Casa de verano: Un sueño de descanso con vista al mar

Esta casa de verano tiene una increíble vista al mar, ideal para descansar y tomarse un tiempo lejos de la vida cotidiana.
Casa de verano.
María Orellana

Esta casa de verano es un sueño hecho realidad. La costa del sol lleva décadas siendo hogar de muchos ciudadanos nórdicos, enamorados de su luz, sus paisajes y su vida calma. Los abuelos de la dueña de esta casa son un ejemplo de ello: instalados en Benalmádena, disfrutaron de una jubilación dorada, rodeados de mar y de nietos.

La casa se sitúa en una parcela de proporciones casi rectangulares de 575 metros cuadrados, situada en lo alto de una colina y a una cota superior a la de la calle, lo que permite una gran exposición sobre el paisaje.

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Muchos años después, una de esas nietas decidió que quería revivir los veranos de infancia. Para ello, compró una parcela cercana a aquella que tenían sus abuelos, y decidió reformarla con la ayuda de uno de sus antiguos profesores. “La propietaria de la casa de verano es una exalumna de la universidad de arquitectura de Umeå (Suecia), donde uno de los socios de O-SH architecture dio clases en 2013. Al completar sus estudios, Emma se fue a vivir a Los Ángeles, donde actualmente es directora de arte de Anine Bing”, nos cuentan desde el despacho, que tiene sede, precisamente, en Benalmádena.

Al interior de la vivienda, de 95 metros cuadrados, se accede por esta puerta de cristal. Para hacerlo, hay que recorrer parcialmente el jardín hasta llegar al porche de acceso, de 25 metros cuadrados.

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Como tantas otras casas de la costa, esta, que data de 1967, ha sufrido alteraciones y agregaciones fuera de ordenación a lo largo de los años. Por ello, la primera intervención consistió en redefinir la volumetría y regularizar la ocupación de la parcela mediante el derribo del estacionamiento y del porche anexo, abriendo la vivienda hacia suroeste y mejorando la captación solar. Eso sí, lo que no ha cambiado es el revoco a la tirolesa (el clásico gotelé, que ha vuelto con fuerza), que continúa vistiendo los muros exteriores, como el de tantas villas costeras de la época.

Detalle del revoque a la tirolesa (gotelé) de los muros exteriores.

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Una vista increíble

“El principal desafío fue abrir la casa hacia las vistas y conseguir diluir la relación entre el interior de la casa y el jardín exterior", explican desde O-SH architecture. No aprovechar el panorama del mar era un crimen solo al nivel de vivir de espaldas al exuberante jardín.

“Combinamos la monocromía con la madera natural de okume, que aporta serenidad y carácter en el interior, usándola puntualmente en los frentes de cocina, la puerta corredera y los estantes del nicho de entrada”.

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"Para ello, adaptamos el tamaño y posición de las ventanas existentes, logrando un catálogo de huecos con distintos grados de interacción con el paisaje: ventanas cuadradas oscilantes sobre la encimera para cocinar con vistas; balconeras de doble hoja abatibles 180° de conexión con el porche y el jardín; ventana plegable en la sala como extensión del sofá, o banco exterior en porche y ventanas fijas en las fachadas laterales para reforzar la visión diagonal a través de la casa”, cuentan desde la firma.

Los muebles altos de cocina la separan de la zona de comedor, que cuenta con un banco perimetral de obra.

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Una encimera continua de microcemento sirve a su vez de mesa alta de desayuno y balda de entrada.

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Además, unas ventanas interiores cuadradas a base de porticones de madera contrachapada de okume, situadas a media altura del suelo, conectan las recámaras posteriores con la fachada sur a través del comedor y sala, permitiendo ver el mar desde la cama.

La mesa de comedor, de madera de pino melis de 1,70 x 1,70 metros, es un diseño de O-SH architecture.

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Distribución abierta

Más allá de las aberturas, la distribución también se alteró. Originalmente, presentaba una cocina central en forma de “U” mirando hacia el pasillo, con comedor y sala al este (sin relación con el jardín y la alberca) y dos habitaciones al oeste, una de ellas, con acceso desde la cocina.

Las sillas y taburetes altos de algas trenzadas son de Zara Home. Las lámparas colgantes son las Grain Pendant Lamp, color Nature, de Muuto.

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El móvil del estante de entrada es de Solito Mobiles, y las esculturas, de 2222studios.

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“La propuesta de reforma interior distribuye la cocina-comedor-sala en una zona de día continua a lo largo de la fachada suroeste, aprovechando la captación solar directa, y maximizando la sensación espacial interior al conectar las distintas piezas de día en un espacio fluido en diagonal. Las dos recámaras principales se reposicionan a la parte posterior de la casa de verano y se vinculan con los baños existentes a modo de habitaciones en suite”, explican los arquitectos.

A la izquierda del acceso encontramos la sala, un espacio comprimido con un sofá continuo de obra y una ventana plegable como umbral de conexión y de tamiz entre interior y exterior. A la izquierda se aprecia la apertura que posibilita las vistas al mar desde la recámara; a la derecha vemos el antepecho de hormigón de la ventana, que sobresale por ambos lados, convirtiéndose en una extensión del sofá o en un banco para la mesa exterior del porche.

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Inspiración en el estilo mediterráneo

Esta nueva ordenación se complementó con un mayor refinamiento en el interiorismo, que se condensa en formas esenciales de inspiración mediterránea. Por ello, el estudio, especializado en arquitecturas vernáculas, se concentró en los perfiles sencillos y limpios de las casas nacidas en torno a este mar, con gran presencia de mobiliario de obra y piezas artesanales elaboradas a partir de materiales naturales.

Acceso a la zona de noche.

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El espejo del baño, abierto al exterior, es de Zara Home.

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“Se estableció el mínimo uso de muebles para conseguir un espacio lo más neutro y limpio posible, cuyo principal foco fuese la conexión con las vistas sobre el mar. Integramos el almacenaje y espacios de descanso en una serie de muebles de obra que generan un juego volumétrico en cada uno de los distintos espacios interiores de la casa, como el sofá en esquina, los nichos con baldas de madera de okume y madera lacada o el banco corrido para comer. Arquitectura y mobiliario son un todo para conseguir unidad y claridad espacial interior”, afirman los profesionales.

Aprovechando su ubicación y orientación privilegiada, la casa se abre hacia la fachada sur para el disfrute de las vistas sobre el mar y las puestas de sol en verano.

María Orellana

Las lámparas de alabastro de la recámara principal son de TORNO lighting, la firma de iluminación de OS-H architecture.

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Todo esto se ve también con facilidad en la cocina, convertida en el nuevo centro de la casa. La misma cuenta con una encimera de microcemento, que recorre el interior de la fachada sur y se retranquea hacia el interior para convertirse en península y balda de entrada.

Las piezas del baño están modeladas en microcemento.

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Toda la grifería de la casa es dorada.

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Además, para poder conservar el suelo de terrazo existente, O-SH architecture estableció una comedida paleta cromática en tonos beiges, “que transmitiese paz y tranquilidad”. Esa premisa recorre todo el interior de esta casa de verano que consigue lo que se propone: devolverle a la vida la cálida y conmovedora belleza de los sencillos veranos bajo el sol de la infancia.

Artículo publicado originalmente en AD España.