Tienda en Bilbao (templo de las galletas)

Victoria, la repostera argentina que ha abierto el templo de las galletas en Bilbao

María Victoria Kobaru es de esa clase de personas que han vivido muchas vidas dentro de una sola. Nació en Argentina y cuando tenía 15 años se mudó con su madre y su hermano a Japón para estar más cerca de su padre, que se trasladó al país nipón a trabajar cuando ella era una niña. «Mis abuelos son japoneses y mi padre ha heredado esa cultura del trabajo. Estuve seis años sin verle y yo no quiero que mi hija tenga una madre ausente. Estoy volcada en este proyecto, que siento muy mío, pero también en su crianza», cuenta desde su nueva tienda de galletas, Cookies & bites, en el número 2 de la calle Gordóniz, donde cada bocado es una explosión de texturas y sabores creados por ella.

Esta emprendedora de 36 años, que siempre fue una alumna aplicada, no tuvo una adolescencia como la de sus amigos. Con 15 años, trabajaba doce horas al día limpiando pescado en una fábrica para ayudar en casa. «Ahí me di cuenta de que en esta vida nadie te regala nada. No juzgo a mis padres ni les reclamo nada, porque soy quien soy por lo que viví. Pude terminar los estudios a distancia, pero todo me costó mucho», reconoce. Se sacó el bachillerato y, movida por su pasión por la cocina, volvió a Argentina para cursar el grado de Hostelería en el Instituto Argentino de Gastronomía. «Entonces descubrí que me encantaba y que me quería dedicar a este mundo. Empecé a formarme más y a hacer cursos de pastelería», cuenta. Un compañero madrileño le recomendó hacer prácticas en España y Victoria eligió aprender con Martín Berasategui en su restaurante de Lasarte. «Fue una gran experiencia, conocí a personas de distintos rincones del mundo, y me enamoré de Euskadi».

Viajera incansable, Victoria regresó a Argentina para trabajar como pastelera los meses de verano en un hotel de lujo en la Patagonia. Un trabajo que le encantaba y que compaginaba en invierno con su labor como cocinera en un resort de esquí en Bariloche. Allí se enamoró del encargado de mantenimiento, Julián, quien hoy es su marido y padre de su hija, Jazmín, de dos años. Con él continuó la aventura. «A los dos nos encanta viajar, así que fuimos cocineros para una agencia de viajes de lujo. Una pasada, cocinábamos en yates, en islas remotas...», recuerda. Pero ambos sentían que su destino estaba en Europa. La vida les llevó primero a Oporto, donde Victoria trabajó ocho meses en un bar de ceviche; y después, a Copenhague, donde fue encargada de cocina en una cafetería. «La dueña era muy buena gente, me enseñó muchísimo. Después de aquella experiencia, sentí que ya podía tener mi propio negocio, ya me veía capaz de abrir algo propio».

Antes de emprender su propio proyecto, su ilusión era casarse, así que volvieron a Argentina para celebrar su gran día con la familia. Ya como recién casados, soñaban con volver a empezar en Nueva Zelanda. Habían conseguido las visas de trabajo, pero la pandemia truncó sus planes. «No pudimos salir de nuestro país, así que se me ocurrió hacer desayunos y llevarlos a domicilio», cuenta. Su propuesta fue un éxito. «Había trabajado en tantos lugares distintos, que puse en práctica muchas ideas novedosas que sorprendieron mucho. Todo lo hacía yo: tartas, pasteles, brownies... El Día de la Madre vendí 50 desayunos», recuerda orgullosa.

Hace un año, Victoria y Julián volvieron a cambiar el rumbo de su vida. Pero esta vez sin billete de vuelta, porque han encontrado su hogar en Bilbao, donde acaban de abrir Cookies & bites junto a dos amigos de Victoria. Allí es habitual encontrarse a esta emprendedora horneando sus cookies, esas irresistibles galletas gordotas con pepitas de chocolate cuya invención se atribuye a la pastelería Levain Bakery de Manhattan. Pero ella deja su estilo en nueve apetitosas variedades: coco y almendras; nueces, chocolate y dulce de leche; pistacho y frambuesa; Red Velvet... También tiene una opción vegana con chocolate amargo 66% y un delicado toque de sal. Y, además, reparte amor en forma de brownies -con tres tipos distintos- y, por supuesto, de alfajores, en honor a su Argentina natal. «Yo siento que tengo un compromiso con la calidad de los ingredientes. Por eso, hago yo todos los rellenos y creo mis propios sabores, no trabajo con productos industriales», detalla Victoria, que también elabora bebidas caseras frías y calientes.

En su nuevo local, con todas las opciones para llevar, también destaca una línea de 'merchandising'. Vende camisetas y 'tote bags' con el logo de Cookies & bites, una galleta sonriente que pasea alegremente por Bilbao. «Han gustado muchísimo y la acogida está siendo buenísima. Para mí lo más satisfactorio es que la gente repite». Eso sí, su mente no para de generar nuevas ideas. Pronto sorprenderá con una tentación dulce que hará las delicias de los más golosos: helados suaves con trozos de galletas y brownies bañados con dulce de leche, chocolate o frutos rojos. «Aquí dentro están toda mi constancia y esfuerzo, me costó cada céntimo que puse, pero me siento orgullosa y estos son los valores que quiero inculcar a mi hija», dice Victoria, que cada día a las cinco en punto cuelga el delantal para dejar el local en manos de Lucía e irse al parque a jugar con Jazmín.

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