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Economía modelo económico | Estado | precandidatos

Datos que importan

Qué modelo económico se vota el 30J

Se necesita un modelo económico de crecimiento, inclusivo y con un Estado fuerte que apueste a la producción, al cuidado medioambiental, a la participación y a la mejora en la distribución

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De acuerdo a las encuestas, se destaca que los temas que más importan son la seguridad y el trabajo como algunas de las principales preocupaciones de los uruguayos. Y a pesar de lo que marcan las elecciones anteriores, la asistencia a votar en las internas, instancia voluntaria, está claro que además de las simpatías e ideologías se determina en el voto una opción por un modelo económico.

No podemos dejar de reflexionar de algunas realidades de esta etapa de la campaña que son significativas a la hora de asistir a votar y tomar una opción por algún partido y por algún precandidato. El voto que se ponga tiene que ver claramente con opciones entre modelos económicos bien diferentes en tanto se opta por algunos de los partidos que hoy integran la coalición o por el Frente Amplio. Y a pesar de que las encuestas de intención de voto son poco concluyentes en muchas de las preguntas que parecen interesantes en relación a los resultados, hay algunos aspectos que marcan preferencias cuando se vota de un lado o de otro de la gama de opciones.

El voto por cualquiera de las opciones de la coalición de gobierno parece ser claro que es un voto por esta, porque de acuerdo a las manifestaciones más allá de las fórmulas que ya se están perfilando, volver a juntarse en las mismas condiciones que tuvimos estos años está instalado. De esta forma, repasando las propuestas y anuncios que se dan desde los diferentes precandidatos y partidos, se vendría una segunda etapa para profundizar reformas que implican menos regulaciones, menos presencia del Estado y un falso compromiso con el déficit fiscal.

Si observamos las propuestas en materia económica de parte de la coalición de gobierno, los principales precandidatos del Partido Nacional anuncian un “segundo piso de transformaciones”. A su vez declaran buscar mantener el compromiso con la austeridad fiscal, que sabemos no se ha concretado en los principales indicadores pero sí en las principales políticas sociales y de redistribución que tiene el país. Estamos entrando en los últimos 9 meses de un gobierno de coalición liderado por el Partido Nacional y por el herrerismo, donde los principales precandidatos de este reafirman el modelo impuesto y proponen profundizarlo.

Concretamente, Álvaro Delgado en su programa destaca que “en 2019 los uruguayos eligieron un cambio en el modelo de desarrollo para nuestro país” y que se propone, en caso de llegar a la presidencia, construir un segundo piso de transformaciones. Recordemos que estamos a casi julio de 2024 con un país con un aumento en la desigualdad, los recientes datos de ingreso lo han destacado; un país con niveles de infantilización de la pobreza alarmantes en términos históricos y en la región, con una reforma de la seguridad social que, mucho más allá de buscar mejorar la sostenibilidad, hizo del sistema algo mucho más regresivo y con retrocesos únicos en materia de educación, salud y servicios públicos en general. Muchas veces se habla de falta de rumbo, pero claramente es la falta de rumbo para el desarrollo sostenible y el crecimiento con inclusión, pero un claro rumbo hacia ese liberalismo más terrible.

Por otra parte, la otra precandidata que le sigue en las encuestas también afirma esa segunda etapa de transformaciones y si se revisan ambos programas se habla de creación de empleo, de menores restricciones a las importaciones y de afirmaciones de políticas que han tenido importantes costos en términos sociales, pero que además nos condicionan la senda de desarrollo. En ambos casos, el tema fiscal se pone en el centro como un fin en sí mismo que lejos está de pensarse en forma más integral.

Cualquiera de las opciones no deja de mencionar su compromiso con la pobreza, el empleo y otros temas como la seguridad, el narcotráfico, que afectan y que son parte de los temas que pueden ser relevantes en la campaña. Pero si se revisan las propuestas, y más allá de los anuncios, lejos están de verse los impactos reales y las medidas concretas que hacen llegar a esos resultados.

En los mismos podemos destacar que ante temas que pueden ser sensibles para grupos como empresariales y agroexportadores, como es el tema competitividad y tipo de cambio. En ambos precandidatos se manifiesta la competitividad, pero en un gobierno que deja el peor atraso cambiario se evade el tema tipo de cambio y se lo deja como parte del resultado de la política de la reserva federal y como un tema totalmente ajeno a la política macro. Ninguno deja claro cuál sería la opción, ni hace un cuestionamiento a errores que han llevado a esta realidad que viene afectando sectores claves de la economía.

Si observamos el programa de Delgado, se destacan como propuestas concretas para mejorar la competitividad tres ítems: avanzar hacia una macroeconomía aún más estable y bajar la inflación al 3 %, una agenda procompetencia para bajar el precio de combustibles, alimentos y productos de higiene personal, y la modernización de las relaciones laborales y mejorar las políticas de empleo. Claramente la política macroeconómica del actual gobierno se olvidó de un aspecto fundamental que es la coordinación y equilibrio de objetivos, y la obsesión por el tema inflación como un objetivo único y aislado nos ha llevado a uno de los mayores atrasos cambiarios con consecuencias en sectores claves de la economía. Entonces, ¿cómo podemos hablar de una economía estable? Agenda procompetencia bajando el precio de los combustibles, alimentos e higiene nacional que propone facilitando importaciones y generando más perjuicios sobre una industria nacional que viene siendo tremendamente afectada por el modelo actual. Y cuando hacen referencia a una modernización de relaciones laborales, implica una nueva reducción de derechos que termina en menores salarios y pérdida de condiciones laborales con empleos más precarios e informales como ha sido la realidad de los últimos tiempos. Podemos seguir profundizando en afirmaciones y documentos concretos en ambos casos.

En resto de los partidos de la coalición sigue mucho de estas líneas de planteos, en algunos casos con matices que de alguna forma quieren marcar un diferencial que atienda a la captación de votos de cara a estas internas, pero siempre dentro de un marco que permite alineación de cara a octubre y un posible noviembre.

Por otra parte, el Frente Amplio con su programa de gobierno único tiene una línea marcada para cualquiera de sus precandidaturas y hay una realidad donde, con matices y diferencias de propuestas, la alternativa está clara en términos de fortalecer políticas que permitan la reconstrucción del entramado social y atender temas estratégicos que hacen a la generación y crecimiento pero donde los aspectos sociales, de redistribución y ambientales son los fines últimos del programa. Los resultados en tanto gane uno u otro de los candidatos marca algunos matices y énfasis en algunas líneas de política y los resultados tanto en quién sea elegido como en el peso relativo de los votos frentistas permitirá marcar esos énfasis. De esta forma, no podemos perder de vista los aspectos, propuestas, equipos y procesos de construcción en materia programática que se vienen trazando en estas internas.

Entonces, volviendo al inicio, votamos por modelos económicos alternativos que pueden estar marcando la línea y votamos por un cambio para marcar la importancia de poner a la luz las dificultades que tiene este país en el plano económico y social que ya más que evidentes son grandes problemas para muchos uruguayos y uruguayas de todas las edades y de todo el país. Votamos y el cambio es necesario para apostar a un modelo de desarrollo y de construcción de las solidaridades necesarias que hoy necesitamos para no tolerar ver gente en la calle, para cambiar los datos de violencia extrema en las calles, para juzgar la corrupción, para no seguir teniendo niños y niñas en situación de violencia, para apostar a la juventud, para salvaguardar a nuestros mayores, para evitar injusticias y discriminaciones de todo tipo. Para eso se necesita un modelo económico de crecimiento, inclusivo, con reglas claras y con un Estado fuerte y presente que apueste a la producción, al cuidado medioambiental, a la participación y a la mejora en la distribución con líneas claras, metas y una gestión fuerte incorporando lo que pasa en el mundo y construyendo un Uruguay del futuro.

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