Los vecinos han llamado decenas de veces al 911 para denunciar la venta de drogas y otras actividades criminales en esta vivienda del oeste de Humboldt Park, propiedad de la CHA (Crédito: Colin Boyle/Block Club Chicago)
Los vecinos han llamado decenas de veces al 911 para denunciar la venta de drogas y otras actividades criminales en esta vivienda del oeste de Humboldt Park, propiedad de la CHA (Crédito: Colin Boyle/Block Club Chicago)

Este reportaje ha sido producido por Illinois Answers Project, una organización periodística de investigación y soluciones, y Block Club Chicago, una redacción sin fines de lucro con enfoque en los distintos vecindarios de Chicago.

En una cuadra de casas de estructura triangular y de casas construidas para obreros en los 1900s, la casa en 849 N. St Louis es la única con las ventanas y la puerta selladas. Mientras que la mayoría de los céspedes de la calle están bien cuidados, su jardín trasero está lleno de ramas de árboles y basura. Durante el verano, se acumuló hasta casi la altura de las cercas de los vecinos. 

Los vecinos del oeste de Humboldt Park consideran el lugar peligroso, una “plaga” para el vecindario y un “antro de drogas”. Los vecinos se han quejado con la Municipalidad docenas de veces en los últimos dos años sobre problemas en la propiedad, incluyendo basura, ratas, venta de drogas, consumo abierto de drogas e incluso disparos.

“Sólo quiero deshacerme de esta casa”, dijo una vecina, que no quiso que se publicara su nombre porque teme por su seguridad.

La vecina estaba aún más indignada tras enterarse de que el propietario de la vivienda era de la Autoridad de Vivienda de Chicago (CHA, por sus siglas en inglés) una agencia gubernamental responsable de proporcionar viviendas seguras y asequibles a personas con bajos ingresos.

Esta casa forma parte de un programa de la CHA que se supone que ayuda a las familias a vivir en nuevos vecindarios y acceder a nuevas oportunidades. La propiedad es emblemática de un problema más grave: la agencia es propietaria de muchas otras viviendas similares en toda la ciudad. 

Una investigación llevada a cabo por Illinois Answers Project y Block Club Chicago ha descubierto que la agencia tiene cerca de 500 viviendas vacías incluso cuando Chicago se enfrenta a una crisis de vivienda en múltiples frentes, desde alquileres históricamente altas que muchas familias no pueden pagar hasta un aumento de personas sin hogar y nuevos migrantes que necesitan alojamiento.

Estas viviendas forman parte de un programa de vivienda llamada, “Scattered-Sites” (Sitios dispersos) En total, la CHA posee unas 2,900 viviendas dispersas por decenas de vecindarios bajo este programa. Pero una de cada seis viviendas está vacía, y docenas de ellas llevan años desocupadas, según demuestran los registros.

Estas viviendas dispersas y abandonadas se encuentran en todos los vecindarios de la ciudad. Por ejemplo, en el lado norte, un lindo edificio de apartamentos de ladrillo amarillo en Lakeview fue renovado por 1.5 millones de dólares a mediados de la década de 2010, sin embargo, el edificio nunca se llenó por completo. En el oeste de la ciudad, varios edificios multifamiliares situados en North Lawndale llevan años vacíos y sellados. Y en South Shore, a pocas cuadras de donde se está construyendo el Centro Presidencial de Obama, más de un tercio de un edificio de 51 apartamentos está vacío. La CHA dice que pronto alquilará la mayoría de esos apartamentos en South Shore.

Las propiedades están sin utilizar a pesar de que más de 200,000 personas están en las listas de espera para recibir asistencia para una vivienda, incluyendo 50,000 personas que quieren una vivienda dispersa.

Además de desperdiciar la oportunidad de alojar a familias, las viviendas vacías durante mucho tiempo pueden provocar delincuencia y reducir el valor de la propiedad en los vecindarios de alrededor.

Los concejales que tienen viviendas dispersas en sus distritos expresaron su irritación por el hecho de que la CHA permita que tantas viviendas permanezcan vacías.

“Es ridículo”, dijo el concejal Walter Burnett Jr. del distrito 27, en cuyo distrito se encuentra la casa abandonada de North St Louis. “Es una vivienda asequible. Eso no tiene ningún sentido. Necesitamos que esas casas se llenen”.

Las personas que buscan alojamiento seguro y asequible necesitan “urgentemente” estas viviendas dispersas, afirmó Jessie Fuentes del distrito 26. Fuentes señaló que decenas de personas viven en campamentos de tiendas en Humboldt Park, en su distrito, y que las rentas han subido en los vecindarios de alrededor. 

“Podemos utilizar algunos de esos apartamentos abandonados de la CHA si se rehabilitan”, dijo Fuentes. 

Funcionarios de la CHA se negaron en repetidas ocasiones a responder a las solicitudes de Block Club y Illinois Answers Project para discutir el programa de viviendas dispersas en una entrevista.

En una declaración, el portavoz de la CHA Matthew Aguilar dijo que la CHA “no está conforme con esta tasa de desocupación y ha priorizado la financiación para volver a poner en servicio los apartamentos y edificios desocupados.” 

Después de que Block Club Chicago e Illinois Answers comenzaron a preguntar sobre el programa, Aguilar dijo que el número total de viviendas vacantes había disminuido de 505 a principios de este año a 484 a finales de septiembre. La agencia ha gastado más de 16 millones de dólares en renovaciones de viviendas dispersas este año y está desarrollando un plan para volver a poner en servicio “casi todas” las viviendas vacantes, según Aguilar.

Eso incluye “hasta 50 millones de dólares” que la CHA tiene previsto destinar en 2024 a la renovación y rehabilitación de 176 de estas propiedades, dijo.  

Además, la CHA está planeando vender alrededor de 40 viviendas dispersas a los residentes de la CHA a través de un nuevo programa llamado “Restore Home” (Restaurar el Hogar). Eso incluirá la vivienda en 849 N. St. Louis, dijo Aguilar.

La CHA también planea buscar nuevos administradores de propiedades en 2024 "para proporcionar una mayor supervisión y un mejor servicio para los residentes", dijo Aguilar en un correo electrónico.

Al mismo tiempo, la declaración de Aguilar destacó los “desafíos operativos” y los altos costes de mantener una cartera de valores de propiedades más pequeñas distribuidas por toda la ciudad. Fuentes culpó la alta tasa de vacantes a las decisiones de los líderes anteriores de la CHA de retrasar el mantenimiento y mantener ciertas viviendas sin alquilar. La actual directora ejecutiva de la agencia, Tracey Scott, asumió el cargo en 2020. 

Aunque la CHA se negó a permitir que Scott estuviera disponible para hablar con los periodistas de Block Club e Illinois Answers, la CEO habló con el Chicago Sun-Times sobre los planes para renovar las viviendas dispersas. Esto fue después de que Illinois Answers y Block Club hicieran saber a la CHA que planeaban publicar este reportaje.

Una deterioro en el vecindario

La mayoría de los jardines de la cuadra 800 North St. Louis están limpios y rodeados de cercas. De los porches cuelgan banderas y banderines estadounidenses y mexicanos. Una tarde de otoño, un hombre con camiseta negra trabajaba bajo el capó de un coche estacionado en la calle.

"Las personas son en su mayoría de clase trabajadora, y solamente se ocupan de lo suyo", dijo un vecino que habló con Block Club e Illinois Answers.

La CHA es propietaria de la vivienda en 849 N. St. Louis desde 1983, pero la casa ha estado vacía durante al menos siete años, según muestran los registros. Desde 2019, los vecinos han llamado al 911 más de 80 veces para informar sobre un robo, una persona con un arma y, en docenas de ocasiones, ventas de drogas, según los registros de llamadas a la Municipalidad. Diecisiete de las llamadas al 911 se realizaron en un tramo de tres semanas en el otoño de 2022. 

Los vecinos han llamado decenas de veces al 911 para denunciar la venta de drogas y otras actividades criminales en esta vivienda del oeste de Humboldt Park, propiedad de la CHA (Crédito: Colin Boyle/Block Club Chicago)
Los vecinos han llamado decenas de veces al 911 para denunciar la venta de drogas y otras actividades criminales en esta vivienda del oeste de Humboldt Park, propiedad de la CHA (Crédito: Colin Boyle/Block Club Chicago)

Zach Caddy, que anteriormente vivía en la cuadra, dijo que las personas involucradas en el tráfico de drogas “descubrieron que la casa era un lugar donde se podía hacer negocios sin interrupciones.”

Caddy dijo que los coches de policía se quedaban fuera de la propiedad durante algunas horas seguidas, pero que rara vez vio a los agentes tomar alguna medida. 

Tampoco vio nunca a los administradores de la propiedad pasarse por allí. La CHA ha contratado al menos a cuatro empresas para administrar la propiedad desde que comenzó a quedar vacante en 2016. Hispanic Housing Development Corp. es el actual administrador de la propiedad. La compañía no respondió a múltiples solicitudes de entrevista sobre la casa en St. Louis u otras propiedades.

Durante un tiempo, Caddy consideró comprar la casa vacante, pero fue “terriblemente difícil” encontrar a la persona adecuada con quien hablar, dijo.

Más tarde, instaló cámaras de seguridad que captaron parte de la problemática propiedad. Pero dijo que un hombre se le acercó más tarde y lo amenazó con incendiar su coche y el de su compañero si no retiraba las cámaras. 

Caddy vendió su casa y se mudó en mayo.

Si la CHA hubiera alquilado, demolido o vendido la casa, toda la cuadra habría sido más segura, dijo. 

Después de que Caddy se fué, los problemas continuaron. En junio, la policía recibió otra serie de llamadas sobre tráfico de drogas, incluida una en la que se quejaban de que había vendedores en el callejón de detrás de la casa realizando un “reparto”, lo que significa que estaban dando muestras gratuitas. “La fila está larga”, informó la persona que llamó, según las notas de la central. 

Entre enero y octubre, la policía realizó más de 70 arrestos por venta o posesión de drogas en la cuadra, aunque los registros no muestran cuántas estaban relacionadas con la casa. Trabajadores de otros departamentos municipales han visitado la propiedad y limpiado el jardín trasero en alguna ocasión, según los registros. Pero la basura sigue acumulándose y las personas siguen reuniéndose en la parte trasera.

“Todo el mundo sabe que es un antro de drogas”, afirma el vecino que se refiere a la casa como “la plaga” de la cuadra. 

El vecino no se dio cuenta de que la casa era propiedad de la CHA hasta que se lo informó un periodista.

“La otra noche oí a alguien disparando a la casa”, dijo el vecino. “A mi pareja y a mí nos despertaron a las 3 de la mañana. No se siente nada bien”.

“Es espantoso que la agencia [la CHA] sea dueña de esa propiedad y no esté haciendo nada y que Hispanic Housing no esté haciendo nada", dijo el vecino. “Es un deterioro para el vecindario”.

“El alcalde dice que ama el oeste de la ciudad - entonces, que lo demuestre. Que arregle las cosas en esta cuada”.

Dificultades desde el inicio

El programa de viviendas dispersas pretendía contribuir a eliminar la segregación en la vivienda pública de la ciudad de Chicago y ampliar el acceso de los residentes a oportunidades. Pero desde sus orígenes, hace décadas, la oposición política y la mala gestión han limitado su alcance.

Desde los 1930s hasta los 1960s, los políticos de raza blanca se aseguraron de que la mayoría de los proyectos de vivienda pública de alta densidad de la CHA, como Robert Taylor Homes y Cabrini-Green, se mantuvieran fuera de los vecindarios de población blanca y que fueran concentrados en comunidades negras de bajos ingresos. 

En 1966, activistas de los derechos civiles liderados por Martin Luther King Jr. motivaron a la CHA para que agregara más viviendas de baja densidad en los vecindarios de la ciudad. Tres años más tarde, en el histórico caso Gautreaux, un juez federal impidió que la CHA construyera nuevos rascacielos de alta densidad. También ordenó a la agencia que ubicara las futuras viviendas públicas fuera de las zonas segregadas.

“Se suponía que, en adelante, todas las viviendas de la CHA iban a ser dispersas”, dijo Julie Elena Brown, abogada de la empresa de leyes públicas, Impact for Equity, que empezó a trabajar en el caso Gautreaux hace 33 años.

Pero la CHA se paralizó y, en 1987, un juez federal autorizó a una empresa privada de bienes raíces, Habitat Co., a hacerse cargo de las viviendas diseminadas. La CHA nunca puso un gran número de viviendas dispersas en zonas blancas con mayores recursos economicos, sino que a menudo fueron a parar a vecindarios Latinos, mestizos o incluso negros, con propiedades más baratas y menos resistencia política. 

La CHA también tuvo problemas para mantener y gestionar las propiedades, aunque contrató a empresas privadas de gestión en la década de 1990. Como las viviendas estaban dispersas y no había administradores de la propiedad en los lugares, su mantenimiento costaba más que el de los apartamentos en edificios más grandes. 

“Incluso en las mejores circunstancias, el mantenimiento de una cartera de valores  diversa de edificios individuales, pequeños y medianos en diferentes lugares, plantea importantes retos operativos que no existen en los complejos de vivienda pública de mayor tamaño”, señala la declaración de la CHA a Block Club e Illinois Answers.

Poco ha cambiado el programa en las últimas décadas. 

En 1999, cuando la CHA puso en marcha la iniciativa, “Plan for Transformation” (Plan de Transformación), su programa de renovación de viviendas públicas en toda la ciudad, 522 de sus 2,922 viviendas dispersas estaban vacías, según los registros de la agencia. Es decir, un 18%.

Veinticuatro años más tarde, la CHA tiene un número algo inferior de viviendas dispersas: 2,853. Y el número de viviendas vacías se ha mantenido casi igual. El número de viviendas vacías es prácticamente el mismo: 484, es decir, el 17%. 

'Los mapaches se meten a la propiedad'

Las tasas de vacantes son más elevadas en lo que la CHA llama la Región 2, que incluye gran parte de las zonas oeste y noroeste, desde La Villita hasta O'Hare, pasando por Lawndale, Austin y Montclare. A principios de este año, aproximadamente una de cada cuatro viviendas en esta parte de la ciudad estaba desocupada, una tasa “excesiva”, según determinó el inspector general de la CHA en una auditoría realizada en 2023.

Tracey Champion ha vivido en un edificio disperso del oeste de la ciudad durante más de dos décadas, y durante casi la mitad de ese tiempo, uno de los 8 apartamentos del edificio estaba vacío, dijo. La CHA finalmente lo alquiló este año. 

Como ex presidenta del grupo de residentes en el oeste de la ciudad que viven en edificios dispersos, Champion culpa a los administradores privados de las propiedades por no trabajar en el mantenimiento, y culpa a la CHA por no supervisar a los administradores. La CHA ha cambiado de administrador varias veces desde que ella se mudó a su apartamento. Actualmente, su edificio lo gestiona Hispanic Housing. 

Champion dice que los cambios de administradores no han producido cambios sustanciales en los porcentajes de ocupación ni en las condiciones de vida de su región. Los administradores rara vez responden a las llamadas de los inquilinos, dijo. 

Ella cree que los administradores han básicamente concluido: “Este es el oeste de Chicago donde viven los negros - podemos hacer lo que queramos”.

Los administradores de la propiedad están obligados a llenar las viviendas vacías dentro de un mes, dijo Aguilar en su declaración, aunque en las viviendas con extensos daños, “este proceso, obviamente, lleva mucho más tiempo.”

Aún así, la CHA reconoció anteriormente que los altos niveles de vacantes estaban vinculados a la rotación de administradores.

“Una vez que nuevas agencias tomaron el control de las propiedades, descubrieron que las viviendas que se decía que estaban ocupadas no lo estaban y que los residentes que se mudaron no fueron eliminados de la lista de residentes”, escribió un funcionario de la CHA en respuesta a una auditoría del inspector general publicada en 2017. 

Ese año, la CHA se comprometió a abordar el problema. Pero cuando el inspector general llevó a cabo una segunda auditoría basada en las cifras de ocupación de 2021, los auditores descubrieron que la tasa de desocupación de las viviendas dispersas había aumentado. 

En esa auditoría, publicada a principios de este año, el inspector general también encontró que 174 viviendas dispersas habían estado vacantes durante más de dos años, y algunas durante tanto tiempo como 15 años. Permitir que las propiedades permanezcan vacías durante largos periodos de tiempo, advirtió el inspector general, puede acelerar el deterioro, causar problemas a los vecinos y aumentar el coste de las renovaciones en el futuro. En algunos casos, según la auditoría, la CHA violó las leyes municipales al no registrar, asegurar o mantener sus edificios vacíos. 

Una de sus viviendas vacantes es una casa unifamiliar en el lado noroeste que la agencia compró en 2010 y nunca alquiló. 

La CHA pagó 252,000 dólares por la casa de cuatro dormitorios y dos baños, que se encuentra en una tranquila calle residencial en Montclare, a poca distancia de escuelas, un parque, tiendas y restaurantes. 

Según los registros de CHA, la casa está vacía porque es una de las 408 viviendas que están en rehabilitación o a la espera de ella. En 2013 y de nuevo en 2023, la agencia llevó a cabo evaluaciones de las necesidades físicas de la casa que encontraron defectos estructurales y vieron necesario llevar a cabo una amplia renovación, según muestran los registros. Sin embargo, el trabajo de renovación nunca se hizo, la CHA confirmó. 

La CHA compró esta casa en el vecindario de Montclare en el noroeste de Chicago por 252,000 dólares en 2010 y nunca la alquiló. (Crédito: Colin Boyle/Block Club Chicago)
La CHA compró esta casa en el vecindario de Montclare en el noroeste de Chicago por 252,000 dólares en 2010 y nunca la alquiló. (Crédito: Colin Boyle/Block Club Chicago)

Mientras la CHA no alquilaba la casa, llegaron a vivir en ella mapaches. Los vecinos notaron signos de una infestación de mapaches en el verano de 2021 y comenzaron a llamar a la línea de solicitud de servicio 311. Les Kniskern, que ha vivido a pocos pasos de la casa vacía durante más de 12 años, también comenzó a ponerse en contacto con miembros del consejo de la CHA y otros funcionarios públicos para solicitar ayuda.

“El edificio lleva vacío más de 10 años y está plagado de mapaches y otros roedores”, escribió un residente no identificado en una solicitud de servicio de julio de 2021 a través del sitio web de 311. “Actualmente estamos experimentando un olor en el vecindario (¿será un mapache muerto? ¿una persona muerta?). El olor exterior es tan fuerte que está causando dolores de cabeza”.

En marzo de 2022, alguien llamó al 311 para informar a la Municipalidad de que los problemas no se habían resuelto. Como resumía un informe de la llamada: “El revestimiento está despegado y los mapaches se meten en la propiedad”. La vivienda estaba "abierta por todas partes”, decía el informe. 

Al cabo de unas semanas, la solicitud de servicio se “cerró” con un aviso de que se trataba de una propiedad de la CHA: “Caso pendiente sin fecha CHA”, decía un informe.

Pasó otro año. Entonces, en junio, la oficina del concejal Gilbert Villegas del distrito 36 envió una solicitud de servicio al Departamento de Edificios. 

“Hay ocho mapaches que viven en este patio y suben al segundo nivel y probablemente a la casa”, decía un resumen de la solicitud de servicio. El informe añadía que los mapaches probablemente “entraban en [el] edificio por las puertas correderas de vidrio”.

El vecino Les Kniskern se puso en contacto con la CHA en varias ocasiones acerca de la casa descuidada en Montclare. (Crédito: Colin Boyle/Block Club Chicago)
El vecino Les Kniskern se puso en contacto con la CHA en varias ocasiones acerca de la casa descuidada en Montclare. (Crédito: Colin Boyle/Block Club Chicago)

El vecino Les Kniskern se puso en contacto con la CHA en varias ocasiones acerca de la casa descuidada en Montclare. (Crédito: Colin Boyle/Block Club Chicago)

Ese mes, casi dos años después de que Kniskern se pusiera en contacto por primera vez con la CHA, la agencia organizó finalmente una reunión con él. Poco después, el personal de la CHA se hizo cargo de la propiedad. “Que yo sepa, el problema se ha resuelto”, dijo Kniskern. 

Pero Kniskern sigue frustrado por el hecho de que la CHA dejara la vivienda sin utilizar durante tantos años. 

Si la CHA no se compromete a renovar y reocupar la casa, añadió, deberían venderla o derribarla. 

“Se supone que este edificio debe utilizarse para alojar a personas de bajos ingresos, y sólo están de brazos cruzados”, dijo Kniskern. 

En noviembre, Aguilar dijo que la agencia planea renovar la casa y venderla a un residente como parte de la iniciativa “Restore Home”. 

Chinches y ratas

Muchos residentes de viviendas dispersas se muestran satisfechos con sus hogares. Pero algunos edificios alquilados son administrados de forma inadecuada, lo cual produce condiciones inseguras para los residentes y los vecinos de su cuadra.

Una mujer que reside en una vivienda dispersa de Logan Square dice haber sufrido muchos dolores de cabeza durante la última década al tener que lidiar con administradores de propiedades y funcionarios de la CHA que según ella han sido poco serviciales. La mujer no quiere que se utilice su nombre porque le preocupa que la CHA pueda tomar algún tipo de represalia. 

Hace unos 10 años, estaba en la lista de espera de la CHA y recibió una llamada de la agencia. Dijo que se sintió “bendecida”. 

Los empleados de la CHA le enseñaron tres viviendas y le dejaron elegir la que mejor le parecía. Un amigo le sugirió que se mudara a Logan Square, y ella le gustó por las escuelas y los servicios del vecindario. Eligió un apartamento de tres dormitorios y un baño.

Le encantó el lugar y puso en práctica su talento para la decoración. Pintó las paredes de azul turquesa, colgó luces alrededor de las ventanas y redecoró su árbol de Navidad para otras fiestas, con corazones para San Valentín y adornos amarillos y naranjas para Pascua. 

Dice que conoce a todos los vecinos del edificio y que acude a la iglesia de enfrente.

Pero en abril, una gotera en el baño del piso de arriba penetró por el techo de la sala, dañando el suelo, los muebles y su ropa.

Los trabajadores de mantenimiento de Hispanic Housing, que administra el edificio, taparon el agujero debajo del lavabo del baño con plástico y cinta adhesiva. No secaron el techo mojado. Los responsables de la CHA prometieron compensarla por los daños sufridos, pero nunca lo hicieron. 

Luego llegaron las moscas y más tarde una plaga de cucarachas, que caían en gran cantidad sobre ella mientras dormía. En febrero, se dio cuenta de que había moho debajo del lavabo. Se preguntó cómo podría afectar esto a su hijo de 13 años, que tiene asma, y si esto había podido provocar sus dolores de cabeza. Ahora está en conversaciones con los responsables de la CHA para mudarse a otra vivienda. 

“No recomendaría la CHA a nadie porque odiaría que alguien pasara por lo que yo estoy pasando,” dijo la inquilina. “[La CHA] es realmente negligente y las personas negligentes no deberían dirigir un programa como éste. Es evidente que no están haciendo un buen trabajo”.

En general, las compañías de gestión deberían estar atentas, dijo Aguilar, el portavoz de la CHA: “Es inaceptable que los administradores de propiedades no atiendan las quejas de los residentes”. 

Dijo que los residentes pueden llamar a la línea de servicios de emergencia de la CHA de día o de noche si los administradores no son de ayuda. Agregó que la CHA planea buscar nuevos administradores de propiedades y reescribir los contratos de gestión con normas de cumplimiento más estrictas y mejores sistemas de rendición. 

'La genta está desesperada'

Caroline Dodge, de 84 años, dice que el programa de vivienda dispersa le ofreció a ella y a su familia estabilidad, un sentido de comunidad y una razón para salir adelante. 

Dodge vivió en el proyecto de vivienda pública Cabrini-Green de la CHA durante 19 años. Pero los ascensores se descomponían con frecuencia, y subir cinco pisos por las escaleras hasta su apartamento le empeoraba su asma. En 1983 decidió mudarse con su hija adulta a una vivienda dispersa a unas pocas cuadras de distancia, en North Avenue. El apartamento estaba en uno de los tres edificios idénticos que la CHA había construido en Lincoln Park durante la primera oleada de construcción de viviendas dispersas en 1969. 

A Dodge le encantaba su apartamento del primer piso de la 430 W. North Ave. El vecindario le brindó un mayor acceso a espacios naturales y al lago, y su edificio estaba alejado de la calle, con un amplio espacio de jardín en todos los lados. Dodge cultivaba verduras bajo la sombra de media docena de robles y arces. 

Pero la CHA no mantuvo adecuadamente el complejo de vivienda de 12 apartamentos, ni siquiera después de contratar compañías privadas de gestión en la década de 1990. El agua goteaba en el apartamento de Dodge cuando llovía. La CHA arregló el techo en 2010, pero eso no detuvo las goteras. El moho creció detrás de las paredes, dijo.

En 2017, la CHA gastó $52,000 para renovar un apartamento en el complejo de vivienda de Dodge que había estado vacante durante dos años, según muestran los registros. Sin embargo, los funcionarios de la CHA pronto comenzaron a reubicar a los inquilinos del edificio.

Dodge dijo que un squáter/paracaidista entró y se instaló en un apartamento de arriba, incluso después de que la administración aseguró la entrada. “La gente está desesperada”, dijo. “Está desesperada por encontrar donde vivir”. 

Caroline Dodge lleva 40 años viviendo en viviendas dispersas de la CHA en Old Town y Lincoln Park. (Crédito: Jim Vondruska/Block Club Chicago)
Caroline Dodge lleva 40 años viviendo en viviendas dispersas de la CHA en Old Town y Lincoln Park. (Crédito: Jim Vondruska/Block Club Chicago)

En 2018, todo el complejo de vivienda estaba vacío. 

Dodge fue una de las últimas en salir. Tras insistir en quedarse en el vecindario, se mudó a un apartamento en Sedgwick, a unas pocas cuadras de distancia. Construido en el mismo estilo que los apartamentos de North Avenue, ese edificio está situado entre casas de estilo vanguardista valoradas en varios millones de dólares, estructuras históricas protegidas por leyes de conservación y parques adornados con fuentes, tableros de ajedrez y esculturas. 

Tres de los seis apartamentos del edificio estaban vacíos cuando ella se mudó. Cuatro años después, siguen estándolo.

Manage Chicago, la compañía contratada para gestionar la propiedad, declinó hacer comentarios sobre el edificio de Dodge. Después de las preguntas de Block Club y Illinois Answers, Aguilar dijo que un contratista ha sido asignado para rehabilitar los apartamentos vacantes allí.

La casa anterior de Dodge también está vacía, cuatro años después de que ella fue la última residente en mudarse. La CHA está considerando la posibilidad de demoler los viejos edificios para construir una vivienda más grande, de ingresos mixtos, con un máximo de 100 apartamentos, poniendo fin al experimento de 54 años de viviendas dispersas.

Dodge tiene otra propuesta para los edificios.

“Abrirlos de nuevo”, dijo Dodge. “Gestionarlos mejor. No dejemos que se deterioren”.

Emeline Posner is a freelance reporter for the Illinois Answers Project and was an investigative reporting intern with the Illinois Answers Project in 2022 and 2023.

Rachel Hinton is an investigative reporter with Block Club Chicago and had a similar role at the Illinois Answers Project from 2022 to 2023.

Mick Dumke is an investigative editor for Block Club Chicago.