Cuando se habla de crisis ambiental, es inevitable hablar sobre el papel de los desechos o “la basura como error de diseño”, es decir, todos aquellos productos que se diseñan y producen en masa. Producir un kilo de plástico, se requieren más de dos mil litros de agua y se generan 3.5 kilogramos de dióxido de carbono. En México, cada año se generan más de 6 mil toneladas de basura plástica, de la cual solo el 9% se recicla, según Greenpeace y la SEDEMA.
Desde hace más de dos décadas, el diseño enfrenta el reto de apegarse a una lógica de economía circular por encima de una lineal, en la que los materiales con que están hechos los productos vuelvan a entrar en la cadena de valor al final de su uso. Es decir, trabajar con aquello que se plantea como “desechos” al utilizarlo como materia prima para generar otros productos, esto con el objetivo de disminuir la insostenible extracción de recursos y elaboración de nuevos materiales.
El 6 de junio es el Día Mundial del Medio Ambiente por la ONU, con la intención de generar estrategias y esfuerzos para “restaurar las tierras, y fortalecer la resiliencia a la sequía”, entre otros objetivos. Y en México, ha sido evidente el impacto de las fuertes olas de calor debido a la combinación de factores climáticos.
Hay propuestas que buscan replantear y abonar a la investigación de procesos de producción que procuren extender el ciclo de uso de los productos, muy necesario en una era del híperconsumo y la obsolescencia programada.
Reevaluar las materias primas en el diseño por Locus y Muebles de Concreto
Locus es una oficina de diseño en la Ciudad de México que, junto a Muebles de Concreto, diseñaron “Los colados”, una serie de lavabos y fuentes de agua manufacturados a base de concreto y plástico reciclado procedente de restos de refrigeradores, botellas de plástico, platos y carcasas de computadoras.
El estudio indaga sobre las posibilidades de encontrar en los desechos, una alternativa como materia prima en los procesos de producción de los objetos y en la arquitectura. Es entonces que proponen: “lávate las manos sobre los desechos que produjiste”, con el que reflexionan sobre los alcances del plástico reciclado, disminuyendo el uso del concreto.
La producción del concreto representa un importante desafío medioambiental, ya que su extracción de arena con alrededor de 6 mil millones de toneladas anuales; además de las emisiones de gases de efecto invernadero durante su producción que constituyen el 7% de las emisiones globales de dióxido de carbono, lo posicionan como una importante fuente de contaminación.
“Esto subraya la necesidad de reimaginar sus aplicaciones, especialmente considerando los desechos plásticos como una fuente futura de desechos y una reserva potencial de materiales dignos de valorización".
Veleta, reúso de desechos del deporte
Veleta es un joven proyecto creado por Jimena Gárate en el que diseña accesorios y mobiliario a través del reúso y del tratamiento del plástico con el que están hechos los parapentes, paracaídas, velas de velero, tiendas de campañas y wetsuits que ya cumplieron su ciclo de uso. Y es que si un paracaídas presenta algún mínimo daño o defecto, deja de ser funcional o seguro para el usuario.
Hasta ahora han reutilizado cinco parapentes, tres kites, cuatro paracaídas, diez velas de velero, diez wetsuits, 1 kilo de cámaras de llanta y 10 kilos de sobrante textil con el que han realizado más de 1,700 accesorios como estuches, maletas, bolsas, mochilas y paliacates.
Durante la residencia de Jimena en Laguna en 2022, logró desarrollar una silla con tela de parapente en colaboración con el arquitecto Roberto Michelsen para el hotel Nico Sayulita. Además, a partir de un análisis del desecho que genera el taller de La Metropolitana, desarrollaron un biombo de sobrante de madera con parapente plisado, un banco con cámara de llanta reutilizada tejida estilo silla Acapulco y tres puffs con relleno de aserrín.
Picnic.laboratorio de biomateriales: ¿y los desechos orgánicos?
Dirigido por Cointya Kiabet, este proyecto de investigación y desarrollo de biomateriales derivados de desechos orgánicos propone un “sistema interespecie”. Esto quiere decir, que el humano, con ayuda de las bacterias, genera un equipo en el proceso de biofabricación circular para obtener un material como alternativa a los plásticos y cueros con el aprovechamiento de residuos orgánicos. Algunas de las pruebas para la investigación se realizan en el laboratorio experimental ubicado en Huerto Roma Verde, donde propicia un ambiente que hace de esta biofabricación, un experimento en estado salvaje.
Se han impartido talleres de elaboración de biomateriales a niños, adolescentes y adultos, dedicados a disciplinas creativas y curiosos en general. Además, se han hecho colaboraciones como experimentos de diseño para polinizadores nativos y talleres junto a Refugio.bees.
Algunos de los resultados que Picnic.laboratorio ha biofabricado van desde pruebas de caracterización, ajustes en los procesos, variación de insumos de desechos orgánicos, hasta prototipos de objetos de diseño para uso cotidiano como bolsas, zapatos y contenedores.
Estos son algunos de los proyectos que se desarrollan en México donde abordan la investigación en el desarrollo y tratamiento de desechos, un aspecto crucial en los procesos de diseño, ya que los denominados desechos deben pasar por un proceso de preparación para que puedan ser utilizados como materia prima. El reto sigue, pues hay factores todavía por analizar como su usabilidad, tiempos de manufactura, costos y si, a partir de estas innovaciones, podría implementarse en cadenas de producción de masiva en el futuro.