8 de julio 2024 - 13:07

Tecnología blockchain, una herramienta para fortalecer la democracia

La utilización de nuevas herramientas como la inteligencia artificial y “big data” han ido moldeando cambios culturales, productivos, sociales, económicos y políticos que siguen transformando profundamente nuestra vida cotidiana.

Las nuevas tecnologías constituyen una realidad que se traduce cotidianamente en nuevas pautas y formas de relacionarnos. La aplicación efectiva de tecnologías no resulta neutra. 
Las nuevas tecnologías constituyen una realidad que se traduce cotidianamente en nuevas pautas y formas de relacionarnos. La aplicación efectiva de tecnologías no resulta neutra. 
ACFCS

La tecnología blockchain debe su popularidad mundial al desarrollo del bitcoin, criptoactivo impulsado originalmente por una confluencia de ideologías anarcocapitalistas, libertarias y cypherpunks que rechazan el accionar estatal. Sin embargo, desde una óptica de desarrollo de políticas públicas modernas, blockchain puede ser una tecnología altamente eficaz para fortalecer la democracia empoderando a la ciudadanía facilitando su participación, acercándola a Estados más eficientes, transparentes y decentes.

Democracia y tecnología

Los últimos lustros han sido calificados por algunos cientistas sociales como la era del desencanto. Las democracias occidentales han evidenciado un sostenido proceso de deslegitimación, en el que la ciudadanía se ha ido alejando paulatinamente de sus representantes tradicionales buscando alternativas disruptivas.

La falta de respuestas concretas por parte de la política tradicional a las necesidades básicas de la gente de a pie, su incapacidad para interpretar las implicancias de la nueva sociedad digital, la naturalización de la corrupción, la declamación de fórmulas simplistas para problemas complejos, los discursos de odio basados en la descalificación y deshumanización de quien piensa distinto han sido denominadores comunes que se han visto atravesados en la última década por el advenimiento de poderosas tecnologías de largo alcance, capaces tanto de empoderar como de manipular la voluntad de la población.

La utilización de nuevas herramientas como la inteligencia artificial y “big data” han ido moldeando cambios culturales, productivos, sociales, económicos y políticos que siguen transformando profundamente nuestra vida cotidiana.

Bitcoin, blockchain y descentralización

Dentro de este conjunto de nuevas tecnologías que han irrumpido en la última década se destaca la denominada cadena de bloques o blockchain que simplificadamente es un libro contable digital descentralizado que registra de manera segura los datos de transacciones en numerosos dispositivos computacionales distribuidas en la red.

Debido a que su popularidad se ha alimentado con el rápido grado de adopción mundial del bitcoin, posiblemente en el imaginario colectivo el concepto de blockchain se asocie exclusivamente a corrientes anarco-capitalistas, libertarias y cypkerpunks, diferentes entre sí pero unidas por un común denominador: su rechazo a entes centralizados de todo calibre.

El ingenioso diseño original del bitcoin se sustenta en unos pocos y efectivos pilares: fuertes incentivos económicos para quienes validan las transacciones, su carácter descentralizado, la inmutabilidad de sus registros, su pseudo anonimato, la posibilidad de hacer transferencias las 24 horas los 7 días de la semana a cualquier lugar del planeta, así como su emisión limitada y predeterminada.

Para sus creadores e impulsores el bitcoin es mucho más que un activo especulativo, es el estandarte de un nuevo y aún difuso modelo de sociedad.

El documento publicado por Satoshi Nakamoto en el 2008 que da vida al bitcoin expresa en sus primeros párrafos uno de sus objetivos: reemplazar a las entidades financieras (centralizadas) de forma tal que ese novedoso activo pueda transferirse en forma segura entre pares sin intermediarios.

Pero la historia no termina ahí. La emisión limitada y ya predeterminada de bitcoins que los maximalistas califican como “carácter deflacionario” apunta además a contrarrestar lo que interpretan como la madre de todos los males, la emisión monetaria descontrolada e inflacionaria por parte de los bancos centrales.

Ampliando el foco y en el mismo equipo de entes centralizados cuestionados juegan las grandes compañías tecnológicas, por ejemplo, las denominadas redes sociales más populares a nivel global, que emplean herramientas de inteligencia artificial y big data para obtener ganancias, procesando y monetizando gran cantidad de información que debería ser privada.

Defectos de entes centralizados

No hace falta ser libertario para darse cuenta de que algunos de estos argumentos contra entes centralizados tienen cierto asidero.

Las entidades financieras tradicionales, más allá de la pesada carga regulatoria que afrontan, no han sabido adoptar y adaptar las nuevas tecnologías que le permitieran mejorar la experiencia de los usuarios en servicios financieros tales como pagos, créditos o inversiones.

Sólo como ejemplo, todavía hoy hacer transferencias transfronterizas en la banca tradicional puede demorar días cuando la tecnología blockchain permite efectivizar esos movimientos en forma casi inmediata.

Por su parte algunos bancos centrales, y gobiernos, han funcionado en los últimos lustros privilegiando intereses sectoriales en lugar de actuar responsablemente en beneficio de la mayoría de la población.

Asimismo, la rentabilidad de grandes empresas tecnológicas, que habitan en aplicaciones en nuestros celulares, ha crecido exponencialmente a costa de violentar privacidades, manipulando y desarrollando algoritmos que generan comportamientos adictivos en toda la población, en especial en los más jóvenes

Miradas diversas

En este campo fértil para el desencanto de la población es donde la ideología libertaria hace pie proponiendo una solución tan simple como peligrosa: ir eliminando el accionar del Estado al que califican de tiránico, ya sea el de China, Estados Unidos, Noruega o Argentina.

Los evidentes defectos de funcionamiento de instituciones centralizadas no se curan ni con un Estado ausente ni con uno omnisciente. El anonimato absoluto maximalista es un paso hacia la desintegración del Estado que sólo puede derivar en una sociedad más caótica, violenta, dominada por los poderosos de turno, excluyendo a la enorme mayoría de la población.

Por ello, en este escenario de nuevas demandas de la sociedad es necesario encontrar un equilibrio entre la existencia de un Estado democrático presente y el máximo respeto posible a la privacidad y a las libertades individuales.

En este marco es que tecnologías como blockchain pueden jugar un papel importante en resignificar el concepto de democracia, ayudando a que la ciudadanía se empodere obteniendo mayores niveles de autodeterminación, conocimiento, participación, control y confianza en su relación con las instituciones públicas y privadas.

Blockchain y el ecosistema cripto

Si bien el despliegue de la tecnología blockchain se origina en el universo bitcoiner, antagonista del sector público, sus múltiples desarrollos posteriores han permitido que se convierta en una herramienta utilizada por gobiernos para fomentar la innovación, transparentar y eficientizar el accionar estatal.

Tras el afianzamiento del bitcoin fueron emergiendo en el universo cripto redes criptográficas con nuevas lógicas y funcionalidades La más relevante fue la red ethereum basada en los denominados contratos inteligentes, programas autoejecutables que navegan sobre esas plataformas.

A partir de las cadenas de bloques y otras tecnologías similares de registro distribuido se fue construyendo un ecosistema cripto vibrante con numerosas capas, plataformas descentralizadas (y no tanto), productos digitales (denominados tokens) y operatorias que impactaron en todos los sectores: productivos, financieros, sociales, artísticos, sanitarios, educativos y políticos, brindando soluciones concretas.

En este panorama no puede perderse de vista que, como sucede en el mundo físico, blockchain es usada en el entorno digital también para cometer maniobras delictivas como estafas o fraudes de todo tipo (incluyendo los fiscales). Su escasa regulación y su diseño pseudo anónimo facilita la posibilidad de movilizar rápidamente fondos en forma transnacional fuera del radar de Estados, complejizando enormemente el accionar de la justicia ante ciberdelitos cada vez más sofisticados.

Sin embargo, la facilidad con que los tokens, representaciones digitales de cualquier activo, pueden transferirse en estas plataformas y la capacidad que tiene la tecnología blockchain de crear registros inmutables abre un sinfín de posibilidades que dependiendo como se tramiten pueden tanto debilitar como ayudar a fortalecer a las democracias modernas.

Tecnología para la democracia.

Existen numerosos ejemplos de cómo, a través de iniciativas públicas (y privadas) la tecnología blockchain puede fortalecer nuestras instituciones.

  • La cadena de bloques puede ser una herramienta segura para la gestión de identidad digital, pudiendo almacenar, concentrar y validar información personal de todo tipo. Si de privacidad se trata, nuevas herramientas como las tecnologías denominadas de “conocimiento cero” pueden ayudar a verificar la identidad y datos personales de las personas sin que dicha información quede expuesta a miradas indeseables.
  • Blockchain puede ayudar a estas nuevas democracias tecnologizadas a transparentar sistemas de votación o gracias a su trazabilidad permitir que los ciudadanos puedan saber con exactitud donde se vuelcan sus impuestos pudiendo seguir en línea cada gasto del Estado (sea nacional, provincial o municipal) en el mismo momento que se ejecuta el mismo a través de plataformas inmutables.
  • La cadena de bloques puede ser usada para que las monedas digitales públicas faciliten operaciones transfronterizas y ayuden a una mayor innovación e inclusión financiera a través de contratos inteligentes
  • También puede emitir en forma automática todo tipo de certificados de registros públicos: de nacimiento, casamiento, defunción, títulos educativos, licencias de conducir. Puede llevar registros de propiedades muebles e inmuebles, así como instrumentar operaciones de compra o venta segura de cualquiera de estos activos en forma digital e inmediata.
  • Puede servir para mejorar el funcionamiento del sistema de salud almacenando y concentrando con altos grados de privacidad las historias clínicas completas de cada ciudadano en un solo sitio y que éste sea el dueño de ese registro para exhibirlo a quien desee.

Los casos concretos de utilización de blockchain en el sector público abundan a nivel global, en estados nacionales digitales como Estonia ha desburocratizado trámites, el Banco de Pagos de Basilea (BIS) trabaja con un grupo de países en un proyecto denominado “mbridge” para efectivizar más ágilmente pagos transfronterizos, Brasil en colaboración con el sector privado está creando una moneda digital pública (el DREX) como una herramienta de innovación, e incluso en nuestro país se utiliza con incipiente grado de desarrollo en iniciativas como la Blockchain Federal Argentina o QuarkID en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Conclusiones

Las nuevas tecnologías constituyen una realidad que se traduce cotidianamente en nuevas pautas y formas de relacionarnos. La aplicación efectiva de tecnologías no resulta neutra. Sin dotarlas de sentido pueden alienarnos y empobrecernos.

Por eso es necesario forjar liderazgos capaces de interpretar y encauzar el profundo cambio cultural generado por la sociedad digital en la población y en especial en los jóvenes.

La tecnología blockchain puede ser usada tanto para degradar aún más nuestra convivencia como para construir sociedades más empoderadas, democráticas y participativas acortando la asimetría entre administradores y administrados.

Expresidente de CNV y Profesor de Fintechs, Bigtechs, Criptoactivos y Monedas Digitales. Universidad de Buenos Aires

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