Mariano Arias Chamorro fue haciendo historia sin darse cuenta. Muy lejos estaba de pensar en ser Pichichi o internacional con la selección española cuando jugaba en la calle con pelotas hechas de vejiga de cerdo y de papel. Todavía no era Marianín, el diminutivo que adoptó ya para siempre en la mili, ni ‘el jabalí del Bierzo’, el apodo que le puso un periodista en León por su valentía para rematar en el área zafándose de los defensas, cuando el Fabero pagaba a dos camareros para librarle del trabajo en el bar de su padre, el impulsor de una carrera deportiva que ahora cobra su auténtica dimensión. Con la mitad de su palmarés muchos futbolistas elevarían sus brazos para señalarse con los pulgares el dorsal. Él, al ponerle frente al espejo de sus méritos, se encoge de hombros: “Yo no le daba importancia porque a mí no me gustaba”, sentencia quien disfrutó más como mecánico en la mina que como estrella del fútbol.

Marianín (segundo por la izquierda abajo), defendiendo los colores del Fabero

Marianín (segundo por la izquierda abajo), defendiendo los colores del Fabero

El fútbol eligió a Marianín, dotado de unas condiciones innatas que afloraron aquel día en que el Fabero le puso a su padre dos camareros para que pudiera jugar en Villaseca de Laciana, donde metió seis goles

Marianín, el mayor de una familia de cinco hermanos, se recuerda de niño ayudando a su familia, que tenía bar, pista y salón de baile en el Fabero de principios de los 50. Por un agujero lo metían a la bodega para sacar las bebidas. “Y casi no llegaba arriba para dárselas. Era muy bajito”, reconoce sobre una infancia “entretenida y divertida”: “No pasé necesidades. No me gustaba mucho estudiar, pero sí trabajar”. Y así, aparte de formar parte de una cadena de producción para saciar la sed de los faberenses, pronto se incorporó a un taller familiar de reparación de coches, antes incluso de entrar con 16 años al taller de Combustibles de Fabero. “Allí hacía de pinche. Ayudaba a todos. Me gustaba la mecánica”, concluye. El fútbol lo eligió a él, dotado de unas condiciones innatas que empezaron a aflorar aquel día en que el Fabero le puso a su padre dos camareros para que pudiera jugar en Villaseca de Laciana, donde metió seis goles. “Y me anularon otros dos”, apostilla.

Sus primeras patadas a un balón (muchas veces hacía de pelota una masa de papeles o una vejiga de cerdo) las dio en la calle La Cortina antes de pasar por la Peña El Taco y la Peña Valentín. Su carrera se habría quedado en el Fabero de no haber sido por su padre. “Yo no tenía ganas de ir a correr”, admite sin reparos. Fue precisamente su progenitor el que firmó la carta de libertad en una servilleta para fichar por el Bembibre, en el que militó una temporada a caballo con la mili de voluntario en la aviación en La Virgen del Camino, donde ahora era él el que pagaba a compañeros 100 pesetas por librarle de las guardias cuando coincidían con partidos. Y allí, sobre el capó de un coche y bajo la mirada de su padre convertido en improvisado representante, firmó por la Cultural Leonesa. “Hasta entonces nunca había entrenado”, señala.

Comenzó viviendo en León de pensión hasta que se casó con Olimpia, a la que había conocido en el salón de baile familiar, y alquilaron un piso en el barrio de El Ejido. Marianín seguía moviéndose en el área por pura intuición. Y el año en el que la Cultural ascendió a Segunda División fue el máximo goleador de todas las categorías nacionales. Sus gestas despertaron el interés periodístico y José María García se desplazó para entrevistarlo y preguntarse a dónde llegaría de llamarse ‘Marianovic’. El caso es que pudo haber llegado al Madrid o al Barcelona, pero su futuro empezó a truncarse cuando, con todo atado para fichar por el Málaga, asesinaron al presidente del club andaluz y el berciano acabó aterrizando en el Oviedo, ya en Primera División. Su talento para permanecer en el aire unas décimas de segundo más que el defensa y rematar de cabeza dejó en segundo plano sus demás habilidades. Y así llegó a Asturias con la sospecha de ser un simple cabeceador.

En La Virgen del Camino, sobre el capó de un coche y bajo la mirada de su padre convertido en improvisado representante, firmó por la Cultural Leonesa: “Hasta entonces nunca había entrenado”

Marianín, con su padre y una prima en el bar familiar

Marianín, con su padre y una prima en el bar familiar

Marianín, defendiendo los colores de la Cultural y Deportiva Leonesa

Marianín, defendiendo los colores de la Cultural y Deportiva Leonesa

Marianín, marcando el gol 1.000 del Oviedo en Primera División en el Estadio Vicente Calderón

Marianín, marcando el gol 1.000 del Oviedo en Primera División en el Estadio Vicente Calderón

Marianín dejó su sello marcándole tres goles a Iribar en San Mamés, marcando el tanto 1.000 del Oviedo en Primera División y siendo Pichichi de la Liga Española e internacional en 1973

Con goles fue quitándose la etiqueta (hasta recibió una carta del entrenador del Barça Rinus Michels ponderando sus cualidades para zanjar unas polémicas declaraciones). Tres tantos, con los pies y en un suspiro, le hizo a Iribar en San Mamés, la primera de una serie de proezas en mayúsculas que siguió con el gol 1.000 del Oviedo en Primera División, esta vez de cabeza en el Vicente Calderón antes de que Luis Aragonés empatase para el Atlético de Madrid en una temporada (la 1972-1973) en la que se llevó el Trofeo Pichichi con el mérito doble de hacerlo en un equipo de la parte baja de la tabla. Con esa aureola llegó un punto y aparte en su carrera, el debut con la Roja en un Turquía-España jugado en 1973, la primera vez que salía del país. “Fue lo más importante y lo más emocionante: estar allí y que sonara el himno nacional”, subraya. Las lesiones fueron limitando su rendimiento hasta regresar a la Cultural y retirarse en el Fabero.

Marianín, que invirtió con desigual resultado en León y Oviedo, regresó a su pueblo para trabajar de nuevo en Combustibles de Fabero y montar la discoteca La Escala. “Me encantaba mi trabajo. Fui muy feliz”, cuenta quien accedió al retiro laboral por un problema de tiroides. Sigue sin gustarle el fútbol, y menos el que se practica ahora: “El 60% de los jugadores son mentirosos del fútbol que fingen y se tiran al suelo. Si pillaran aquellos defensas… Hoy un portero toca más veces el balón que yo como delantero entonces”, contrasta desde su casa de Fabero, convertida desde no hace mucho en un pequeño museo con recuerdos de una carrera deportiva de leyenda con la que ni llegó a soñar: “Hasta hace diez años no era consciente de que fui alguien en el mundo del fútbol”.

“El 60% de los jugadores son mentirosos del fútbol que fingen y se tiran al suelo. Si pillaran aquellos defensas… Hoy un portero toca más veces el balón que yo como delantero entonces”

Marianín, con sus padres, un hermano y una prima en el bar familiar

Marianín, con sus padres, un hermano y una prima en el bar familiar

Marianín (segundo por la derecha arriba) destacó ya desde niño

Marianín (segundo por la derecha arriba) destacó ya desde niño

Marianín, tercero por la izquierda abajo

Marianín, tercero por la izquierda abajo

Ficha de Marianín con el Atlético Bembibre

Ficha de Marianín con el Atlético Bembibre

Marianín, entre Vallalfons y Manuel Pérez Álvarez

Marianín, entre Vallalfons y Manuel Pérez Álvarez

Marianín, entrevistado por José María García

Marianín, entrevistado por José María García

Marianín, en un partido contra el Athletic de Bilbao, con el mítico portero Iribar

Marianín, en un partido contra el Athletic de Bilbao, con el mítico portero Iribar

Marianín, en un partido contra el Athletic de Bilbao, con el mítico portero Iribar

Marianín, en un partido contra el Athletic de Bilbao, con el mítico portero Iribar

Marianín, con la equipación de la selección española

Marianín, con la equipación de la selección española

Marianín (agachado a la izquierda), junto a los Pichichis del fútbol español

Marianín (agachado a la izquierda), junto a los Pichichis del fútbol español

Marianín, junto a leyendas como Puskas, Di Stéfano y Zarra

Marianín, junto a leyendas como Puskas, Di Stéfano y Zarra

Marianín, en las instalaciones del Oviedo

Marianín, en las instalaciones del Oviedo

Marianín, entre recuerdos de su carrera futbolística en su casa de Fabero

Marianín, entre recuerdos de su carrera futbolística en su casa de Fabero

Marianín, en su casa de Fabero

Marianín, en su casa de Fabero