Los temas pendientes del Estado plurinacional en Bolivia

Bolivia cumple 13 años desde la fundación del Estado Plurinacional. ¿Qué retos siguen vigentes? ¿Qué ha sido positivo y qué ha sido negativo?
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10 Abr, 2023
temas pendientes del Estado plurinacional en Bolivia

Articulo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Repensar el Estado plurinacional

En el primer mes de 2023 se celebró un aniversario más de la fundación y constitucionalización del Estado plurinacional, como sucede cada año en Bolivia. Ello, por disposición del decreto supremo 405 de 2010, en virtud del cual se reconoció al 22 de enero de cada año como Día de la Fundación del Estado Plurinacional de Bolivia. Asimismo, se declaró ese día feriado con suspensión de las actividades públicas y privadas a nivel nacional.

Esta celebración nos brinda la oportunidad de repensar la idea de Estado plurinacional que se tiene en Bolivia, el primero del continente y el mundo en adoptar ese modelo. Las repercusiones han llegado a otros lugares donde también discutieron la factibilidad de implementar este concepto como modelo constitucional, como fue el reciente caso del proceso constituyente de Chile.

Reconocer derechos de los pueblos originarios

Como lo advertí en mi investigación sobre justicia constitucional en Bolivia (2021) —en la que indagué sobre el origen de la configuración constitucional del Estado plurinacional—, fueron las propuestas de las principales organizaciones indígenas las que enarbolaron esta idea, demandando el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas originarios campesinos, así como también una mayor participación en las actividades del nuevo Estado que se tenía que construir en la Asamblea Constituyente.

Producto de ello fue que el primer artículo de la Constitución Política del Estado (CPE) aprobada el 2009 lo caracteriza como un Estado unitario social de derecho plurinacional comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías, que se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país. El artículo tercero refuerza este entendimiento, al señalar que: «La nación boliviana está conformada por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígena-originario-campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano».

Retos de implementación

Algo similar sucedió en Ecuador, que en el primer artículo de su Constitución (2008), también se declaró como un «Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico».

Este modelo sui generis de Estado, implantado por el constituyente boliviano, conjuga varios elementos que se encuentran explicados con mayor detalle doctrinal y desarrollo jurisprudencial en el libro a que hago referencia.

[Lee también: Bolivia: 40 años de una democracia que aún se construye]

Ahora bien, la implementación de este modelo en Bolivia —más allá de su teleología— da cuenta de importantes retos vigentes. Así, por ejemplo, si bien la configuración del Estado plurinacional tuvo la virtud de haber consagrado el autorreconocimiento de un país diverso, hay que reconocer que los pasos andados hasta ahora no han sido los más acertados para lograr satisfacer aquellas legítimas aspiraciones de los pueblos indígenas y la población urbana en su conjunto, quienes hasta ahora siguen viendo la vulneración constante y sistemática de sus derechos.

Un modelo institucional debilitado

Por ello, se ha manifestado un descontento generalizado en la población boliviana, dado que —en contraste con lo definido por la Constitución—, en estos últimos años, el Estado plurinacional se ha debilitado a nivel institucional, sobre todo por la actitud arbitraria de un «presidente indígena» que no se subordinaba a la Constitución, sino que, por el contrario, la infringía de manera reiterada, a través de sus continuos intentos de perpetuarse en el poder, después de haberlo ejercido por más de una década. Esto ha provocado graves conflictos sociales que finalmente derivaron en la renuncia del presidente y la posterior sucesión presidencial dentro de los márgenes previstos en la Constitución (lo que desvirtúa en consecuencia que hubiera existido un presunto golpe de Estado).

Por su parte, el Órgano Legislativo se ha convertido en una instancia subordinada a las determinaciones del Órgano Ejecutivo. Y las propuestas normativas de este suelen ser aprobadas por órdenes superiores, sin mayor debate ni discusión y, muchas veces, sin ningún conocimiento de la ciudadanía, restringiendo además la participación de los sectores de oposición presentes en la Asamblea Legislativa Plurinacional.

De igual forma, el Órgano Judicial no goza de independencia plena en el ejercicio de sus funciones, dado que existe una constante injerencia política en sus actividades. No es posible, en ese contexto, garantizar a los bolivianos y bolivianas el acceso a una justicia independiente, imparcial, pronta y oportuna, como proclama la Constitución.

Justicia en estado crítico

Es evidente que la elección por voto popular de los magistrados de los máximos tribunales de justicia del país no ha sido una solución idónea a la actual crisis estructural del sistema judicial del Estado. Todo esto justifica adoptar una inmediata reforma judicial vía referendo popular; más aún si se considera que la corrupción judicial (falta de idoneidad), el retardo de la justicia (mora procesal) y la manipulación política del sistema judicial (politización de la justicia) han sido las causas determinantes del estado crítico en que ahora se encuentra.

Asimismo, y a esta altura de los acontecimientos, no es posible enarbolar de manera aventurada las banderas del federalismo en el país sin haber culminado la tarea pendiente de consolidar el Estado plurinacional con autonomías que consagra la Constitución. Esto ha sido refrendado mayoritariamente por la voluntad popular y requiere de mayores consensos, antes que atropellos a los gobiernos autónomos.

Atender los reclamos locales

En consecuencia, resulta incoherente el mensaje presidencial que, aparentemente centrado en la unidad y estabilidad económica, ha sostenido que el reciente aniversario del Estado plurinacional representaría «la consolidación de la revolución democrática y cultural». En realidad, desde esferas del mismo Gobierno central se está persiguiendo a los opositores, promoviendo continuamente la confrontación entre bolivianos. Ello ha provocado la aparición de voces regionalistas que pretenden profundizar la división entre los departamentos del país, lo que no nos asegura una sana convivencia.

Entonces, considero que ya es hora de deponer actitudes y atender con prontitud los reclamos y necesidades que se están pronunciando en todos los departamentos. Deberá hacerse a través del diálogo, de manera consensuada y sin condiciones, entre las autoridades del Gobierno central y las autoridades electas, para así evitar mayores conflictos y preservar el bienestar de todos(as).

Publicado originalmente en Agenda Estado de Derecho el 1 de marzo de 2023.

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  • Alan E. Vargas Lima

    Abogado especialista en derecho constitucional y derecho procesal constitucional. Miembro de la Academia Boliviana de Estudios Constitucionales (ABEC) y del Instituto Latinoamericano de Investigación y Capacitación Jurídica (Latin Iuris, Bolivia).

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2 Comentarios

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  2. Siendo razonables los argumentos, el “Estado Plurinacional” no parece existir en la práctica lo que refuerza la polarización en torno al retorno de la República, esa que, de pronto se sentía más propia que el (lejano y muchas veces autoritario) Estado y las disputas territoriales. Su constitución ha derivado en un debilitamiento institucional generalizado que había tomado generaciones construir y que hoy, cuando el país está cerca de perder la estabilidad macroeconómica (también lograda con el sacrificio de miles), cobra su real magnitud.
    Bolivia está pagando costos significativos de ese desmontaje institucional porque en reemplazo de este sólo ha quedado una pesada y escasamente competente burocracia pública; el imaginario de la recuperación de la propiedad pública (estratégica en términos constitucionales) ha estado lejos de cumplir con los fines propuestos y el Estado terminó contradiciendo lo que vino a remediar, por ejemplo, los derechos de los pueblos indígenas originario campesinos o la defensa de la Madre Tierra (Bolivia deforesta al nivel de Asia).
    Si es una construcción, falta demasiado. Sin embargo, el país puede que no esté dispuesto a esperar tanto.

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