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Construcción de la Presa del Gran Renacimiento en Etiopía. DPA
La gigantesca presa que puede incendiar el norte de África

La gigantesca presa que puede incendiar el norte de África

La construcción de la Presa del Gran Renacimiento enfrenta a Etiopía, Sudán y Egipto. El control del agua puede provocar conflictos bélicos

Miércoles, 3 de julio 2024, 10:51

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Cuando pensamos en conflictos internacionales por materias primas, nos suelen venir a la mente guerras e invasiones por el control del petróleo o del gas. Más recientemente, también rifirrafes geopolíticos centrados en el litio o las tierras raras, elementos clave para las nuevas tecnologías. Sin embargo, hay un recurso natural que cada vez está cobrando más importancia en todo el mundo: el agua.

Exacerbada su falta o exceso por el cambio climático, su control es vital. Y en ningún lugar se ve mejor que en el Himalaya, cuna de los grandes ríos asiáticos. También sucede a lo largo del Mekong, o en el Amazonas. Sobre todo por la construcción de presas río arriba, que acaban afectando al caudal río abajo: durante periodos de sequía, porque algunos hacen acopio de agua y al resto no llega; y cuando la lluvia no cesa, porque pueden abrir las esclusas y acrecentar el daño de las inundaciones de camino al mar.

Por eso, hoy nos centramos en la última polémica al respecto, la que provoca la Presa del Gran Renacimiento que Etiopía lleva desde 2011 construyendo en el Nilo, y cuyo impacto Egipto ha advertido de que podría incluso provocar una respuesta armada.

Estos son los tres temas que abordaremos hoy:

  • Una barrera en el Nilo sacude África.

  • Por la fuerza o por las urnas, todo tiembla.

  • Elija presidente: un zombi o un mentiroso psicópata.

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  1. Imagen principal - Una barrera en el Nilo sacude África
    El control del agua

    Una barrera en el Nilo sacude África

Los Estados tienen la soberanía de los recursos dentro de su territorio. Pero su explotación puede afectar a otros países. Y es en el curso de los ríos donde eso se hace más evidente. El agua es un recurso natural cada vez más codiciado, tanto por su vital importancia en la agricultura como por su uso como generadora de energía. Pero su control en una coyuntura dominada por fenómenos climáticos extremos es cada vez más complicado. Las presas facilitan ambas cosas: retener agua y regular unos flujos cada vez más impredecibles.

En el mundo hay en torno a 35.000, y los países en vías de desarrollo concentran la mayor parte de las que se construyen en la actualidad. Una de las más grandes es la Presa del Gran Renacimiento de Etiopía (GERD, por sus siglas en inglés), que comenzó a levantarse en 2011 y que hasta septiembre del año pasado no había alcanzado su embalsamiento máximo. Con casi dos kilómetros de largo, ocupa una superficie tan grande como la del área metropolitana de Londres, y con esclusas de hasta 145 metros de altura es el mayor proyecto hidroeléctrico del continente. Si se cumplen las previsiones, duplicará la generación eléctrica del país, con lo que podrá dar electricidad al 60% de la población que ahora no tiene acceso al suministro -más de 70 millones de personas- y vender parte a los países vecinos.

La GERD en una de las primeras etapas de llenado del embalse. DPA

El problema es que la zona en la que se ha levantado la GERD es también la que concentra el 85% del caudal del río Nilo, que luego discurre por Sudán hasta desembocar en Egipto. Y allí temen que los niveles de agua caigan hasta poner en riesgo la producción de algodón e incluso el suministro humano, sobre todo si Etiopía hace acopio en períodos de sequía. Por eso, Egipto ya ha protestado oficialmente, subrayando que un 2% en la reducción del caudal del Nilo podría hacer desaparecer más de 800 kilómetros cuadrados de terreno irrigable.

El International Crisis Group ya advirtió hace unos años de que este conflicto podría escalar al terreno militar, algo que Egipto tampoco descarta. El Cairo afirma que los acuerdos a los que se llegó en la región en 1929 y 1959 ya dejaban claras las cuotas de agua para cada país, además de darle a Egipto derecho de veto sobre proyectos aguas arriba, pero Etiopía no los reconoce. Incluso Estados Unidos se ha inmiscuido con la amenaza de suspender su ayuda humanitaria a Adis Abeba, pero todas las negociaciones en la última década han fracasado.

El Etiopía sí se celebra el hito que supone la presa. Reuters

El asunto es especialmente interesante porque puede convertirse en uno de los primeros conflictos de este tipo, que amenazan con multiplicarse en el futuro. China e India, por ejemplo, a menudo elevan la tensión en el Himalaya por el control del agua del Techo del Mundo, y algo similar sucede con el gigante asiático y sus vecinos del Mekong en el sudeste asiático. Desafortunadamente, estos proyectos pueden acabar estallando en graves enfrentamientos climáticos.

  1. Elecciones y golpes de Estado

    Por la fuerza o por las urnas, todo tiembla

Sabíamos que 2024 iba a ser un año tumultuoso en todo el mundo, porque es el año en el que se va a celebrar el mayor número de elecciones de la historia. Y, de momento, no está defraudando. Tanto por los movimientos tecntónicos que se producen en las urnas, como por los que se dan fuera de ellas. El más reciente del primer tipo se produjo el pasado domingo en Francia, donde el próximo domingo la población tendrá que ratificar o rectificar el giro hacia la ultraderecha.

Independientemente de que el partido de Le Pen pueda salir victorioso, hay un perdedor claro: Emmanuel Macron, que va camino de repetir el fracaso de David Cameron cuando decidió llevar el Brexit a referéndum creyendo que los británicos decidirían quedarse. El presidente francés ha abierto las puertas a la ultraderecha, que se ve ahora con una oportunidad que no esperaba tan pronto.

Marine Le Pen y Jordan Bardella celebran la victoria del pasado domingo. AFP

Lo contradictorio es que algunos elementos de extrema izquierda que dicen defender los valores democráticos salgan poco después de la votación a destrozar París para detener a la ultraderecha, algo que deberían hacer en las urnas. A menudo señalan que los partidos de extrema derecha desembocan en dictaduras y movimientos como los de Franco o Hitler, olvidando que la extrema izquierda alumbró a Stalin o Mao. Para evitar ambos están los comicios y las propuestas políticas inteligentes y moderadas.

Claro que también hay elecciones que son una farsa. Las que celebró la semana pasada Irán, por ejemplo, no están muy lejos. Tras el fallecimiento de Ebrahim Raisi en accidente de helicóptero, los iraníes tenían que elegir un nuevo presidente entre los candidatos reformistas y conservadores. Ninguno logró el 50% de los votos, aunque Masoud Pezeshkian, del primer grupo, fue el más votado. Se verá las caras con el conservador Saeed Jalili el viernes.

Alí Jamenei, frente a un retrato de Alí Jamenei. EFE

Una victoria del reformista puede impulsar algunos cambios sociales. Pezeshkian ha dejado muy claro que está en contra de «imponer la fe por la fuerza», en lo que se puede interpretar como una crítica a la policía de la moral y su violencia contra las mujeres que no llevan el velo. También es un mayor defensor de los valores democráticos. No obstante, gane quien gane estará siempre supeditado a la voluntad del Líder Supremo, Alí Jamenéi. Y, eso, a la postre, es como gobernar con los brazos atados.

Militares golpistas en Bolivia. EFE

Pero, sin duda, es mejor que hacerlo por la fuerza, como han intentado en Bolivia los militares al mando del general Juan José Zúñiga. Independientemente de que muchos creen que todo fue un show pactado, es evidente que los golpes de Estado se están convirtiendo en una medida popular, sobre todo entre militares africanos y asiáticos, para acceder al poder. Así que quien no se consuela en Europa es porque no quiere.

  1. Imagen principal - Elija presidente: un zombi o un mentiroso psicópata
    El debate más humillante

    Elija presidente: un zombi o un mentiroso psicópata

Y si hay que hablar de elecciones, no se puede pasar por alto el debate presidencial que organizó la CNN entre los aún extraoficiales candidatos Donald Trump y Joe Biden. Aunque seguro que a estas alturas ya está harto de análisis sobre el deplorable estado del presidente y las mentiras del expresidente, es imposible subrayar demasiado el ejemplo de decadencia que supuso el cara a cara. Y cómo los demócratas tienen ya difícil salvación.

¡Menudo panorama!

Los principales medios anglosajones han recomendado a Biden que abandone la carrera por la reelección y se jubile. Que falta le hace. Pero encontrar un sustituto que convenza a lo largo del verano es misión imposible. En primer lugar, porque enfrentarse a un rival falto de escrúpulos como Trump no puede ser plato de buen gusto para nadie. En segundo lugar, porque ni siquiera pasar por ese mal trago promete una victoria. Así que, si ninguna sorpresa lo remedia -parece mentira que dos partidos como el Republicano y el Demócrata no encuentren perfiles más adecuados entre 330 millones de personas-, los estadounidenses tendrán que elegir presidente entre un zombi y un mentiroso psicópata. Y el resto del mundo, sufrir las consecuencias.

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