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¿Cómo ganarse la confianza de un gato?

Cómo ganarse la confianza de un gato

No siempre es mala fama, y los gatos, a diferencia de los perros, pueden ser un poco más escurridizos y desconfiados. En el caso de algunos de ellos, el carácter puede responder a un pasado doloroso, y por eso, al llegar a la manada, la timidez y la ansiedad pueden jugar en contra a la hora de crear un vínculo. 

La clave está en hacerlos sentir seguros, pues, al ser animales de rutinas, esta es la sensación que los felinos valoran más. 

¿Cómo darle seguridad a un gato? 

Cuando los felinos son tímidos o asustadizos, la privacidad es su primera necesidad, pues es posible que no estén acostumbrados a tener contacto con seres humanos. Sea por haber nacido en algún refugio, haber sufrido maltrato o carecer de entrenamiento, antes de comenzar con ejercicios de socialización es importante darles su espacio.

Cada gato es distinto. Su comportamiento y carácter puede variar dependiendo de su entorno, su raza y su contexto de vida. 

  • Establece con tu felino una rutina que puedas mantener.
  • Procura que tu casa sea un lugar tranquilo y sin elementos de estrés.
  • Evita hacer cambios repentinos o drásticos en casa.
  • Mantén sus comederos y areneros limpios y alejados de áreas de visita o tránsito frecuentes.
  • Utiliza un tono de voz suave cuando te comuniques con él.

El consejo principal, a parte de todos los anteriores, es ser paciente y entender que el felino necesita alejarse y esconderse para buscar su propio espacio. Poco a poco comenzará a mostrarse presto a jugar, y es a través del juego que el vínculo comienza a fortalecerse. 

Todo a su tiempo 

Los gatos son animales de voluntad. Obligarlos o insistirles en socializar puede generar el efecto contrario y hacer que, por el contrario, sientan miedo o ansiedad. Serán ellos mismos quienes, a su propio ritmo, decidan acercarse a ti, acompañarte, o permitirte que los acaricies. 

Hay algunos elementos que ayudan con la tranquilidad en el ambiente, como las feromonas, sin embargo, respetar sus espacios con paciencia siempre será la respuesta correcta. Quién sabe; tal vez tengas suerte… y algún día te deje acariciar su pancita.

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