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Barcelona ordena el cierre de los más de 200 clubes de cannabis que hay en la ciudad

El Ayuntamiento decreta la clausura de los primeros 30 establecimientos por los numerosos incumplimientos

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Un ciudadano fuma marihuana en un club cannábico de Barcelona efe

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El Ayuntamiento de Jaume Collboni despliega una clara ofensiva contra los clubes cannábicos de la ciudad de Barcelona, después de que varios técnicos del Consistorio y de la Guardia Urbana detectasen «numerosos incumplimientos» de las ordenanzas municipales por parte de estos establecimientos. Ayer se conoció la orden de cierre de treinta clubes, y el Ayuntamiento decretó la clausura de todos los que hay en la ciudad condal.

El Ayuntamiento notificó a una treintena de asociaciones que deben cesar su actividad y señala que pretende eliminar de la capital catalana todos los recintos en los que se consume marihuana.

El teniente de alcalde y edil de Seguridad, Albert Batlle, anunció a finales de 2023 que en la ciudad existen más de 200 clubes de cannabis que se han convertido desde hace más de una década en una de las principales vías de acceso a la sustancia para sus usuarios. Batlle ya reconoció que la intención del Consistorio era «cerrarlos todos».

En paralelo, la Guardia Urbana de Barcelona inició a finales de 2023 una campaña de inspecciones a medio centenar de estos clubes. Durante días, los agentes municipales pararon a los socios de estas asociaciones al salir de los establecimientos y les preguntaban por la actividad que se desarrollaba en su interior. También querían indagar en si consumían o compraban cannabis dentro de los clubes y si a ellos accedían usuarios que no estaban empadronados en la ciudad. El aluvión de turistas que entraban quedó probado, según fuentes de la Guardia Urbana.

Los expedientes de cierre que se han comunicado ya a esta primera treintena de espacios conceden un plazo de diez días para que los clubes puedan presentar alegaciones y, tras este periodo, se determinará si el cierre debe ser definitivo o temporal (de entre seis meses y dos años). Además, continuará la vigilancia estrecha de estos y otros clubes para que no se salten las normas.

Fuera de la normativa legal

Estos espacios no disponen de un paraguas legal que los cobije, especialmente después de una sentencia del Tribunal Supremo (TS) que ratificó en 2021 un fallo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) tumbando la normativa aprobada por el Ayuntamiento que lideraba Ada Colau en 2016 —apoyada por una amplia mayoría en el pleno— que regulaba los locales de este tipo en la ciudad.

Esa regulación establecía los requisitos que debían tener estos locales, como por ejemplo la distancia que debían guardar con colegios y otros equipamientos, las condiciones de acceso y ventilación.

El Supremo anuló tal normativa y desde entonces los clubes caminan en el alambre. El Ayuntamiento les recordó por carta que tras el fallo del TS solo podían dedicarse a proporcionar información, elaborar o difundir estudios y realizar propuestas, expresar de cualquier manera opiniones sobre la materia y promover reuniones o seminarios sobre el cannabis, pero no dispensarlos o fomentar su consumo en su interior.

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