Sin Fronteras IAP

Hace 40 años, en 1984, se adoptó la Declaración de Cartagena. Fue un momento crítico en el que los gobiernos de toda América Latina y el Caribe se comprometieron a proteger a sus refugiados. 40 años después, hemos visto cambios y avances, pero los retos persisten. Para conmemorar el aniversario, varios de nuestros miembros participaron la semana pasada en una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: La Protección de los Derechos de los Refugiados 40 Años después de la Confirmación de la Declaración de Cartagena. Nuestros miembros compartieron perspectivas cruciales que subrayan los retos actuales y las reformas necesarias en la protección de los refugiados en las Américas. He aquí algunos de los puntos más destacados: 🍃 Giscell Gamboa, en representación de Sin Fronteras IAP, hizo hincapié en la actual crisis climática y pidió urgentemente una responsabilidad compartida pero diferenciada entre las naciones para hacer su parte en la gestión de los desplazamientos climáticos.  🏗️ Lublanc Prieto y Alejandro Gómez Restrepo, de Refugiados Unidos, se centraron en la grave situación de la población venezolana en Colombia, donde en total casi 3 millones de refugiados buscan seguridad. El equipo de Refugiados Unidos hizo hincapié en su vulnerabilidad y en la acuciante necesidad de reformas integrales en el sistema de refugiados para garantizar que puedan rehacer sus vidas de forma justa, segura y digna. 📣 Annie Rodríguez Ovares, hablando en representación de la rama regional del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS-LAC), destacó la necesidad de procesos inclusivos de toma de decisiones que se centren en las experiencias y el liderazgo de las personas y familias directamente afectadas por el desplazamiento. Al celebrar 40 años de colaboración entre los gobiernos de América Latina y el Caribe en el marco de la Declaración de Cartagena, en el Consejo, seguimos dedicados a apoyar diálogos cruciales y a reunir a la membresía para ayudar a amplificar su impacto a través de las fronteras para proteger los derechos de las personas refugiadas y los migrantes. Juntos, sigamos impulsando cambios significativos para transformar las vidas de las personas en todo el continente americano y más allá, por las voces que no pueden ser escuchadas.