procedían todos de Boksburg, Johannesburgo, no sufrieron daños», ha añadido un portavoz de la Policía de Mogwase, ciudad próxima al parque nacional.

A falta de desarrollarse la investigación oficial, el fundador y director de la agencia de safaris Gothombi, de Jaca, Alex Lacadena, ha señalado al Heraldo que los forestales con los que trabaja en Sudáfrica le han informado de que el ataque produjo cuando Luna se bajó del todoterreno y se acercó a la manada de elefantes. Eran tres elefantes adultos con sus tres crías y uno de los animales atacó «La matriarca se sintió amenazada porque había varias crías y se desencadenó el ataque», ha detallado el empresario, del que el fallecido no era cliente.

Lacadena ha explicado que «la primera norma de una safari es no salir del vehículo ni levantarse porque los animales salvajes se ponen en alerta. Cuando estás en un todoterreno no ven personas, ven un bloque y solo actúan cuando te sales de la norma». Los ataques de elefantes no son infrecuentes en la región. En Zimbabue, el país vecino, el año pasado murieron 50 personas y 85 resultaron heridas por animales salvajes, en su mayoría elefantes, según las autoridades locales.

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