El Monoloco Fest de León, desde dentro

Héctor Herrero Cepeda y Diego Bajo de Prado fundadores del Monoloco

Nuria V. Martín

Diego Bajo de Prado, 22 años y estudiante de la Universidad de León de Marketing e Investigación de Mercados, y Héctor Herrero Cepeda, 23 años y estudiante de Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de León, son los responsables de que el 14 y 15 de junio Ana Mena y JC Reyes, entre otros, se dejen ver por la ciudad de León en el festival que organizan bajo el sello de éxito ‘Monoloco’. 

Estos dos universitarios desde siempre han tenido muchas inquietudes y sentían la necesidad de poner en marcha algún proyecto empresarial. “Hace años yo intenté crear un festival que no se puedo hacer por la pandemia. Mientras que Diego se inició en el mundo de las criptomonedas y llegó a tener una marca de fundas de móviles”, contextualiza Héctor sus diversos orígenes. 

Convertir una negativa es un negocio

Con menos de dos décadas a sus espaldas, estos dos jóvenes unieron su ingenio y motivación para organizar una ‘espicha’ -como aquí se llaman las fiestas universitarias- de la Facultad de económicas. “La Universidad no nos dejada nombrarla así y tampoco hacerla en el propio recinto: no querían tener nada que ver con este tipo de fiestas después del Covid. Así que decidimos crear una marca propia”, recuerdan sus comienzos.

Pero su objetivo es seguir creciendo mucho más porque con esas vistas de futuro crearon su desenfadado sello. “Al final lo que nos motivó para crearlo, en primera instancia, fue que vimos que después del Covid todo el mundo estaba con muchísimas ganas de fiesta. Y como somos gente con mucha iniciativa, pensamos que ya que vamos a tener una marca propia no queremos que sea como una ‘espicha’ de una macro discoteca sin más, queremos crear algo premium. Veíamos que para ver un festival de esa categoría te tenías que salir fuera de León”, rememora Diego, que recuerda sus metas iniciales, como eran crear una marca con una buena producción, efectos en el escenario y artistas que no suele visitar una ciudad como León.

Un homenaje a Homer Simpson

El nombre surgió cuando cinco amigos estaban reunidos y “Pancho se quedó como mirando a la nada y en blanco”. “Nos vino la imagen de Homer Simpson, que en su cerebro tiene un mono con pantalones. Entonces sabíamos que la palabra ‘mono’ tenía que estar en el nombre y nos pusimos a darle vueltas… ‘Mono verde’, ‘Mono leonés’, ‘Mono crazy’… y al final llegamos a ‘Monoloco’”. Ya tenían “un nombre atractivo que pegaba bien y que podía funcionar”.

La idea ha dado juego, de modo que el nombre de su sello es su mejor estrategia de marketing.  Las empresas ticketeras con las que trabajan para vender las entradas sí que promocionan sus eventos con publicidad, pero ellos como Monoloco no pagan publicidad y todo es orgánico a través de sus redes sociales.

“Nuestro mejor marketing es hacerlo pasar bien a la gente, ya no sólo el día del evento, sino crear contenido previo al evento que haga que la gente esté pendiente de nosotros todo el rato. Estamos siempre haciendo juegos o torneos, como un ‘Local giro’ para elegir a gente local que pueda pinchar, o citas en ‘Tinder' a través de una app más profesional”. Han llegado a “esconder entradas en la biblioteca de la ULE”, enumeran algunas de las campañas que han creado para llegar a su público, los jóvenes estudiantes como ellos, y que sigan al mono por hacer un buen festival y crear contenido divertido. “La gente asocia a ‘Monoloco’ como que fuera un amigo suyo más que un festival”, aseguran.

La alocada búsqueda del tesoro

La idea es que “si no sigues al ‘Monoloco’, el día siguiente vas a ir a clase y todo el mundo va a estar hablando de ello y tú no vas a saber de qué están hablando”. De ahí su búsqueda de ideas virales. Una de aquellas genialidades fue la de esconder un maletín con mil euros por la ciudad de León para hacer crecer su imagen de marca, porque incluso no quedaban entradas a la venta del festival.

Recuerdan que “íbamos dando pistas cada cierto tiempo en nuestro Instagram de donde podía estar” y aquello “fue una locura porque había gente por toda la ciudad, sobre todo, por la zona universitaria, con palas cavando en parques y con detectores de metales buscando el maletín”. Al final “lo encontraron dos personas a la vez y tuvimos que repartir el premio, pero aquello fue una auténtica locura”. Ha sido uno de los momentos de más visibilidad pero que no van a repetir porque pudieron salir muchas cosas mal y ahora tienen mucho cuidado con las acciones que se plantean. Aunque advierten que, como les gusta estar en la calle, seguirán planteando retos que hagan honor a su nombre, ‘Monoloco’.

Un festival “para nosotros mismos”

La clave de su éxito es que piensan y sienten como su público objetivo, porque son su propio público objetivo, y saben lo que quieren. Consiguen proporcionar experiencias divertidas y a cambio la gente les responde. “En una ciudad como León, que tiende ser siempre tan monótono, suele haber pocas cosas locas, pocas acciones de marketing así de llamativas y creo que ha tenido un impacto todavía mayor por eso. El ‘Monoloco’ triunfó y sigue triunfando porque nosotros hacemos un festival para nosotros mismos”, concreta Héctor. Aunque cada vez se amplía más la horquilla de los 14 a los 40 años, lo cierto es que su nicho va de los 17 a los 24 años.

Pero a ese público no le gusta cualquier cosa: buscan artistas que son tendencia y para que un festival sea potente tiene que contar con un buen cartel. “Nosotros creemos que ‘Monoloco’ es un gran festival, una gran experiencia, y lo hacemos pasar bien, pero no competimos todavía con festivales que se dejan millonadas en cachés, entonces el primer filtro siempre es el económico. Después, siempre intentamos ofrecer un poco de variedad”, explica Diego. Aunque siguiendo sus propios gustos suelen acertar con lo que quiere la gente, lo que buscan es que al menos se sepan cuatro o cinco canciones.

Un futuro muy loco

“La empresa con la que se desarrolla el Monoloco se llama 'Déjame Pensar Producciones SL.' , y con ellas nos dedicamos a organizar otro tipo de eventos, también universitarios en la plaza de toros” de la ciudad. Igualmente, han montado alguna fiesta intermedia, “como fue la ‘Bresh’ que fue todo un éxito”, explican.  “Es lo que está girando en España y más está gustando la gente. Nosotros siempre intentamos traer cosas que nosotros vemos que gustan, que van al resto de ciudades y triunfan. Hemos hecho un cartel muy completo donde mezclamos cantantes, diferentes estilos y diferentes shows”, recalcan.

“Nos resonaba la frase de '¿cómo ese artista va a venir a León?'... Y Monoloco ha hecho posible que esa frase ya no se diga porque ahora todo el mundo nos pide artistas de todos los cachés porque sabe que este festival puede hacer todo posible”, remarcan orgullosos. De ahí que esos dos universitarios hayan sabido posicionarse más allá de lo que es un festival. ‘Monoloco’ es una marca que se ha consagrado por conseguir que la gente se lo pase bien durante todo el año.

Sabíamos que nos iban a llegar algunas críticas porque la gente empatiza mucho lo emocional con el Monoloco, pero también tienen que darse cuenta de que es un negocio

Abrirse: la experiencia de Valladolid

Así lo hicieron también este año en una edición del festival en Valladolid, donde metieron a 10.000 personas que “disfrutaron muchísimo”, y así se lo hicieron saber con “su entrega en el evento y los comentarios posteriores”. Los dos, Diego y Héctor, vieron en Valladolid una ciudad universitaria donde faltaba un producto como el suyo que, además, estaba cerca de León para que la primera experiencia fuera de casa estuviera un poco más controlada.

Eran conocedores de que “nos iban a llegar algunas críticas, porque la gente empatiza mucho lo emocional con el Monoloco, pero también tienen que darse cuenta de que es un negocio”, defienden. Rememoran además que en León “no se nos dio el apoyo necesario para hacer del festival algo exclusivo de aquí, así que buscamos alternativas porque nosotros lo que queremos es hacer crecer la marca y ahí se nos dio la oportunidad. Confiaron mucho en nosotros”. Y dejan claro que el tema de las rivalidades son cuestiones políticas que a ellos ni les va ni les viene. Por eso, tienen claro que repetirán en Valladolid e irán, a poco que puedan, a otros muchos destinos donde les están llamando, pero no sólo con el Monoloco, también con otras marcas en las que están trabajando.

Pero el evento más inminente vuelve a ser en León. A principios de mayo anunciaron que la próxima cita tendrá dos fechas: 14 y 15 de junio. “Quizá uno de los nombres que más resuene es el de Ana Mena, porque es muy mediática, ya que dio las campanadas este año en TVE. Pero si le preguntas a cualquier chaval te dirá que la estrella del cartel es JC Reyes, uno de los artistas más pedidos”, destaca Diego.

En esta edición también sonará la música de Cali & el Dandee, como una opción conocida por todos los públicos como fue Juan Magan en otro festival anterior; Alvam Ice, el DJ urbano a la altura de Alex Martini y José de las Heras; DJ Selecta o DJ Juanjo García... “En Monoloco es un festival cada vez más grande, en el que cada vez mejoramos más la experiencia más allá de los artistas, ya que en Valladolid hemos tenido stand de maquillaje y peluquería, toros mecánicos, atracciones y hasta un globo aerostático”, enumera Diego algunos de los añadidos que hacen de este festival una experiencia 360 para todos los sentidos.

Un consejo para su generación

Héctor y Diego, subidos a un éxito que además es divertido, animan a los jóvenes con grandes ideas a que busquen su pasión, que sigan con sus estudios y que no se cansen, aunque fallen. “Aunque intenten hacer un proyecto y les salga mal, que lo sigan intentando porque la constancia es la clave del éxito, como me decía una profesora de Química. Que sean personas curiosas, que tengan inquietudes, que no estén paradas y que no sean conformistas”, anima Héctor a su generación y futuras.

“Si quieres emprender o si quieres hacer algo que te gusta tienes que rodearte de gente que están en la misma onda que tú”, completa Diego, que añade que él creó “una tienda online de fundas de móvil y que no llegó a nada, pero en ese camino conocí un montón de emprendedores y de proveedores, y luego me metí al mundo de las criptomonedas que fue cuando me empezó a gustar realmente el tema de las empresas”. “Al final te va nutriendo y te vas metiendo en esa mentalidad que tiene esa gente que hace esas cosas y que le va bien”, afirma. A las pruebas finales hay que remitirse, tras convertir en un evento de éxito la idea que les rondaba por la cabeza: la de un mono con pantalones tocando los platillos... y poniendo a todo el mundo a bailar.

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