La creciente participación de jóvenes emprendedores en la cadena de proveedores de grandes empresas en Colombia aporta al panorama económico, desde los territorios.
El emprendimiento juvenil ha ganado terreno en Colombia, impulsado por diversas iniciativas gubernamentales y privadas que buscan fomentar el espíritu empresarial entre los jóvenes.
Diversos programas como Apps.co, iNNpulsa, Fondo Emprender, Ventures, Cultura E, Tecnoparques, Bancoldex, ParqueSoft, HubBog, Colciencias y Mprende, han sido importantes para ofrecer soporte y recursos a estos nuevos empresarios. Además, concursos, ferias, misiones comerciales, conferencias y talleres sobre emprendimiento han sido vitales para fortalecer sus habilidades y conocimientos.
Sin embargo, los riesgos al fracaso son inminentes. De acuerdo con Global Entrepreneurship Monitor (GEM), la discontinuidad empresarial, que mide la interrupción de una idea de negocio, es del 2,8 % para jóvenes entre 18 y 24 años, y del 5,5 % para personas entre 25 y 34 años.
Este fenómeno revela el desafío que enfrentan los jóvenes emprendedores del país, quienes deben superar el llamado “valle de la muerte”, que se le denomina a los primeros 2,5 a 5 años de operación en el riesgo de fracaso.
A pesar de esto, el ánimo emprendedor sigue fuerte en Colombia. Informó Confecámaras que en 2022 se crearon 310.731 nuevas empresas en el país, un 1 % más que en 2021. Este crecimiento refleja el dinamismo y la perseverancia de los colombianos en la búsqueda de independencia económica y desarrollo empresarial.
Las cifras pueden ser aún más positivas si se tienen en cuenta los datos de la encuesta Voces Resilientes: Juventudes, realidades y territorios de USAID, ACDI/VOCA y el Observatorio Javeriano de Juventud, en el que dos (2) de cada tres (3) jóvenes manifestaron que emprender es una buena opción para el futuro.
Apoyo empresarial, una de las claves para el surgimiento de más jóvenes emprendedores
Ecatzin Iguarán, cofundador y director creativo de la Fundación Bambalinas, una incubadora de emprendimientos ubicada en La Guajira, es un ejemplo de cómo el apoyo empresarial es un agente de cambio en su comunidad. Desde 2018, Ecatzin y sus hermanos Chail y Yaret han trabajado en este departamento para conectar a jóvenes emprendedores con los recursos y apoyos necesarios para desarrollar negocios sostenibles.
“Las necesidades que encontramos en este territorio son muchas. La Guajira tiene altas cifras de desempleo juvenil (14,5 %, según el Dane) lo que nos motivó a establecer la fundación aquí. Abordamos los problemas desde la solución, ayudando a los emprendedores a desarrollar sus ideas de manera rentable”, explicó Ecatzin.
Sin embargo, agregó que el acceso limitado a información de calidad y recursos básicos como internet, en las zonas rurales, sigue siendo una gran barrera.
Uno de los proyectos destacados de la fundación fue Oportunidades Sin Fronteras, en colaboración con Ecopetrol y USAID, que benefició a 40 jóvenes (20 migrantes y 20 colombianos) con aproximadamente $ 7 millones para emprender con sus negocios.
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Betsy creó marca a través de sus raíces
Gracias a esas iniciativas, Betsy Sierra, joven emprendedora de 26 años, recibió un impulso en su emprendimiento al ser elegida una de las beneficiarias de ese subsidio. Además, se ha convertido en motivo de inspiración y de cómo la resiliencia y la innovación pueden transformar una idea en un negocio exitoso. Hace cuatro años, en plena pandemia por el covid-19, fundó Betsy Cook, una cocina creativa en el corregimiento de Mingueo, en Dibulla, La Guajira.
“Empecé sin nada, con un batidor de mano y un horno prestado. Mi objetivo era crear una marca que visibilizara nuestra cultura negra, a través de la gastronomía”, relató Betsy.
Su negocio se centra en la preparación de postres y comidas saladas con ingredientes autóctonos como la iguaraya y el corozo, que le rinden tributo a sus raíces afrodescendientes y la herencia de su abuela, Nancy Brito, quien como lo definió la misma Betsy: “tiene una riqueza gastronómica única en la región”.
Inicialmente, esta joven financió su negocio con capital propio, uno de los grandes desafíos para muchos emprendedores en Colombia. Sin embargo, su propuesta pronto ganó reconocimiento, lo que le permitió radicarse desde 2022, en Riohacha, permitiéndole distribuir sus productos en cafeterías locales y trabajar con organizaciones como Unicef, Ecopetrol y la gobernación de La Guajira.
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“Gracias a estar legalmente constituidos y tener nuestros papeles en regla, hemos podido ser parte de la cadena de proveedores de estas grandes organizaciones. Esto ha sido muy beneficioso para ambas partes”, comentó Betsy. Este tipo de alianzas no solo impulsan el crecimiento de pequeños emprendimientos, sino que también contribuyen al desarrollo económico de la región.
Beneficios de trabajar con jóvenes emprendedores
En palabras de Ecatzin, quien además de la fundación Bambalinas tiene un coworking y un restaurante mexicano en la región, hacer partícipe a los jóvenes de la cadena de proveedores de grandes empresas ofrece numerosos beneficios.
Primero, permite que los emprendedores entreguen productos de calidad con un valor agregado, gracias a la pasión y creatividad que invierten en sus proyectos. Segundo, fomenta la recursividad y la innovación, asegurando que los productos y servicios se destaquen en el mercado. Finalmente, contribuye al crecimiento económico del país, brindando a los pequeños negocios la oport