Novela Tadjo, Véronique

La sombra de Imana-Véronique Tadjo

Según la creencia de la tradicional Banyarwanda en Ruanda, en los días antiguos, cuando Dios todavía vivía entre los hombres, la Muerte no vivía entre los hombres. Muerte era una bestia salvaje que a veces pasaba por la tierra, pero Imana (el Creador) les prometió a los hombres que él se ocuparía de darle caza con sus perros cuando Muerte viniera por la tierra. Sin embargo, les puso una condición: que cuando Imana fuera de caza y persiguiera a Muerte todos los demás seres vivos debían ocultarse. Un día durante una de estas cacerías una mujer anciana salió al huerto para recoger comida. Entonces, Muerte que huía corriendo de Imana, vio a la mujer y le prometió que si ella le escondía él ayudaría a ella y su familia. La mujer abrió su boca y Muerte saltó dentro. Cuando Imana vio a la mujer y le preguntó que si ella había visto a Muerte, ella lo negó. Pero Imana se dio cuenta de lo que la mujer había hecho, abandonó a los hombres, dejó la tierra y dejó que los humanos se encargaran de la bestia Muerte. Desde entonces Muerte vive entre los seres vivos de la tierra.1

En 1998 Veronique Tadjo participó en el proyecto Ruanda, escribir por deber de memoria, lanzado por el escritor y periodista Nocky Djedanoum con la finalidad de romper el silencio de los intelectuales africanos en torno al genocidio de Ruanda de 1994. De la estancia de Véronique Tadjo en el país surgió la novela La sombra de Imana. Se trata de una obra en la que combina sus intensas impresiones y reflexiones personales con relatos de ficción en los que intervienen asesinos y víctimas, partiendo de la idea de que la ficción es un medio idóneo para mantener viva la memoria de los pueblos. Para ello, la autora recurrió al testimonio de las víctimas de la gran tragedia que asoló el país y la conciencia de la comunidad internacional.  (www.casafrica.es)

Durante 100 días, a razón de 6 personas por minuto, una violencia medieval que segó la vida de cerca de 800.000 de personas. Esto fue lo que ocurrió. ¿Por qué?, ¿cómo fue posible?, ¿dónde estábamos?, ¿se puede volver a repetir? Son solo algunas de las preguntas incómodas y desasosegantes que todavía hoy seguimos formulando.

A través de la escritura se ha intentado entrar dentro de lo que supusieron aquellos días y los años precedentes en un intento por intentar comprender y por mostrar las causas, los porqués y los motivos. Algunos optaron por el ensayo y otros por la ficción.

Jean Hatzfeld entrevistó a los supervivientes de las masacres. Estas conversaciones las plasmó en un libro Una temporada de machetes. Si solamente con el título se nos ponen los pelos de punta, os podéis imaginar cómo se os queda el resto del cuerpo al terminar de leer la última página de este escalofriante libro, en el que el periodista, desde el mismo centro del genocidio tutsi, Nyamata, va compilando las voces de los verdugos. ”El genocidio va más allá de la guerra porque la intención dura para siempre, incluso aunque el intento fracase, dice la campesina Christine Nyiransabimana”.

Veronique Tadjo eligió la ficción para novelar las vidas de aquellos y aquellas que sobrevivieron. No estoy curada de Ruanda. Nada puede exorcizar Ruanda”, dice al final de esta obra. Mientras, han hablado los que huyeron dejando el país en manos de los asesinos, las que fueron violadas, los niños y niñas abandonados, las que se ofrecieron ellas mismas para salvar a sus hijos, las culpas de los que no estaban allí cuando eran tan necesarios, los hombres y mujeres que contemplaron el horror, el horror, el horror. La sangre que reclamaba más sangre y el odio que engendraba más odio.

Las diferencias simplemente inexistentes de la manera en la que se presentaron, pero forzosa y milimétricamente alimentadas para que la maquinaria criminal se pusiera en marcha. Las listas que identificaban a los hutus y a los tutsis. Las armas que procedían del exterior: Francia y China. La radio que incitaba a llenar las tumbas. Los que incitaron, los que mataron, los que violaron y cercenaron, los que actuaron por coacción, las que permitieron y no hablaron, las asesinas, las mutiladoras. La pobreza, que mira al otro lado cuando cultiva las tierras y desea poseer lo que el otro tiene, la pobreza que se ahoga en alcohol, sumisa y amedrentada. El pasado lleno de otros rebrotes, otras pugnas, que como fina lluvia han ido desbordando el vaso. Los colonizadores tan a sabiendas de lo que hacían, «divide y vencerás». La “Operación Turquesa” que permitió a los verdugos escapar, la intervención internacional tardía y fracasada, porque ¿a quién, de verdad, le importaba Ruanda?  Y, en el medio, las historias, breves, condesadas y certeras, que nos sacuden y nos interpelan, que nos obligan a preguntarnos una y otra vez lo mismo: ¿por qué?, ¿cómo?

El ciclo no parece que se haya cerrado, se asemeja más bien a un cierre en falso. “Todo crimen no castigado generará nuevos crímenes”. A la larga los hutus tendrán miedo de los tutsis porque están en el poder y los tutsis de los hutus porque pueden adueñarse del mismo. “El miedo sigue en las colinas”. El miedo al Otro, ¿dónde surge?, ¿cómo se alimenta? No hay una línea recta que nos dé respuestas rectas. Nada es fácil cuando se intenta comprender tanto odio, tanta cólera. Y, sin embargo, es lo único que nos queda: recordar, hablar de ello, intentar comprender. A todo esto nos ayuda este libro. “Pues, si es verdad que la palabra ´Ruanda´ tiene todavía una cierta resonancia, la huella de esos Cien Días en las mentes no es tal vez tan profunda como debería. Por esto es tan importante que continuemos hablando”, escribe Boubacar Boris Diop en otro ensayo, África más allá del espejo.

Para que no se abra de nuevo otro ciclo, para que la vida tenga más peso que la muerte para todos. “No tengas miedo de saber, dice una superviviente. Sólo de la impunidad nace la muerte”.

«Los muertos no vendrán a reclamar nada porque han empezado otra existencia. Y nosotros no tendremos nunca todas las respuestas a nuestras preguntas. Hay que castigar a los que lo merecen, a los que han iniciado el reinado de la crueldad. Pero los demás deben ser liberados del peso de la culpabilidad.”

Ficha:

  • Título original:  L´ombre d´Imana (2000)
  • Idioma: Francés
  • Traducción al castellano: El Cobre Ediciones, S.L. (2003)
  • Traductora: Núria Viver Barri
  • Otras publicaciones de esta obra/ Otras obras traducidas:
  • «La dansa de la pantera». Editorial Cruilla, S.A. Catalán (1999)
  • «La canción de la vida y otros cuentos». Editorial Siruela (2006)

LA SOMBRA DE IMANA-PORTADA

Sobre la autora:

Véronique Tadjo nació en París en 1955 pero creció en Abiyán, Côte d’Ivoire (Costa de Marfil). Hija de un alto funcionario de origen marfileño y de una madre pintora y escultora, vivió una infancia marcada por los viajes. Estudió Literatura en la Universidad de Abiyán y completó su formación con un doctorado en Literatura y Cultura afroamericanas, cursado en La Sorbona (París). Una beca Fulbright le permitió proseguir sus estudios en Washington, tras lo cual regresó a su país, donde ejerció la docencia durante varios años en la Universidad Nacional de Côte d’Ivoire. Además de a la escritura, se dedica actualmente a impartir talleres de escritura y a la ilustración de textos infantiles. En 1984, Tadjo publicó su primera obra, un libro de poemas. Siguieron varias novelas, Le Royaume aveugle (1991), A vol d’oiseau (1992) y Champs de bataille et d’amour (1999). En 2005 recibió el Gran Premio Literario de África Negra. (Fuente: www.casafrica.es).

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