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Cinco alimentos prohibidos para gatos

alimentos prohibidos para gatos

Entendemos que comer solamente concentrado no puede ser siempre tan divertido y que como cuidador busquemos otras alternativas para darle variedad al plato de nuestro mejor amigo. 

Hay algunos alimentos, sin embargo, prohibidos para gatos que debemos evitar a toda costa, pues su consumo podría traer consecuencias graves para los felinos de nuestra manada. 

¿Cuáles son esos alimentos prohibidos? Aquí te los presentamos: 

  1. Chocolate: Uno de sus componentes es la teobromina y es altamente tóxico tanto para perros como para gatos. Si un felino ingiere esta sustancia en grandes cantidades, las consecuencias serían nefastas, comenzando con una intoxicación, avanzando a convulsiones, y en los peores casos, la muerte.
  2. Leche de vaca y lácteos: En este caso, la lactosa es el componente que le haría daño a tu mejor amigo. Está representada positivamente en caricaturas, pero contrario a lo que nos han hecho creer, su ingesta puede causar problemas digestivos en los gatos y es mejor evitarla.
  3. Embutidos: Estos alimentos, que no están diseñados para la ingesta de los gatos, son altamente tóxicos, debido a las cantidades de sal y grasas que contienen. Darle a un felino alimentos embutidos podría provocarle pancreatitis o hipertensión.
  4. Pescado o carne cruda: Entendemos el instinto animal de cada gato. El pescado y la carne cruda pueden ser peligrosos y todo por la existencia del anisakis, un parásito similar a la salmonela que solo se elimina si congelamos la carne o la ponemos en cocción.
  5. Limón y cítricos: Aunque el olor de los cítricos puede ahuyentar a algunos gatos es posible que exista la excepción de quienes quieran probarlos. En este caso, la diarrea, los vómitos y el malestar estomacal serían algunas de las consecuencias, por lo que no es buena idea que los consuman.

Si buscas opciones para diversificar la alimentación de tu gato, ten presente que los felinos son animales de rutinas y no siempre responden bien a los cambios repentinos, y que lo mejor es siempre consultar primero con el médico veterinario. 

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