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Los misteriosos restos de gigantes de la América prehispánica, esa «raza desconocida de hombres»

Desde Hernán Cortes a ‘The New York Times’ en el siglo XX, son muchas las noticias que tenemos del hallazgo de esqueletos supuestamente humanos de más de tres metros de altura que han fascinado a los lectores, pero nunca ha sido confirmados científicamente

Montaje sacado de un certamen de fotoedición con la temática gigantes
Montaje sacado de un certamen de fotoedición con la temática gigantes
Israel Viana
MadridActualizado:

«¿Existieron gigantes alguna vez en la América precolombina?», se preguntaba Torcuato Luca de Tena en La Tercera de ABC, el 27 de junio de 1987. Para que no hubiera dudas, el miembro de la Real Academia Española (RAE) y exdirector de este diario explicaba: «Antes de responder, conviene saber si los hubo realmente en cualquier otro lugar sobre la Tierra. Y no me refiero a los hombres un poco más altos que el resto de los mortales, sino a los desaforados, colosales, los que no precisaban empinarse para columbrar lo que había más allá de las montañas, los que no encontraban edificio que les cobijase ni caverna en la que cupiesen».

La leyenda se ha alimentado durante siglos y hasta los periódicos más importantes del mundo, como ‘The New York Times’, han informado en sus páginas de varias excavaciones arqueológicas, a lo largo de los siglos XIX y XX, en las que una serie de prestigiosos científicos habrían encontrado, supuestamente, restos humanos de entre más de tres y siete metros de altura.

Esqueletos que habrían pertenecido a «hombres de una raza desconocida hasta ahora», apuntaba la cabecera, por ejemplo, en una noticia del 4 de mayo de 1912.

El artículo tuvo un gran eco y causó un gran revuelo en todo el mundo. La excavación había sido realizada en una colina junto al lago Delavan, en el estado de Wisconsin, después de que un equipo de arqueólogos del Beloit College descubriera más de doscientos montículos. Estos fueron considerados como un ejemplo clásico de la cultura Woodland, perteneciente a la prehistoria de América, del primer milenio antes de Cristo. Pero lo que más sorprendió a los investigadores fueron los 18 esqueletos gigantes hallados con cráneos alargados.

Adán, 40 metros

«Las cabezas, presumiblemente de estos hombres, son mucho más grandes que las cabezas de cualquier raza que habita en América hoy en día. El cráneo parece estirarse hacia atrás, inmediatamente encima de las cuencas de los ojos. Los huesos de la nariz sobresalen muy por encima de los pómulos. Las mandíbulas parecen ser largas y puntiagudas», explicaba ‘The New York Times’. ¿Quiénes eran estos seres gigantescos? ¿A qué raza pertenecían? ¿Cuándo se extinguieron? Algunos investigadores y muchos de los lectores de los periódicos comenzaron, incluso, a fantasear con la idea de si los restos pertenecían a este planeta u a otro.

Lo cierto es que este tipo de noticias no eran nuevas. Contaba Luca de Tena que, en 1718, hubo un académico francés llamado Henrion que defendía la «peregrina tesis» de que los hombres, inicialmente colosales, fueron menguando con el paso de los siglos. Tras comprobar la estatura media de sus contemporáneos y realizar un cálculo aritmético un tanto cabalístico, llegó a la conclusión, «con exactitud tan envidiable como sospechosa», de que Adán medía 40 metros; Noé, 34, y Abraham, 28.

El nieto del fundador de ABC también se refería a lo relatado por Bernal Díaz del Castillo en su ‘Historia verdadera de la conquista de la Nueva España’, escrita durante sus viajes junto a Hernán Cortes en el siglo XVI. «El conquistador –escribía en La Tercera– afirmó que hubo gigantes colosos en América. Cortés negociaba la paz con el cacique Viejo de Tlaxcala, el ciego Xicotencatl, cuando don Hernán, que quería saberlo todo y no dejar incógnitas a sus espaldas, preguntó a su nuevo aliado quiénes fueron los primeros pobladores de aquella tierra. El cacique respondió que gigantes de exorbitante grandeza y proporciones nunca vistas ni imaginadas. Para probarlo, trajeron un hueso de uno de ellos. El fémur era muy grueso y alto [...] y correspondía a un hombre de algo más de siete metros de tamaño».

La Tercera de ABC, firmada por Torcuato Luca de Tena en 1987+ info
La Tercera de ABC, firmada por Torcuato Luca de Tena en 1987 - ARCHIVO ABC

«Dientes como los de un caballo»

A estas fuentes históricas se fueron sumando noticias sobre otros hallazgos de restos de supuestos gigantes en ‘Evening Star’ (1893), ‘Barton County Democrat’ (1897), ‘The Washington Post’ (1910), St. Petersburg Daily Times’ (1914), ‘Evening Independent’ (1925) y el ‘Pittsburgh Press’ (1932), además del citado ‘The New York Times’. La primera referencia de este último diario es de 1856, y decía: «Varios trabajadores han descubierto en el sótano del viñedo de Illinois un esqueleto humano. Lo que más les impresionó fue el tamaño del esqueleto, que asciende a tres metros y medio. Tenía la mandíbula y los dientes casi tan grandes como los de un caballo».

Doce años más tarde, el diario neoyorquino hablaba de otro descubrimiento en las obras de una presa para la producción de energía hidroeléctrica en el río Mississippi, donde se desenterraron los restos de un esqueleto humano incrustado en una gigantesca roca de granito: «Los restos del humano gigante están completamente petrificados. La cabeza es masiva, de 80 centímetros de circunferencia, pero con una frente muy baja y plana en la parte superior. La altura total del misterioso individuo es de unos 3 metros y 40 centímetros».

Desde entonces, ‘The New York Times’ no dejaba pasar tres años sin una nueva referencia a este respecto. El prestigioso diario parecía creer en los gigantes, por lo menos durante la primera década del siglo XX, quién sabe sin con la única intención de atrapar a los lectores y vender ejemplares. En 1902, Luciano Quintana, dueño de un rancho a doscientos kilómetros de Las Vegas en el que se había encontrado un cementerio, aseguraba que los esqueletos aparecidos debían medir, al menos, 3,6 metros de alto. «Los hombres que abrieron la tumba dicen que el antebrazo era de 1,2 metros de largo», advertía el periódico en un nuevo ejemplo sorprendente.

A poco que buceemos en las hemerotecas encontramos otras muchas noticias de personas con una altura desproporcionada en relación a la media en Nueva Zelanda, Reino Unido, India, Francia, Turquía, Italia y Georgia, aunque ningún estudio científico ha conseguido acreditar que sean ciertas. Uno de los casos más famosos fue el del conocido como ‘Gigante de Cardiff’, del cual se descubrió que era un engaño de un empresario del tabaco creacionista llamado George Hull. Su objetivo: dar credibilidad a lo referido en la Biblia.

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