Es una de las actrices más queridas del país. Ha interpretado un sinfín de personajes en teatro, telenovelas y cine. Y es que Liliana Trujillo es una marea huracanada que, con su talento y picardía, se lleva todo a su paso. Además, por supuesto, de ser una de las primeras damas del teatro en Perú. Ahora abre su corazón a Trome y confiesa esos secretos que guardaba bajo siete llaves. Además, hasta el lunes 8 de julio está en la obra InBestia en el Teatro de la Universidad del Pacífico.

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Liliana, estudiaste actuación en una época bastante complicada, en los años 80, ¿tus papás te apoyaron desde el inicio?

Sí, tuve la fortuna de contar con la comprensión y apoyo de mis papás desde que les dije que quería ser actriz. Me pusieron algunas condiciones o, digamos, que tenga un plan B en caso las cosas no salieran como quería. Pero como eran los ochenta... a nadie le iba bien, la crisis estaba brutal, para variar.

¿Qué condiciones te pusieron?, ¿llegaste a estudiar otra carrera?

Estudié para ser profesora de inglés, pero nunca di el examen. Estudié en un colegio bilingüe, tenía esa base, pero para enseñar en otros lados necesitaba un certificado.

De todos los personajes que has hecho, ¿cuál ha sido el más retador?

En el cine, definitivamente, ha sido ‘Rosa Chumbe’. En teatro puede ser ‘La Barragana’. Y en televisión creo que ‘Solo una madre’.

‘Rosa Chumbe’ fue tu primer protagónico en el cine después de muchos años, ¿fue difícil hacer el personaje?

Creo que lo más difícil fue conservar el estado de ánimo, el fastidio, el abandono o la desesperanza del personaje sin que se instale permanentemente en mí. Lo gestual también fue complicado porque yo soy bastante gestual y el personaje no lo requería.

Protagonizó la película Rosa Chumbe. Foto: Facebook.
Protagonizó la película Rosa Chumbe. Foto: Facebook.

¿En algún momento te sentiste encasillada en los mismos personajes?

Sí, claro. Hice de empleada provinciana muchos años. Qué curioso porque el otro día estaba pensando en eso, porque una compañera me decía que ella sentía que no le estaba pasando eso. Yo intenté encontrar una respuesta o una hipótesis y creo que es porque los tiempos han cambiado. Ahora hay otro discurso con respecto a la variedad y al tipo de personaje que se maneja en televisión o teatro. En los ochenta era blanco o el resto color puerta. Creo que Michel Gómez y Eduardo Adrianzén marcan la diferencia con ‘Los de arriba y los de abajo’.

Si bien los tiempos han cambiado, ¿crees que todavía hay discriminación o está bien disimulada?

Ah no claro que sigue existiendo y también está encubierta. Yo creo que seguimos siendo coloniales. La política te lo dice así. Es importante que se siga haciendo cine en lenguas originarias, porque sino nunca hubiéramos visto ‘Wiñaypacha’ y otras que han ganado tantos premios.

Has hecho personajes conservadores, pero también antagónicos, ¿cuál disfrutas más?

Es más divertido hacer antagónico y es menos desgastante. Generalmente, los protagónicos son los que sufren, tienen que resolver, es más desgastante a nivel emocional.

En estos años, ¿has sufrido algún tipo de discriminación que te haya querido hacer tirar la toalla y abandonar la carrera?

Mira, yo de chica sí me he ganado con la discriminación que sufrieron mis papás o primos. Todo por ser de la sierra. Pero dentro de la actuación no recuerdo, la verdad. Si es que lo he pasado, ya borré casette.

PAREJAS, AMOR Y MATERNIDAD

Liliana, ¿estás en una relación o soltera?

Me divorcié hace tres o cuatro años. Y ahorita estoy soltera. Una ya se queda curada ja, ja, ja.

Además del amor, tres ingredientes para que una relación funcione...

Jugar en el mismo equipo, ser claro y abierto, no esperar la telepatía para entendernos y ser cómplices.

¿Te consideras una mujer celosa?

Cuando era más joven quizás sí, pero nunca al extremo. Jamás he revisado el celular ni he hecho escenas, no llegaba a tanto. Pero sí he tenido una dosis de celos prudente ja, ja, ja.

Lo primero que te atrapa de un hombre...

Su inteligencia y sentido del amor. El físico no me importa mucho, pero que sea varonil. Armonía estética no busco ja, ja, ja. Mi hija siempre me vacila porque dice que me gusta cada personaje.

¿Eres romántica?

Sí, creo que sí. Me gusta poner determinada música y escuchar la letra. Tener espacios para mí, consentirme, buscar el lado positivo de la vida aunque en el medio haya más cosas.

¿Has perdonado alguna infidelidad?

No.

¿Y lo harías?

Ni hablar.

¿Crees que el infiel puede cambiar?

Uy no sé, depende. Si quiere hacerlo por él mismo, sí. De lo contrario no. Nadie cambia por otra persona.

Tu hija tiene 18, deben ser súper amigas...

Sí, claro, somos compinches.

¿Cómo eres de mamá?

Soy engreídora, bastante permisiva y brindo libertad, pero en algún momento fui sobreprotectora. Y eso fue algo en lo que trabajé porque la sobreprotección causa inseguridades y diversos temas.

¿Ella se ha inclinado por el arte?

Con su papá siempre tratamos de que esté vinculada al arte, pero no tanto para que sea artista, sino para que esté conectada con su propio sentir y pueda procesar sus emociones desde un lado más amable. Ahorita está estudiando Psicología.

¿Cómo crees que te describiría tu hija?

Creo que diría que soy graciosa y amable.

¿Cómo recuerdas tu infancia?

Divertida, súper divertida. Salía a jugar al parque, a montar bicicleta, a pasar en grupo. También recuerdo cuando viajaba a Huancayo a estar con mis primos que son un montón.

¿Qué enseñanza te dejaron tus papás?

Mi papá me enseñó a ser trabajadora. Y ambos me enseñaron a preocuparme por lo social y colectivo. No solo ver por mí, sino por lo colectivo. Creo que también por eso fue mi inclinación hacia el arte. Mi mamá me dejó su sentido del humor y la facilidad de adaptarse a cualquier situación.

FARÁNDULA, ALEJADA DE ESCÁNDALOS Y ‘SECRETITOS’

En tantos años en la industria, nunca te has visto envuelta en escándalos...

Lo que pasa es que las personas de los 80 tenemos un chip, y no solo los actores sino todos, que tiene que ver con el trabajo. Algo así como ‘chapa los trabajos que hay porque después no hay trabajo’. Y también tiene que ver que en ese entonces todavía no había celulares ni redes sociales, entonces hacía mis locuras y cosas tranquila ja, ja, ja. Por ahí que me salvé.

Tres cualidades que te describan...

Trabajadora, puntualísima y una mujer con sentido del humor.

Y tres defectos...

Estresada, apresurada y por ahí un poquito impulsiva.

Un momento donde fuiste completamente feliz...

Cuando estoy en las patas del escenario para entrar a una obra de teatro.

¿Cómo te relajas?

Medito por unos minutos, cuatro o cinco veces a la semana. Procuro no hacerlo en silencio o en algún lugar aparte alejado y sola, sino en un ambiente con bulla.

¿Tienes buena sazón o la cocina no es lo tuyo?

No, no hay forma. Cocino porque tengo que comer pero no me preocupo mucho del sabor. Me da igual si te gusta o no, pobrecita mi hija ja, ja, ja. Ella siempre dice ‘está bien mami, está rico’. Está preparada para la guerra.

¿Qué comida o postre peruano serías?

Una causa limeña, porque tiene ese punto entre ácido y picante buenazo.

¿Qué le dirías a Liliana de 15 años?

Revisa las banderas rojas y señales de alerta.

Tu mayor miedo es...

No poder pagar mis deudas.

Un consejo que recuerdes hasta ahora...

Tiene que haber coherencia entre lo que haces y dices.

El momento más difícil que has vivido hasta hoy...

Cuando deterioró la salud de mis padres.

Si pudieras retroceder el tiempo y volver a abrazar a alguien, ¿quién sería y qué le dirías?

A mi tía Janita y le diría que la quiero mucho. Creo que nunca le dije eso.

¿Te gustaría saber de qué vas a morir?

No sé, mientras esté bien muerta y mi cuerpo entero, no por partes, todo bien.

Si no fueras actriz qué serías

Jardinera.

¿Cuál fue tu primer trabajo y a qué edad?

Como recepcionista ayudando a mi papá en su oficina, a los 18 años.

Dos canciones que te recarguen de energía...

Bohemian Rhapsody, de Queen y Ruleta rusa, de Red velvet.

¿Qué red social usas más?

Instagram. Y al comienzo me costó mucho. No compartía mucho mi trabajo, sino memes. Creo que tenía más seguidores por los memes que compartía y no por mi trabajo ja, ja, ja. En fin, las cosas de la vida.

¿Te arrepientes de algo?

De haber insistido algunas cosas o situaciones cuando debí haberlas abandonado hace rato.

¿Te harías alguna cirugía?

En algún momento quizás sí, sobre todo en las bolsas de mis ojeras. Otros cambios no creo.

¿En qué proyectos estás?

Hasta el lunes 08 de julio estamos en la obra en el Teatro de la Universidad del Pacífico (Jr. Sánchez Cerro 2121, Jesús María).

Para cerrar, ¿quién es Liliana Trujillo?

Una mujer de 54 años que ha encontrado un espacio para entenderse y comprenderse, y que procura ser amable con ella misma.

Gracias por tu tiempo, Liliana

Gracias a ustedes, como siempre. Los espero en el teatro.

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