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Política Ripoll | internas | Delgado

La fórmula blanca sorprendió a todos

La taba cayó en Ripoll

Las internas del Partido Nacional fueron conversadas. Delgado jugó fuerte y eligió a Valeria Ripoll como compañera de fórmula. El herrerismo asimila el golpe y apunta a fortalecer su sector.

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Nuestro sistema electoral, de los más complejos del mundo, dio por cumplida su primera etapa el domingo 30 de junio. Los expertos estimaban que no se superaría la votación de 2019. El frío, el fútbol y las vacaciones de invierno, sumados a la no obligatoriedad del voto, hicieron que el porcentaje no supere el 36 % de 2.7 millones de habilitados.

Día de elecciones

Las “internas”, como comúnmente se las conoce, comenzaron a definir el modelo de país que vendrá. En Montevideo, el día domingo amaneció frío y soleado, Juana se levantó temprano, tomó su mochila y arrancó. Votó en Punta Carretas y aprovechó para recorrer circuitos del Municipio CH, que es un verdadero muestrario de votantes, por su gran circunscripción territorial. Al mediodía, con todos los circuitos instalados, la jornada tomó color.

En el clásico Club Biguá de Punta Carretas, a media mañana, era una fiesta. Los pociteros veteranos se saludaban, porque hay que reconocer que, a la hora de votar, nos reencontramos con amigos de la niñez, del barrio en el que sacamos la credencial y además hay algo que nunca falla: el uruguayo, cuando vota, se siente feliz.

Juana sabía que la jornada sería larga. Visitó circuitos en el Centro, en la Ciudad Vieja, y recorrió algunos locales partidarios para observar de primera mano cómo se desarrollaba el acto eleccionario. Hay que reconocer que los frentistas y algunos grupos del Partido Nacional coparon la parada. Delegados entrando y saliendo de los locales de votación, gente repartiendo listas, acompañando a votantes a sus circuitos, como solemos decir, Uruguay vivía una verdadera fiesta democrática.

Al mediodía, Juana hizo un parate y, por televisión, vio votar a los principales dirigentes, a los candidatos de todos los partidos y al presidente de la República. Lacalle Pou citó a los medios en su nuevo domicilio de Carrasco. Allí les contó a los periodistas que volvió al barrio donde vivió la mayor parte de su vida, a pocas cuadras de sus hijos y, de paso, contó que era una forma de empezar a adaptarse a la nueva vida que comenzará el próximo 1º de marzo.

Matera en mano, distendido, puso proa a Canelones para emitir el voto primero y almorzar con la familia García, su cábala, esa que no dejó ni siquiera en el 2019, que lo acompaña desde que salió por primera vez diputado.

Sobre las 5 de la tarde, cuando empezaba a bajar el sol y faltaba poquito para terminar la jornada electoral, Juana comenzó su ronda vespertina. Visitó la sede del Por la Patria, en la calle Mercedes y Tristán Narvaja, charló con el senador Gandini, que a esa altura estaba animado, confiaba en las encuestas que le habían dado un generoso 10 % de las preferencias. Consultado por la prensa sobre si aceptaría negociar su posición de cara a la elección, dijo que estaba abierto a ocupar el puesto desde donde sirviera mejor a su partido. Luego confirmó que no había recibido ningún llamado, “pero me van a tener que llamar”, agregó.

De la sede del porlapatrista Juana puso proa a Bulevar Artigas casi Rivera, sede del candidato nacionalista Álvaro Delgado. Calle cortada, enorme gazebo blanco y un enjambre de periodistas que advertían que se estaba llegando al local del principal candidato del Gobierno. La sede que cobijó al presidente Lacalle en las elecciones del 2019 era una fiesta. Todos sabíamos de antemano que Álvaro Delgado llevaba meses primereando en las encuestas, que el triunfo estaba descontado y la única preocupación era saber quién lo acompañaría en la fórmula.

Con esa única pregunta por resolver, Juana y todos los medios hicimos el acampe durante horas. Temprano, distendido, vimos llegar al secretario eterno, Nicolás Martínez. Juana se permitió intercambiar una broma y le comentó: hoy no hay cábalas que cumplir, ¿verdad, Nicolás?

En el 2019, con Juan Sartori como competidor principal, Lacalle Pou y Martínez se prometieron mutuamente que si ganaban la interna subirían del brazo la sede del Honorable Directorio del Partido Nacional. Cuenta la leyenda que Lacalle llegó primero, subió solo al Directorio y cuando llegó Martínez a la sede de la calle Juan Carlos Gómez bajó rápido y subieron del brazo como habían soñado.

Martínez se sonrío y le contestó “no, hoy no habrá sorpresas, Álvaro llega muy bien en las encuestas”, y cuando Juana quiso avanzar en el interrogatorio, se sonrió y dijo: “No me pidas una respuesta que no te puedo dar”.

Sobre las 19:30, la sede de Bulevar Artigas cambió el paisaje. Comenzaron a llegar los principales dirigentes que acompañaban la precandidatura de Álvaro Delgado. De los primeros en arribar, simpático, divertido, fue el senador Juan Sartori. Luego, la inefable senadora Bianchi, que saludó a todos los periodistas de canales de aire acreditados, desesperada por una nota.

Pasadas las 19:30 y desafiando el frío, todos los periodistas arrancaron para la calle. Los fotógrafos, los cameraman buscaban el mejor lugar, porque llegaba el candidato. Primero sus hijos y después Álvaro y Leticia, parecían una pareja de novios de la mano, llegando al casorio.

Álvaro, de impecable traje azul recién estrenado e inmaculada camisa blanca sin corbata. Ella en tonos de beige, muy como para cóctel en el Club Carrasco.

Acto seguido llegó la vicepresidenta Argimón y la barra de la 404. Con el diario del lunes en la mano, Juana comprendió por qué, entreverada entre senadores y ministros, llegó la expresidente de Adeom, Shirley Valeria Ripoll.

Comenzaba el escrutinio y en la planta baja de la sede del precandidato oficialista todo era incertidumbre. Juana sabía que Delgado había ganado, pero nadie se animaba a decir quién le acompañaría en la fórmula. Todos seguíamos atentos a cómo votaba la candidata del herrerismo, la economista Laura Raffo. La preocupación no era una mera inquietud periodística. Juana sabe que Álvaro Delgado y su mesa chica seguían minuto a minuto el escrutinio. Pero vamos por partes.

Álvaro Delgado hace meses que viene haciendo un casting para lograr una fórmula de su agrado. La primera movida fue hacer consultas a nivel técnico que permitieran a la Esc. Beatriz Argimón repetir la vicepresidencia… Los constitucionalistas fueron contundentes: hay una sola biblioteca, no se puede. Después intentaron convencer a la ministra Arbeleche, siguieron con el exministro Salinas y hasta la senadora Gloria Rodríguez estuvo en la danza de nombres.

A duras penas, Álvaro Delgado, en aras de la unidad, aceptaba la fórmula cantada: ir con Laura Raffo. Primero puso de condición que llegaran al 30 % del electorado partidario. Después, cuando vio que eso era imposible, más allá de los esfuerzos del senador Heber que se puso al herrerismo al hombro intentando superar su mala gestión al frente del Ministerio del Interior y del caso Penadés, se conformaba con que llegaran al 20 %.

Juana sabe, por dirigentes del herrerismo de primera mano, que Álvaro Delgado en las primeras horas de la tarde del sábado se comunicó con la economista Raffo y le dijo, palabra más, palabra menos, “si llegás al 20 % me acompañás en la fórmula”.

El plan B

Hay una versión oficial que le contaron al oído a Juana la mayoría de los dirigentes consultados, de que el famoso plan B pergeñado por Delgado, que no es ni más ni menos que Valeria Ripoll de candidata a vicepresidenta, es una decisión personalísima del candidato. Es más, llegaron a decir que el presidente Lacalle se enteró de que la elegida para ejecutar el plan B era la expresidenta de Adeom el mismísimo domingo a las 10 de la mañana.

Juana, que es desconfiada y se jacta de serlo, y tiene demasiados años cubriendo la actividad política de los blancos, descree de esa versión. En primer lugar porque el Dr. Lacalle es el líder indiscutido del ala mayoritaria del Partido Nacional. Es imposible que una decisión de tamaña envergadura la haya podido tomar el Dr. Delgado consultándolo solo con la almohada.

Hay un rumor que anda en la vuelta, que Juana descarta de cuajo, de que Lacalle Pou le dijo a Delgado: “Valeria Ripoll, no me representa”. Es una decisión demasiado riesgosa para tomarla en soledad. “A esta altura yo no sé si suma o resta, pero de algo estoy segura, hay que tener mucha espalda para tomar decisiones arriesgadas”, pensó Juana. Sopesar los pros y los contras, analizarlo en la mesa chica de Lafluf y compañía. Eso de la “taba estaba en el aire y cayó en la sindicalista Ripoll” no se los cree nadie. Si algo ha demostrado el presidente Lacalle a lo largo de estos años es que nada en su gobierno es improvisado. Él sabía.

A las nueve de la noche, el aire en la sede de Bulevar Artigas estaba enrarecido. Empezaron a bajar los dirigentes y legisladores, no con buena cara. Le contaron a Juana que un ratito después iría al Directorio. En el segundo piso se había develado la incógnita. Primero Delgado les comunicó a los principales dirigentes que lo acompañaron que Raffo no integraría la fórmula. La elegida era Valeria Ripoll. Llamó a Gandini y se lo comunicó al senador Heber.

Juana, sin dudarlo, arrancó para la Ciudad Vieja. Pasó por la sede de Sumar, grupo que acompañó a la economista Laura Raffo en su precandidatura, y el ambiente literalmente era de velorio. La exfiscal Fossati y la senadora Gloria Rodríguez eran la imagen de la desolación. Heber y el expresidente Lacalle, baqueanos en ganar y perder, intentaban asimilar el golpe. A esa altura sabían que les faltaba enfrentar lo peor: ir al Directorio y soportar en aras de la unidad que Delgado anunciara que Valeria Ripoll sería su compañera de fórmula, cuando Laurita había llegado al 19.23 %. Dicho en términos turísticos, perdieron por un hocico.

La casa de la calle Juan Carlos Gómez estaba vestida como para una fiesta. Arriba la dirigencia, abajo, en el histórico local que supo albergar al diario El Debate, la prensa acreditada y los dirigentes menores, que se agolpaban en la mesa de los sándwiches. La plaza empezó a poblarse de jóvenes que esperaban, desafiando al frío, la llegada del candidato y conocer quién sería su compañera de ruta.

De a poco fueron llegando los principales dirigentes, el candidato… Pero a Juana solo le llamó la atención quien acompañaba a la vicepresidenta Argimón a la sesión del Directorio. Era la hasta entonces novel dirigente de la lista 5 y expresidenta de Adeom, Valeria Ripoll.

Un rato después se abrieron los ventanales del balcón engalanado con la bandera nacional y la celeste y blanca de la Casa Vaeza y el candidato blanco, Álvaro Delgado, presentó a su compañera de fórmula. La silbatina y el abucheo de la majuga blanca no se hizo esperar.

Los dirigentes fueron de a poco acomodando el cuerpo y las sonrisas. La mayoría eligió decir que se comunicó mal. Los jóvenes, que había mejores candidatas para integrar la fórmula. En una palabra, el domingo de noche, lo que debió ser una gran fiesta blanca terminó en una gran confusión y una enorme interrogante.

La gran sorpresa de la jornada electoral fue, sin lugar a dudas, la elección de la expresidenta de Adeom, Valeria Ripoll, como compañera de Álvaro Delgado. Esta inesperada decisión se verá si fue acertada o no recién el mes de octubre. Hoy los blancos siguen acomodando el cuerpo y aceptan como pueden una candidata que no sabe la Marcha de Tres Árboles y le falta Masoller.

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