Del curso: Gestión del cambio

Introducción a la GdC

La primera pregunta que te estará rondando la cabeza es: ¿qué es la gestión del cambio? Es posible que tengas una idea intuitiva sobre cómo manejar o gestionar los cambios, pero verás que hacerlo de forma correcta no es algo tan evidente y requerirá de conocimientos y métodos específicos. Dentro de una organización el cambio ocurre porque aumenta la presión que proviene del entorno, como por ejemplo la competencia o el mercado, y esa presión nos obliga a alterar la forma en la que trabajamos. Dicho de otra forma, la gestión del cambio tiene como objetivo cambiar la forma en la que se hacen las cosas. Así pues, la gestión del cambio se ha convertido en una disciplina de estudio que busca obtener mejores resultados de negocio a través del cambio de comportamientos y formas de trabajo. En pocas palabras, podríamos decir que hay dos formas de aplicar prácticas transformadoras en una organización. En primer lugar, lo que conocemos como gestión del cambio organizacional. Esto es el intento de que las empresas se enfoquen al mismo tiempo en los cambios transaccionales y en los cambios transformacionales. Los cambios transaccionales son aquellos que buscan implementar y planificar actividades de cambio a corto plazo. Por otro lado, los cambios transformacionales más profundos requieren de mayor esfuerzo con la intención de reducir riesgos y costes a largo plazo. Un ejemplo de un cambio transaccional es la digitalización de archivos y documentación de una empresa para que sean accesibles desde cualquier lugar. Por otro lado, siguiendo el ejemplo, un cambio transformacional sería la digitalización de todos los procesos de la compañía, no solo para permitir un mejor acceso a los recursos de información, sino también para mejorar la monitorización y el curso de los procesos y actividades en marcha. La segunda forma de aplicar la gestión del cambio sería la gestión del cambio cultural, que centra su potencial transformador en la parte más humana, en su capacidad de adaptación y asimilación de los cambios de comportamiento necesarios para el cambio. Siguiendo con el ejemplo anterior, en la digitalización la gestión del cambio cultural se encarga de gestionar los recursos destinados a preparar y formar a las personas para que aprendan a usar las nuevas herramientas de software necesarias a partir del cambio. En definitiva, cualquier proceso de cambio de sistemas, estructuras organizacionales, actividades o roles tendrá una parte técnica y una parte humana que deberá gestionarse. Desafortunadamente no se acaba aquí la cosa, ya que, a su vez, cualquier cambio requiere de forma simultánea de la gestión de proyectos y la gestión específica del cambio. Para diferenciarlos, definimos la gestión de proyectos como el manejo de los recursos de forma eficiente y estructurada para desarrollar o implementar soluciones en términos de los objetivos marcados. En otras palabras, el despliegue operativo. Volviendo al ejemplo anterior, la coordinación de los horarios de formación de los miembros de un departamento forma parte de las actividades que, dentro de esa gran gestión del cambio, se ejecutarán dentro de la gestión de proyectos. Por el contrario, la gestión específica del cambio se encarga de entender y gestionar las resistencias y dificultades de las personas frente al impacto del cambio, con la intención de que ocurra una transición más efectiva. Por ejemplo, hacer entrevistas cortas individuales con cada miembro del grupo para monitorizar sus dificultades o registrar su feedback formaría parte de esa gestión específica del cambio. Como managers sabemos que el cambio opera en dos áreas de influencia: una parte técnica y una parte humana. Por otro lado, la forma de ejecutar esos cambios será desde el manejo de proyectos y también desde la gestión pormenorizada o específica del cambio que asegure una transición exitosa para todos.

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