Vista del escenario grande, con sus cerca de 30 metros de altura, a la espera de que los operarios colocaran este martes las pantallas gigantes. Ignacio Pérez

«Sabemos montar conciertos grandes, como los de Taylor Swift, pero preferimos este modelo de festival»

Alfonso Santiago presenta en Kobetas el BBK Live con los operarios dando los últimos toques. La experiencia ensayada el pasado año en el escenario grande de eliminar la torre de sonido y luces y su barra de bar trasera se extiende al pequeño, liberando espacio y vistas. Massive Attack, Arcade Fire y Grace Jones, «la que más nos ha costado traer», son los cabezas de cartel

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Martes, 9 de julio 2024

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Alfonso Santiago fue quien en 2006 trajo a Guns'N'Roses, The Pretenders y Placebo para poner en marcha el Bilbao BBK Live Festival con los mismos 'cuatro' colegas que tres años antes habían arrancado en Vitoria el Azkena Rock (ARF). Dos décadas después, Last Tour es un emporio que ha movilizado «a unas 3.500 personas, contabilizando las que están trabajando dadas de alta y las de las bandas, que son más de 100» para montar lo que nos espera este largo fin de semana en Kobetamendi, dice el promotor. Acaba de regresar de la vorágine que ha supuesto organizar los cuatro conciertos de la gira española de Taylor Swift, el fenómeno musical del año, si no de lo que llevamos de siglo. Pero este martes caminaba por la hierba aún fresca del recinto montuno que el jueves vivirá su particular 'txupinazo', el de la edición número 17, quitando las dos 'perdidas' por la pandemia.

En el medio de esta historia, una ruptura con uno de sus socios supuso la creación del festival que le hace la competencia en Madrid, el Mad Cool, que se celebra esta misma semana con cabezas de cartel como Pearl Jam -que han estado ya en el BBK y el ARF-, Dua Lipa, Mäneskin y The Killers. Un 'monstruo' que ha crecido tanto que el año pasado tuvo que cambiar de ubicación, con protestas de los vecinos, a un gigantesco descampado entre Villaverde Alto y Getafe, un concepto muy alejado del de estas campas.

«Sí, son diferentes fórmulas -responde el promotor-. Hay muchas tipologías de festival, palabra que no nos gusta demasiado y llevamos años buscando otra sin éxito. Festivales que van a por esa gran masa y que no les importa tanto la curaduría, la forma de tratar el propio festival, buscando en todo momento sorprender con capital y que venga gente y más gente y cada vez más. Nosotros estamos trabajando en la idea contraria, no tenemos que vencer, sino convencer. Porque vencer también sabemos, acabamos de hacer a Taylor Swift hace cuatro días en estadios, sabemos hacer cosas grandes, meter grandes cantidades y grandes artistas, pero preferimos este modelo de festival», dice señalando a su alrededor. «Para mí esto es esencia. Y seguirá habiendo esos festivales grandes, y habrá cada día más, dos o tres mil, y me parece maravilloso. Pero algunos se dedicarán a buscar esos nichos de gente que ya ha estado en muchas experiencias de este tipo y que dice 'pues este año me apetece una experiencia rodeada de vino' o un entorno natural 100%».

Alfonso Santiago, en la rueda de presentación del BBK Live, junto al concejal de Desarrollo Económico, Comercio, Turismo y Empleo del Ayuntamiento de Bilbao, Xabier Otxandiano. Ignacio Pérez

Los operarios daban los últimos toques para que todo esté listo esta edición, que ahonda en una experiencia ensayada ya el año pasado en el escenario grande, el Nagusia, y que ahora se extiende al pequeño (San Miguel). Se trata de la eliminación de la torre central de sonido y luces que suele elevarse varios metros en medio de la pista entre el público, acogiendo en su trasera una barra de bar. De este modo, los asistentes disfrutan de todo el espacio ante el escenario, sin obstáculos visuales en el medio. Ahora, las funciones de la torre habitual se hacen desde dos casetas bajas, apenas visibles en ambos lados de la campa frente al escenario y que no superan los 3,5 metros de altura.

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Explica Santiago este cambio: «El modelo europeo supone una torre central que aglutina sonido y luces. Pero tienes que hacer dos pisos. Entonces hemos decidido ir al modelo americano, separar sonido y luces, para rentabilizar el espacio, eliminar alturas, y se trabaja desde un lado el sonido y desde el otro la luz. Todos los focos que suelen enfocar a los artistas son robotizados, antes siempre tenías al técnico siguiendo con la luz al artista, y ahora se hace con tecnología a distancia. Ganamos mucho espacio y mejoras la experiencia visual, porque antes perdías una parte por el ángulo que mataba la torre central. El año pasado lo probamos en el grande, porque los artistas internacionales aceptan mejor este sistema que se utiliza siempre en los estadios en Estados Unidos. Les explicas con tiempo que lo vamos a hacer así y no hay problema Con otros te cuesta, pero como ya lo hemos hecho sin problema, este año muchas bandas han dicho 'ok, si lo tenéis así ya, adelante'. Creo que somos los primeros de todo el Estado en avanzar en este sistema, que me parece mucho más social, eliminando puntos de visión privilegiada».

Junto a Santiago se encontraba el concejal de Desarrollo Económico, Comercio, Turismo y Empleo del Ayuntamiento de Bilbao, Xabier Otxandiano, quien valoró positivamente el impacto cultural y económico de este evento en la ciudad: «Son 100.000 metros cuadrados, siete escenarios para más de 100 artistas dentro de un festival plenamente consolidado, fruto de la colaboración público privada». El político calculó el «retorno económico de impacto directo a la villa gracias al festival en unos 26 millones». 400 urinarios darán servicio a los asistentes, que contarán con una abundante oferta gastronómica en forma de 'food tracks'. Además, la apuesta por la sostenibilidad del festival se traduce en la eliminación en la medida de lo posible de materiales plásticos y en la instalación de 400 contenedores para basura y reciclaje. Se insiste también en que el recinto sea un espacio libre de agresiones sexistas. Unas 7.000 personas se alojarán en el camping instalado en el vecino monte Arraiz. El canal Arte emitirá en directo y gratis los conciertos de Dharmacide, Stivijoes, Shinova, EZEZEZ, Melenas, María José Llergo, Airu, Alcalá Norte, Zea Mays, El Columpio Asesino, Slowdive y Arcade Fire.

Vista general del escenario grande y el entorno. Ignacio Pérez

Alfonso Santiago calculó que en esta edición se llegará a superar los 100.000 espectadores: «Va estar prácticamente lleno. La principal asistencia de fuera nos llega de Madrid y Barcelona, y sigue habiendo una notable presencia extranjera, que siempre suele estar entre el 25 y 30%». Destacó del cartel 'pequeños' artistas que pueden pasar desapercibidos de entrada para el gran público: «Ralphie Choo, por ejemplo, es un artista muy interesante. Y Mulatu, uno de los fenómenos, con 80 años, uno de los maestros del jazz etíope».

- ¿Cuál es el artista que más les ha costado traer este año?

-La contratación internacional cada día es más complicada porque la demanda es muy alta. La música está en una tendencia al alza; en Estados Unidos, la música ya vende tantas entradas como el deporte. A Grace Jones la hemos intentado traer otros años y no fue posible, y este, cuando tiene 76 años, por fin lo hemos conseguido. De hecho, fue el último anuncio que hicimos y fue porque negociamos seis meses. A veces los artistas no tienen caché, y lo primero que quieren saber es la economía del festival. ¿Cuánta gente metéis? ¿A cuánto está la entrada? ¿Yo soy 'headliner'? Y me parece lógico y razonable, pero a veces eso marca mucho. Incluso te voy a decir que tenemos problemas muy graves últimamente con los egos de las bandas. Si os fijáis, a lo largo de los años van cambiando los carteles, a veces aparecen dos bandas como cabeza de cartel, a veces solo una. Y al hacer el cartel antes de anunciarlo, no os podéis imaginar la guerra que existe ahí, con bandas que dicen 'Yo he crecido mucho más que esta y ya no debería estar aquí'. Y el otro dice 'Pero yo llevo 30 años tocando y debería estar arriba'. Y eso hace que muchas veces acabemos haciendo un cartel alfabético.

- ¿Por qué creen que el modelo de pulsera para pagar es el más indicado frente a otros, como por ejemplo la tarjeta de crédito?

-Hemos utilizado el modelo de la pulsera en ciertos momentos evidentemente por responsabilidad económica, por transparencia, porque todo el dinero sea absolutamente digital, y más ahora que se ha introducido el TicketBai. También por comodidad y por robos. En el momento en que todo el dinero pasa a ser virtual, en los últimos años se han reducido notablemente las incidencias de ese tipo. Y por otro lado, y no lo voy a negar, ayuda también a entender los movimientos y los flujos de gente. Porque en la medida que tienes data de todas las personas, puedes mover cosas para un lado, alterar el recinto y hacer la experiencia más acorde al gusto del usuario. ¿Que ese modelo vaya a perdurar o vaya a seguir? Yo te diría que posiblemente no a futuro. Está evolucionando todo lo que tiene que ver con el pago directo a través de tarjeta y seguramente también cambiaremos.

Últimos preparativos. Ignacio Pérez

- El año que viene será la edición de la mayoría de edad, si exceptuamos las dos perdidas por la pandemia. ¿Qué tiene en mente para celebrarlo?

- Estamos en negociaciones ya, como todos, claro. Estamos hablando con varios artistas que no han venido nunca y nos haría mucha ilusión que pasasen por aquí por primera vez. No puedo dar nombres, ja, ja, ja, aunque parece que hay posibilidades, que ya es mucho cuando estás en esta época. Y sobre todo, queremos seguir extendiendo el festival con algún formato nuevo para sacar a la calle, agrandarlo en ese sentido, crecer a lo ancho, expandirnos y que sea más plural, más abierto, que alcance a más personas. Como ahora pasa con Hirian o Bereziak, que la gente va por la calle y se tropieza con la música y disfruta. Cuando estás haciendo el festival en el monte, la mayor parte de la gente de Bizkaia no sabe qué pasa aquí. Imaginan, piensan que haces ritos satánicos o algo así, ja, ja, ja. Con lo que trataremos de acercar todo esto a la gente.

Montaje del escenario pequeño Ignacio Pérez

¿Cómo ve ahora a aquel Alfonso Santiago de 2006?

- Es tan difícil... Muchas veces me resulta muy complicado entender cómo he llegado aquí. Porque al final todo esto lo empiezas por pasión, porque te gusta esto y te planteas nuevos retos, vas creciendo y te acabas convirtiendo en empresario y haciendo cosas que son rentables, empiezas a contratar gente y a día de hoy Last Tour tiene más de 120 personas todo el año. Éramos cuatro al principio, y evidentemente lo hacías todo, eras MacGyver. Y con la perspectiva del tiempo, ves que es increíble cómo puedes desarrollar un proyecto, hacerlo crecer y construir cosas en las que la gente puede creer. Tenemos un equipo increíble, súper comprometido. A mí, cada día me sigue sorprendiendo. Y ahora, cuando llego después de 17 años otra vez a Kobetamendi, el hecho de que sigamos haciendo esto tan maravilloso y que tenga este nivel de salud... Porque este festival está en su mejor momento de salud, con identidad, con reconocimiento. Estamos muy orgullosos y muy identificados con lo que estamos haciendo.

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