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EL ENCARGO INEVITABLE

En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

Cho Nam-joo, la escritora que despertó a Corea del Sur

Cuando publicó su primera novela, puso en el foco de la discusión cultural de su país el rol oscuro y en las sombras de las mujeres en una sociedad machista.

POR: SANTIAGO DÍAZ BENAVIDES | Publicado

En 2016, una novela aparentemente sencilla desató una verdadera tormenta en la sociedad surcoreana. Titulada Kim Ji-young, nacida en 1982 y escrita por Cho Nam-joo, esta obra no solo se convirtió en un best-seller inmediato, sino que también encendió un debate público sobre las desigualdades de género y el papel de las mujeres en Corea del Sur. Su autora presentó a través de su protagonista, Kim Ji-young, una representación vívida y conmovedora de las experiencias cotidianas de muchas mujeres en su país. La obra, que combina ficción con datos reales, no solo ha resonado profundamente en el panorama actual de la literatura, sino que ha provocado un necesario examen de conciencia nacional, desafiando normas sociales y dando voz a generaciones silenciadas.

Adaptada al cine en 2019 y traducida a varias lenguas, la novela, que consiguió ser finalista del National Book Award, ha abierto un espacio para que muchas mujeres compartan sus experiencias y ha impulsado un diálogo necesario sobre la igualdad de género, a partir del reconocimiento y la visibilización de las microagresiones al interior de las familias y los espacios sociales.

Desde una edad temprana, las niñas son testigos de la preferencia por los hijos varones, una situación que se traduce en mayores inversiones en educación y oportunidades para los niños. Esta preferencia no solo se limita al hogar, sino que también está profundamente arraigada en las instituciones educativas y laborales. A pesar de tener una de las tasas de educación superior más altas para mujeres, la tasa de participación laboral femenina es comparativamente baja, en parte debido a las expectativas sociales que rodean el matrimonio y la maternidad.

En su obra, Cho Nam-joo, que ha gozado de gran popularidad en años recientes, se basa en experiencias cotidianas propias y de otras mujeres para mostrar cómo el machismo y sus prácticas adquieren características omnipresentes y destructivas. Sus palabras han resonado en muchas lectoras que reconocen sus propias experiencias en las de Ji-young, la protagonista de la historia, lo que ha ayudado a generar un diálogo más amplio sobre la necesidad de cambios sistémicos.

Lo que sabe la señorita Kim es el título más reciente de la autora, traducido al español por Joo Hasun y publicado bajo el sello Alfaguara, por el grupo editorial Penguin Random House. En sus páginas, ocho mujeres protagonizan una serie de relatos en los que se traza un fino esbozo del feminismo que ha surgido en Corea del Sur con el paso de los años.

Cada historia refleja cómo la sociedad puede anular la individualidad femenina, convirtiéndolas en una anónima “señorita Kim”, un personaje omnipresente que soporta todas las injusticias hacia las mujeres en la Corea contemporánea. La autora no se limita a retratar las desigualdades sociales y laborales que enfrentan las mujeres en su país, sino que también explora las dinámicas familiares, las relaciones tóxicas y el impacto del tiempo en la identidad femenina. Desde la exigencia académica desproporcionada hasta la presión para cumplir con los roles tradicionales de género, cada relato ofrece una mirada penetrante a la realidad de las mujeres.

A través de la voz de la señorita Kim y sus compañeras, Cho Nam-joo destaca la universalidad de las experiencias femeninas, haciendo eco de los desafíos que enfrentan las mujeres en todo el mundo.

Desde el hotel Hilton de Corferias, en Bogotá, Cho Nam-joo sostuvo una conversación íntima y reveladora con GENERACIÓN, en la que reflexionó sobre el impacto de su obra en la sociedad surcoreana y en su propia vida. A través de sus respuestas, nos adentramos en los pensamientos de una escritora que ha tocado las fibras más sensibles de la realidad cotidiana de muchas mujeres, no solo en Corea del Sur sino en todo el mundo.

La publicación de Kim Ji-young, nacida en 1982 supuso un verdadero fenómeno editorial que, de seguro, también impactó su vida. ¿Qué preguntas le ha permitido hacerse en torno a su ejercicio como escritora este episodio tan particular de su carrera?

“Es cierto que el impacto ha sido bastante grande, el público al que alcanzó fue mucho más allá de lo que se esperaba y en este caso, el cambio más grande que tengo es estar hoy acá presente, en esta conversación contigo. Con el impacto del libro pude observar cómo la literatura no realiza un cambio drástico en las sociedades, pero da una iniciativa para que las personas puedan percibir y entender diferentes hechos actuales. Mis preguntas pasan a ser las de una generación entera, y al mismo tiempo que cuestionan, dan cuenta de esos pequeños cambios que se van haciendo. No podría decir cuáles son, pero basta ver qué es lo que le incomoda a una mujer hoy y hasta qué punto para hacerse una idea”.

Su obra no solo ha tenido un impacto a nivel editorial, pues tengo entendido que en Corea del Sur, incluso, se han impulsado leyes en favor de las mujeres a raíz de los sentimientos que ha despertado su literatura. ¿Cómo cree que la novela hubiese influenciado al movimiento feminista si se hubiese publicado mucho antes?

“En la época en que publiqué el libro, Corea estaba pasando por una época de transformación llamada “feminismo reboot”. Después de la publicación, percibí que seguíamos en esa transformación. Las mujeres levantaban sus voces para transmitir los mensajes de la sociedad de ese momento. Si no hubiera sido en esta época, hubiera sido difícil que se publicara”.

Hablemos sobre los relatos de su libro. En Lo que sabe la señorita Kim, estas mujeres se sobreponen a un entorno hostil y a sí mismas. ¿Sigue siendo esta una realidad en la sociedad actual?

“La fuente principal de inspiración para desarrollar estos relatos me tomó aproximadamente 10 años. Observé casos ajenos y propias experiencias. En Ausencia, por ejemplo, surgieron cuando mi padre falleció. Me interesaba mucho la vejez y la transformación que conlleva, y también abordé cómo el coronavirus afectó la vida cotidiana, como cuando mi hija ya no pudo ir de manera presencial a la escuela. La realidad en estos textos no es solamente la de las mujeres. Lo que yo quería era llamar la atención sobre algunos episodios extremadamente cotidianos. Lo que sucede ahí es reflejo o no lo es. Cada lector lo decidirá”.

Algo que sorprende de este libro es la forma en que cada relato consigue encapsular un universo en sí. Escritos todos con sus propios ritmos y tonos. ¿Cómo dio con las formas correctas, a nivel estético, para contar estas historias?

“Pienso que los escritores somos como cantantes, todos tenemos un ritmo de respiración diferente. Aunque intento expresar de manera bella algo, termino volviendo a mi estilo más seco y directo. Este estilo, que al principio pensé que era una debilidad, hoy lo recalco como una de mis formas más propias para llegar al público. Soy fan del K-pop y he usado ciertas frases de canciones en mis libros. Algunos relatos están inspirados directamente en grupos de K-pop de mujeres. Así pues, en materia estética, tanto la referencia como el abordaje son trascendentales. No se puede contar sin todos los elementos a disposición”.

¿Cuál de las historias de este libro siente que es más cercana a su propia realidad?

“Pienso que Debajo del árbol del ciruelo y Aurora boreal son los relatos más cercanos a mi realidad, representando la vejez y mis deseos personales. Aunque muchos lectores me relacionan con el de Intransigencia, donde una escritora enfrenta su carrera y los obstáculos que supone para una artista mujer querer afrontar su camino en una sociedad como la coreana”.

¿Cómo ve la exportación de la cultura coreana actualmente y su influencia en la literatura?

“Este fenómeno ha sido muy positivo. Un ejemplo es RM de BTS, quien recomienda literatura coreana. Esto no solo ayuda a que los libros mencionados se publiquen, sino que también da fuerza a autores menos conocidos, permitiendo que la literatura coreana llegue a un público global. En mi caso, aunque Kim Ji-young tuvo buenos comentarios, también enfrentó puntos de vista negativos. A eso nos enfrentamos con la exposición. Me hizo reflexionar sobre cómo representar las cotidianidades y actividades diarias de las mujeres coreanas sin generar heridas ni verdades distorsionadas, pues lo que menos me interesaba era hacer de esto algo exótico. Siento que el interés en nuestra cultura hoy es tanto simplemente porque es distinta nuestra visión de muchas cosas”.

¿Qué sentido tiene para usted escribir hoy?

“Para mí, la forma adecuada de trabajar es tener mi espacio para reorganizar mis ideas y escribir. No busco que las palabras sean hermosas, sino que encajen en el contexto. Hoy en día uso un diccionario electrónico para buscar sinónimos y el origen de las palabras. Le entrego mis días a esa rutina, y no pienso que pueda llegar a abandonarla en algún momento, pues sería como abandonarme a mí”.

Y si tuviera que escoger una única palabra de su lengua para escribir por el resto de sus días, ¿cuál sería?

Machida, que significa tanto finalizar’ como de pura casualidad. Me inclino más por pura casualidad, ya que proporciona esa pequeña felicidad y suerte en la vida”.

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