Nuevos datos sobre el riesgo cardiovascular por el tratamiento a largo plazo para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad

Megan Brooks

6 de diciembre de 2023

El uso acumulativo más prolongado de fármacos para tratar el trastorno por déficit de atención/hiperactividad está asociado con un pequeño pero estadísticamente significativo aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular, según sugieren los resultados de un gran estudio sueco de casos y controles anidado.[1]

El aumento en el riesgo fue evidente solo para la hipertensión y la enfermedad arterial, dependió de la dosis y fue mayor con los fármacos estimulantes para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad que con los no estimulantes.

"Los médicos deben estar atentos al monitorear los signos y síntomas de las enfermedades cardiovasculares, particularmente entre aquellos que reciben dosis más altas", dijo a Medscape Noticias Médicas Zheng Chang, Ph. D., investigador principal del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística del Karolinska Institutet, en Estocolmo, Suecia.

"Las decisiones de tratamiento, como siempre, deben basarse en una ponderación cuidadosa de los posibles beneficios y riesgos a nivel de cada paciente, en lugar de simples recomendaciones únicas para todos", añadió Chang.

El estudio fue publicado en versión electrónica el 22 de noviembre en JAMA Psychiatry.[1]

Llenar los huecos en la investigación

El uso de fármacos para tratar el trastorno por déficit de atención/hiperactividad ha aumentado notablemente en las últimas décadas tanto en niños como en adultos. El riesgo potencial de enfermedad cardiovascular asociado con el uso prolongado de fármacos para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad aún no está claro. La mayoría de los estudios "longitudinales" que han analizado la asociación tienen un tiempo de seguimiento promedio de no más de dos años, señalan los autores.

Por el contrario, el estudio sueco evaluó la asociación entre el uso acumulativo de fármacos para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad en niños y adultos a quienes se dio seguimiento hasta por 14 años; también analizó si las asociaciones difieren entre los tipos de fármacos y dosis, los tipos de enfermedad cardiovascular, el género y la edad.

De 278.027 personas de entre 6 y 64 años de edad diagnosticadas con trastorno por déficit de atención/hiperactividad o que recibieron fármacos para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, se identificaron a 10.388 con enfermedad cardiovascular y se compararon con 51.672 controles sin enfermedad cardiovascular.

Una mayor duración acumulada del uso de fármacos para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad se asoció con un mayor riesgo estadísticamente significativo de enfermedad cardiovascular, en comparación con no usar fármacos.

Duración del uso

Odds ratio ajustado (IC 95%)

0 a ≤ 1 año

0,99 (0,93 a 1,06)

1 a ≤ 2 años

1,09 (1,01 a 1,18)

2 a ≤ 3 años

1,15 (1,05 a 1,25)

3 a ≤ 5 años

1,27 (1,17 a 1,39)

> 5 años

1,23 (1,12 a 1,36)

Cuando se examinó el riesgo de enfermedades cardiovasculares específicas, el uso prolongado de fármacos para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (en comparación con no usarlos) se asoció con un mayor riesgo de hipertensión y enfermedad arterial, pero no con arritmias, insuficiencia cardiacacardiopatía isquémica, enfermedad tromboembólica o enfermedad cerebrovascular.

Para la hipertensión, el odds ratio ajustado (ORa) fue de 1,72 (intervalo de confianza del 95%: 1,51 a 1,97) para 3 a ≤5 años y de 1,80 (IC 95%: 1,55 a 2,08) para > 5 años de uso de medicamentos. Para la enfermedad arterial, el odds ratio ajustado fue de 1,65 (IC 95%: 1,11 a 2,45) para 3 a ≤ 5 años y de 1,49 (IC 95%: 0,96 a 2,32) para > 5 años de uso.

Los estimulantes confieren el mayor riesgo

A lo largo del periodo de seguimiento de 14 años, cada año adicional de uso de fármacos para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad se asoció con un aumento promedio de 4% en el riesgo de enfermedad cardiovascular, con un aumento del riesgo mayor a 8% en los primeros 3 años de uso acumulativo, seguido de un riesgo estable durante el periodo de seguimiento restante.

Se observaron riesgos similares en niños y adultos, así como en mujeres y hombres.

Cuando nos centramos en fármacos específicos para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, en comparación con no usarlos, el uso prolongado del estimulante metilfenidato se asoció con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (ORa para 3 a ≤ 5 años: 1,20; IC 95%: 1,10 a 1,31 y ORa para > 5 años:1,19; IC 95%: 1,08 a 1,31).

Lo mismo ocurrió con el uso a largo plazo del estimulante lisdexanfetamina (ORa para 2 a ≤ 3 años: 1,23; IC 95%: 1,05 a 1,44 y ORa para > 3 años: 1,17; IC 95%: 0,98 a 1,40).

Por el contrario, el uso de atomoxetina, que no es estimulante, se asoció con un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular solo durante el primer año de uso (ORa: 1,07; IC 95%: 1,01 a 1,13).

El mayor riesgo de enfermedad cardiovascular se produjo solo por encima de ciertas dosis diarias promedio: 45 mg de metilfenidato y lisdexanfetamina, 22,5 mg de anfetaminas y 120 mg de atomoxetina.

Los autores señalan que, aunque tuvieron en cuenta una amplia gama de posibles variables de confusión, al considerar la naturaleza observacional del estudio y la posibilidad de confusión residual, no pudieron probar la causalidad.

"Compensaciones difíciles"

Los coautores de un editorial en JAMA Psychiatry señalan que el estudio "debería recordarnos que la toma de decisiones clínicas a menudo se basa en compensaciones difíciles que deben considerarse a nivel de paciente individual".[2]

Dado que la hipertensión es la principal causa de morbilidad y mortalidad cardiovascular en todo el mundo, la mayor probabilidad de hipertensión con el uso prolongado de medicamentos para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad "no puede ignorarse", escriben el Dr. Samuele Cortese, Ph. D., y el Dr. Cristiano Fava, Ph. D., de la University of Southampton, en Southampton, Reino Unido.

"Estos hallazgos son especialmente relevantes dada la asociación reportada entre el trastorno por déficit de atención/hiperactividad y las afecciones físicas, como la obesidad, que contribuyen aún más a un mayor riesgo cardiovascular", añaden.

Los editorialistas reflexionan que el aumento del riesgo cardiovascular (con un promedio de 4% por año y que se estabiliza después de 3 años de tratamiento) "debe sopesarse cuidadosamente con los beneficios establecidos, caso por caso".

"Lo más importante", escriben, "es que estudios grandes autocontrolados en el mundo real han demostrado que las personas con trastorno por déficit de atención/hiperactividad experimentan significativamente menos lesiones físicas no intencionales, accidentes automovilísticos, trastornos por uso de sustancias y actos delictivos, así como un mejor funcionamiento académico, durante los periodos cuando están bajo tratamiento con metilfenidato en comparación con los periodos sin tratamiento".

Sin embargo, la relación riesgo-beneficio puede ser menor en personas con enfermedades cardiacas preexistentes. Se necesitan más pruebas y recomendaciones precisas en relación con el tratamiento de personas con trastorno por déficit de atención/hiperactividad y enfermedades cardiovasculares preexistentes, afirman los editorialistas.

Este estudio recibió apoyo de subvenciones del Swedish Research Council for Health, Working Life, and Welfare y el programa de investigación e innovación European Union's Horizon 2020. Los autores y redactores editoriales declararon no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Este contenido fue publicado originalmente en la edición en inglés de Medscape.

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