En octubre veremos cuántos pares son tres botas

Cuando la ciudadanía vaya a depositar sus sobres en la urnas, tendrá la oportunidad de gritarle en la cara a la coalición derechista:

* Que ya no quiere pagarle a ningún presidente maquilladoras, manicuras, peluqueras, niñeras, mucamas y mayordomos, como se ha hecho con Luis Lacalle Pou.

* Que ya no quiere pagarle a ningún presidente los gastos del supermercado, como se ha hecho con Luis Lacalle Pou.

* Que ya no quiere a ningún presidente usando el concepto de “valija diplomática” (que la ley prevé solo para envío de documentación) para importar pescado y cajas de dudoso contenido, como ha hecho Luis Lacalle Pou.

* Que ya no quiere a ningún presidente beneficiando a sus amigos con compras y/o designaciones directas con dinero del Estado, como ha hecho Luis Lacalle Pou.

* Que ya no quiere a ningún presidente beneficiando a sus amigos con adjudicaciones de “consultorías” o traspasando funciones del Estado a “fundaciones” dirigidas por correligionarios, desoyendo los reclamos del TCR y la Jutep, como ha hecho Luis Lacalle Pou.

* Que ya no quiere a ningún presidente poniendo al frente de UTE, OSE y Antel a jerarcas que buscan la privatización de las empresas públicas y provocan su deterioro para beneficiar a sus competidoras privadas.

No queremos, por citar un ejemplo, que la tecnología adquirida con esfuerzo por Antel sea traspasada graciosamente a la competencia.

Gracias a la política desarrollada por Luis Lacalle Pou y el ingeniero Gabriel Gurméndez (precandidato presidencial por el Partido Colorado), Antel perdió 60.000 clientes solo en 2023, según el informe del mercado de telecomunicaciones. La pérdida comprende a 50.000 clientes de banda ancha fija y 10.000 clientes de telefonía fija en el segundo semestre de 2023, lo que representa más del 5 % del total de abonados; y lo peor es que este Gobierno no hace nada, no desarrolla ninguna estrategia para recuperarlos.

El pueblo uruguayo tendrá la oportunidad, entonces, de gritarle a la derecha gobernante que no quiere un presidente que debilite a nuestras empresas públicas, motivo de orgullo de los orientales, sino un presidente que las potencie.

* Que ya no quiere a ningún presidente que se la pase culpando de todo a otros gobiernos. Que quiere a un presidente que se haga cargo.

* Que ya no quiere a ningún presidente que lo asfixie económicamente durante la mayor parte de su mandato (bajando el salario real y aumentando impuestos y tarifas) para recién aflojar el lazo en el cuello cada vez que falta un año para las elecciones, tal como hicieron Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle y Luis Lacalle Pou.

* Que ya no quiere a ningún presidente incapaz de frenar el aumento de la pobreza, como lo ha sido Luis Lacalle Pou.

El Frente Amplio recibió 1.300.000 pobres en 2005. Logró bajar esa cifra a 215.000; pero cuando, en el último año, bajaron los commodities, quedó en 300.000 pobres. Subieron a 400.000 con la pandemia; con el efecto rebote (fenómeno registrado mundialmente) bajaron de nuevo a 300.000; pero en el último año y medio han subido a 350.000. Tenemos 50.000 pobres más desde que Luis Lacalle Pou llegó a la presidencia.

En 2004, Uruguay producía 16.000 millones de dólares. Hoy, 60.000 millones; pero eso no se ha visto reflejado en disminución de la pobreza, salvo en los 15 años en que gobernó el Frente Amplio. Con Lacalle Pou se detuvo el crecimiento distributivo.

* Que ya no quiere a ningún presidente incapaz de frenar el desempleo y la precarización salarial.

El Frente Amplio recibió 230.000 desempleados. Bajó a 110.000 y, en el último año, el peor de su gestión, subió a 130.000. Ahora hay 165.000.

* Que ya no quiere a ningún presidente que promueva la desigualdad.

Cuando Luis Lacalle Pou llegó al gobierno, el Frente Amplio le legó un puntaje GINI de 38,3. Tras cuatro años de gobierno lacallista hemos retrocedido a un puntaje de 39,4. Parece poco, pero deja de serlo cuando un economista lo traduce en seres humanos que se alejan de la posibilidad de salir adelante y ven sus sueños truncados.

* Que ya no quiere a ningún presidente haciendo recortes en salud y educación, como ha hecho Luis Lacalle Pou.

Si hay que hacer recortes, habría que comenzar por los gastos de faraones y cortesanos.

Tanto en las internas como en las elecciones nacionales, el pueblo uruguayo tendrá la oportunidad de gritar sin gritos que no está dispuesto a soportar más abusos. El pueblo puede llegar a comprender que a cualquier gobierno se le pueden colar algunos corruptos; pero cuando la cantidad de corruptos es legión, es porque hay algo en ese gobierno que lo permite, tolera o promueve.

El resultado de las internas, en cuanto a cantidad de votantes por partido, no deberá tomarse como termómetro, porque el despliegue de recursos económicos de la derecha será apabullante. El tema será en octubre, y en octubre veremos si la derecha logra minimizar los innumerables hechos de corrupción de este Gobierno con marketing y apelando a la mala memoria de la gente.

En octubre veremos cuántos pares son tres botas.