Sociólogo del derecho. Ha estudiado los sistemas de justicia en América Latina, asunto sobre el cual ha publicado extensamente. Ha ejercido la docencia en Perú, España, Argentina y México. Es senior fellow de Due Process of Law Foundation.
En la mayor parte de América Latina es la hora del sálvese-quien-pueda, un proceso alimentado por la desesperanza de comprobar la magnitud de problemas para los que nadie atina a proponer soluciones viables.
Los conservadores están avanzando y cosechan triunfos mediante la vía electoral. La hegemonía de Bukele en El Salvador y la victoria de Milei en Argentina son señales en la región. Y la posibilidad de que Trump vuelva a ser reelecto puede llevar a un cambio de ciclo global.
Actualmente hay un solo asunto sobre el que, con muchas diferencias, diferentes protagonistas políticos podrían ser agrupados como de izquierda: el papel protagónico del Estado en la economía.
Entre invocaciones a la calma y una dura represión, el gobierno de Dina Boluarte va definiendo un perfil que es tributario de sus socios del sector de la derecha del espectro político peruano.
Terminó un gobierno que se denominó de izquierda y pertenecía a su sector iliberal, más bien reaccionario, que representaba lúcidamente aquel personaje que alzó a Castillo a la candidatura presidencial: Vladimir Cerrón.
La OEA, tras su paso por Lima, ha emitido un informe sobre la situación peruana que, sobre todo debido a sus omisiones, resulta complaciente con el gobierno de Pedro Castillo.
Hoy en día el principal objetivo de Castillo es sobrevivir, difícil tarea en la que, con seis investigaciones abiertas en su contra por el Ministerio Público, el día a día parece lo único importante.