El Terror de Diciembre

 

Llegó Diciembre, y con él,  el ambiente festivo que se empieza a respirar en las calles iluminadas, en los aglomerados centros comerciales y en el característico  e insoportable tráfico de esta época. Es claro que muchas empresas y corporativos aprovechan esta temporada para levantar sus ventas y promover sus productos, y es la industria de las dietas una de las que con más agudeza se lanza a cazar a sus futuros clientes, pues es bien sabido que muchos volverán de vacaciones en Enero decididos ahora si, a conseguir el cuerpo ideal que les traerá la tan ansiada felicidad y que esta vez sí serán capaces de conseguir.

 

Y es que desde ahora, las redes empiezan a saturarse de retos, detoxes y  “revolucionarios” planes de ejercicio alentándonos por una parte a no comer demasiado en esta temporada, y por la otra a tranquilizarnos haciéndonos sentir que si “fallamos” en este objetivo no tendremos de qué preocuparnos, pues ellos estarán ahí para salvarnos de aquello que aparenta ser una de las peores desgracias que podrían ocurrirnos: subir unos cuantos kilos. Es así como comienza lo que yo llamo “La Campaña Publicitaria del Terror Decembrino”: provoquemos en los consumidores el pánico por subir de peso, para en Enero, lanzarnos al rescate mediante la venta de nuestros productos y servicios.

Lo que más me incomoda personalmente, es que, en muchos casos, esta propaganda está plagada de mensajes violentos y gordofóbicos, de forma que quien los ve no pueda más que sentir vergüenza de su propio cuerpo y un evidente terror a subir de peso en estas fiestas. De esta forma, para muchas personas, esta pasa a ser una temporada donde el estrés y la ansiedad por engordar ocupan gran parte de la energía emocional, y donde las fiestas y vacaciones pasan a veces  a ser más bien un foco de angustia y preocupación.

 

El otro día, una paciente me comentaba que prefería irse menos días de vacaciones, puesto que cada día fuera representaba en ella la posibilidad de comer y de engordar más. Esta cultura, obsesionada por la delgadez, ha llegado al punto en que preferimos evitar situaciones que debieran ser placenteras y enriquecedoras en aras de seguir intentando alcanzar aquel cuerpo que los arbitrarios estándares de belleza marcan como ideales.

 

Deseo de todo corazón, que quien lea este artículo pueda este año vivir la temporada decembrina de una forma distinta: sabiendo que merecemos el festejo, merecemos la comida y merecemos el descanso de la vacación;  y además, que podamos tomar conciencia plena de que justo estos momentos, cuando son disfrutados con los seres queridos, son los que más nutren y alimentan nuestra vida.