Prueba Citroën AMI 2021: el no-coche eléctrico que se venderá en la FNAC y pueden conducir los adolescentes

Prueba del Citroën AMI 2021. He de reconocer que esta es una prueba diferente y, por tanto, hay que dejar en casa la mochila en la que guardo más de 20 años de experiencia probando coches, ajustar las gafas con las que se observa el mundo y tener en cuenta a lo que me voy a enfrentar.

Más de uno se estará preguntando que a qué viene esta advertencia, y razón no le falta. Sin embargo he creído oportuno recordar –y también recordarme, porque la cabra tira al monte– que el Citroën AMI que he probado esta semana no es un coche al uso. Es más, ni siquiera tiene categoría de coche, sino que se trata de un cuadriciclo ligero, es decir, un vehículo que se puede conducir sin estar en posesión del carné de conducir, y que incluso los adolescentes pueden llevarlo desde los 15 años.

Y como tal, hay que juzgar el Citroën AMI; es decir, requiere apertura de miras, tener claro a quién va dirigido y por qué un fabricante de automóviles tan experimentado y reputado como Citroën se adentra en un mercado en el que suelen operar desde hace años marcas como Ligier.

Nuno Marques, director general de Citroën España y Portugal, define al AMI –un bonito juego de palabras, pues 'ami' significa 'amigo' en francés–: "es un objetó diferente, es un proyecto que representa lo que es la marca Citroen: intentar tener una postura diferente, sencilla y útil". En este sentido, Marques abunda en el cliente al que va dirigido el Citroën AMI: "un cliente con la mente más abierta, coherente con sus ideas, sobre todo dentro en lo que se refiere a la parte urbana. un público que está más abierto a tecnologías, que no pensaría en coches". 

No busques más: aquí tienes toda la info del Citroën AMI

Por este último motivo, el de dirigirse con el Citroën AMI a un público que normalmente no pensaría en un coche para sus desplazamientos, es por lo que la marca del doble chevrón ha llegado a un acuerdo con la FNAC, el gigante de la distribución de productos culturales y también de tecnología, para distribuir también en sus tiendas –todas ellas situadas en los centros centros de las ciudades– el AMI.

En este sentido. Citroën, como otros fabricantes como sus propuestas soluciones de movilidad urbana como el Renault Twizy o Seat Minimó, ha visto una oportunidad de mercado con los cuadriciclos ligeros.

Con todo, cuando llegue el Citroën AMI a España, en marzo de 2021 –en Francia ya circula por las calles de París–, podrá comprarse al contado desde 6.900 euros (modelo de acceso), alquilar (renting desde 19,99 euros, previo pago de entrada, eso sí) y en está aún en fase de estudio que pueda contratarse por minutos dentro de la oferta de Free2Move de coche compartido (car sharing). Y en todos los casos, todo el proceso de contratación, compra y demás será online, ya sea en la web de Citroën o en la de la FNAC.

Al volante del Citroën AMI: ¿cabré dentro?

Tras la presentaciones y con la mochila de la experiencia con coches aparcada en casa, me dispongo a tomar las riendas de este no-coche. Lo primero que me llama la atención del Citroën AMI, que se fabrica en Marruecos, es su diseño. Lo mires por donde lo mires es peculiar –diferente, que queda más políticamente correcto– y como la simetría es su razón de ser, si lo ves por la calle no sabes si viene o va. Me acerco a su carrocería –su chasis es tubular– y el AMI va vestido con un traje de plasticorro duro, como el que tienen en su interior muchos coches, pero por fuera. ¿Y esto aguanta un choque? Me confirman desde Citroën que sí, y que en caso de siniestro no hay peligro para el ocupante y eso que no monta airbag...

Con sus 2,41 metros de largo, 1,36 m de ancho y 1,52 m de alto, el Citroën AMI es una caja de zapatos, y me surge la duda de si con mis 1,83 metros de altura cabré dentro. Lo primero abrirlo, y aquí ya se produce un "pasito p'atrás": hay dos llaves, una para abrir el AMI y otra para arrancar. Abro y me meto en el AMI, y aunque pueda parecer mentira, quepo. No es un dechado de espaciosidad, pero caber, quepo.

En el interior del Citroën AMI reina un diseño fresco, juvenil, sin ningún lujo, pero tampoco es el sentido de este vehículo. Los dos asientos son como los de los autobuses urbanos, con almohadilla para la posaderas y en la espalda, pero de plástico duro duro. De la puerta cuelga un tira naranja, el tirador de la puerta para cerrarla, pues para abrirla se requiere de otro tirador.

Hay varios huecos portaobjetos, aunque lo que más me gusta del Citroën AMI es que llegas con tu smartphone, lo conectas y ya tienes navegador. Sencillo: colocar y conectar; tu móvil y tu mundo.

Los miniespejos retrovisores exteriores se ajustan a mano, vieja escuela, pero a pesar de su pequeño tamaño da buena visibilidad de lo que ocurre por detrás. Meto la llave y arranco. A mano izquierda, abajo, junto al asiento se encuentra el mando con las relaciones de la transmisión. Pulso el botón D y vámonos. Por delante tengo un recorrido de 45 minutos por la ciudad de Madrid, por sus callejuelas y sus subidas y bajadas.

Son las 18.00 horas de la tarde y el sol está muy molestón, de frente. Y ¡vaya!, no hay visera contra el sol. Me dicen que es un extra opcional. Pues... ¡vaya! otra vez. Tampoco hay espejo retrovisor interior, lo cual me parece un fastidio. En fin...

El Citroën AMI monta un pequeño motor con una batería de 5,5 kWh, que se recarga en 3 horas con un enchufe convencional de 220v, lo que le otorga una autonomía de 75 km. Su velocidad máxima está autolimitada a 45 km/h. En los primeros compases en los que me estoy haciendo al pequeño vehículo me siento un poco vulnerable, la verdad. Es solo una sensación, porque en realidad es más psicológico que real. No sé si influye el hecho de que a pesar de su gran luminosidad interior –verdad verdadera– el pilar A no me deja ver bien.

El AMI se mueve con agilidad, al tomar las curvas es una delicia por su pequeño radio de giro, y por las estrechas callejuelas de la capital, el Citroën microcar se mueve como pececillo en el agua. Es en realidad un kart carrozado. Llego a un semáforo, y me da la sensación de que cuesta un poco frenarlo, pero solo es una sensación. Lo que es una evidencia es que hacía mucho tiempo que no se me paraba tanta gente para verlo. El Citroën AMI es llamativo y a pesar de los pesares es un rompecuellos. 

En las bajadas y al intentar frenar, la sensación de que cuesta frenarlo se confirma. No sabría explicarlo, pero digamos que además de levantar el pie de acelerador hay que ponerse serio con el pedal del freno. Pero solo en esas situaciones. Curiosamente en las subidas –tan típicas en Madrid– responde con soltura, pero si llevas un bus detrás, sientes que un tiburón de va devorar.

Peor lo paso en zonas que no son de 30 km/h, y aunque se supone que en Madrid la velocidad máxima es de 50 km/h, hay zonas donde los coches de verdad te pueden comer y con esta cajita de zapatos sudas tinta para que no te coman. 

Llegas a un cruce, y quiero avisar a otros coches de que vengo, no vayan a saltarse el ceda el paso. Aprieto el centro del volante pensando que ahí está el claxon... y no. ¡Mierd...! Está en una de las palancas del volante...

Aunque donde peor lo paso es al circular sobre baches y badenes. El Citroën AMI tiene unas suspensiones no aptas para espaldas delicadas.

Aun así, el Citroën AMI me parece una solución de movilidad bastante interesante, sobre todo pensando en las nuevas generaciones. Y, además, el AMI contará con etiqueta cero emisiones...

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Etiquetas: Coches urbanos, Coche compartido, DGT