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¿Qué pasa en tu cerebro cuando escuchas reguetón?

Jesús Martín-Fernández

¿Qué pasa en tu cerebro cuando escuchas reguetón?

Jesús Martín-Fernández

Neurocirujano y compositor


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Jesús Martín-Fernández

“Desde muy pronto me apasionaba entender la emoción humana, la misma que nos mueve a todos los seres humanos”. El neurocirujano y compositor Jesús Martín-Fernández se ha convertido en un referente mundial en la cirugía despierta de tumores cerebrales gracias a su compromiso e innovación en la medicina actual. Martín-Fernández, lidera un equipo internacional de investigación sobre cómo preservar las emociones en la cirugía despierta impulsado en gran medida por su mentor, el profesor Hugues Duffau, a quien considera el pionero de esta técnica. Este hito fomenta un cambio de paradigma y abre la puerta a grandes hallazgos en el ámbito de la neurociencia promoviendo aprendizajes fascinantes sobre el órgano más misterioso del cuerpo humano, el cerebro.

Martín-Fernández es autor de ‘Dime qué sientes: Diario de un neurocirujano’, un relato sincero donde recorre con valentía historias que le han marcado y que merecen ser compartidas con emoción, la misma que prioriza en quirófano y que busca mejorar la calidad de vida de sus pacientes.

Además, Jesús Martín Fernández es compositor y amante de la música, especialmente de la clásica. Una pasión que forma parte de ambas facetas en su cotidianeidad: “Somos lo que somos más allá del trabajo que desempeñamos, y yo soy las dos cosas”.


Transcripción

00:05
Jesús Martín-Fernández. Soy Jesús Martín-Fernández. Soy neurocirujano especialista en cirugía despierta de tumores cerebrales, neurocientífico y compositor. Y soy el autor de ‘Dime qué sientes: Diario de un neurocirujano’.

00:20
Carmen Alegre. Hola, Jesús. Mi nombre es Carmen. Trabajo en el Hospital La Paz en Madrid, dentro de un equipo multidisciplinar que aborda patologías muy complejas y donde el cuidado emocional es muy importante para atender de manera integral. Yo sé que tú eres neurocirujano, pero sé que te conocen con el nombre de «el cirujano de las emociones». ¿Podrías contarnos por qué te llaman así?

00:43
Jesús Martín-Fernández. Sí. Es cierto que, desde muy pronto, me apasionaba entender la emoción humana. Es algo que probablemente nos diferencia del resto de mamíferos avanzados. Y, bueno, quizás el punto clave fue cuando a mi tío lo operan de un tumor cerebral y, tras la cirugía, podía hablar y caminar y a mí me llamaba la atención que nadie hiciera una valoración sobre su estado emocional. Entonces, yo podía ver que él ya dejaba de sentir placer con las cosas, como hacer música, aunque trataba de hacer lo mismo que… Es decir, él buscaba el placer, pero también notábamos que no leía las emociones en nuestras caras ni las expresaba. Entonces, eso me marcó para siempre. Ya era estudiante de medicina, estaba en cuarto, y mi objetivo era: «Bueno, tengo que hacer algo, de aquí al futuro, para crear alguna técnica que nos permita prevenir este tipo de secuelas emocionales», que al final incapacitan la calidad de vida íntima, el retorno al trabajo, la vida familiar, y más del treinta por ciento de las cirugías cerebrales es de tumores. Y, bueno, creamos el primer test para identificar zonas críticas del reconocimiento emocional adaptado para el quirófano, para la situación de la cirugía despierta. Y, bueno, creo que por eso es el nombre.

02:12
Carmen Alegre. Qué bonito. Jesús, ¿qué papel juegan las emociones en tu filosofía de vida y, concretamente, en tu filosofía como neurocirujano?

02:22
Jesús Martín-Fernández. Realmente, es el foco, es central. No sé, quizás por mi naturaleza de ser músico o por, desde pequeño, tener esa dependencia de crear cosas, de sentir esa sensación cuando creas algo, que es inexplicable. Es que siempre tuve curiosidad por la emoción y, con el paso del tiempo y dentro de la poca experiencia que tengo, lo que he visto es que la emoción es lo que mueve a todos los seres humanos, da igual en qué estado de la enfermedad estén. Todo el mundo tiene ganas de vivir y todo el mundo se quiere seguir emocionando. Entonces, nosotros ponemos el foco en la emoción del paciente, porque al final la emoción es un cuerpo, es como una columna vertebral de un montón de cosas. Es el foco central de la empatía. Para tener empatía con los demás, necesitamos leer la emoción, sentirla y decidir qué hacemos con la emoción que siente el otro. Por lo tanto, es el eje del comportamiento, es el eje de la vida sexual, es el eje de absolutamente todo. Entonces, sí que lo ponemos en el centro de nuestra actividad.

03:31
Carmen Alegre. Qué bueno. Y para que podamos entenderlo mejor, ¿podrías explicarnos alguna intervención de las que hagas habitualmente en tu día a día?

03:42
Jesús Martín-Fernández. ¿Cuál es el proceso, una cirugía normal?

03:46
Carmen Alegre. Sí, una cirugía de las que habitualmente tú realices.

03:49
Jesús Martín-Fernández. Sí, bueno, suelen ser cirugías para tumores cerebrales y el paciente está consciente, está despierto. Hay varias técnicas anestésicas, pero, bueno, realmente lo que hacemos una vez… Abrimos la piel, abrimos el cráneo, abrimos la duramadre, que es una membrana que recubre el cerebro y, cuando tenemos el cerebro expuesto, aplicamos un estímulo bipolar de baja frecuencia indoloro. Hay algo muy curioso y es que el cerebro no tiene receptores de dolor, de presión. Entonces, el paciente no siente absolutamente nada. Entonces, cuando aplicamos el estímulo eléctrico en las diferentes zonas del cerebro en torno al tumor, hacemos un mapa de las funciones cerebrales. Entonces, ese estímulo lo que hace es como inhibir transitoriamente, durante cuatro segundos, la red que estés tocando. Por lo tanto, nos permite inducir un error y saber que esa zona no la podemos tocar. Es decir, empezamos siempre con el lenguaje. Buscamos el punto en el que el lenguaje se interrumpe. Entonces, el paciente va contando y, cuando se aplica el estímulo, si estamos en la zona que estamos buscando, el paciente ya no puede seguir contando, hacer ese conteo del uno al diez. Entonces, ahí ponemos nuestro ‘tag’, nuestra etiqueta estéril, y luego seguimos con las otras funciones: el acceso a las palabras, el significado de las cosas, el reconocimiento de las emociones… mientras vamos monitorizando la atención, la carga cognitiva, el movimiento… Cuando tenemos el mapa hecho, que nos dice cuáles son los puntos críticos, literalmente como un mapa, sabemos por dónde entrar hacia el tumor. Y, luego, el punto más crítico, que es parar en esas carreteras profundas del cerebro que mantienen todas las redes neuronales de la corteza conectadas como si fuera una orquesta sinfónica. Entonces, si cortamos esos cables…

05:37

Imagínate que las funciones más complejas del ser humano son como si tuvieras una bombilla en Nueva York, otra en Berlín, otra en Tokio. Van conectadas por esos cables profundos. Si cortas el cable, todas las bombillas se apagan. Así funcionan un poco las funciones cognitivas. Entonces, vamos buscando esos cables profundos. Una vez aplicamos el estímulo eléctrico y desencadenamos un fallo en reconocer el significado de las cosas o en la evaluación de uno mismo, ahí detenemos la cirugía para que sea lo más segura posible y así tratar de preservar la calidad de vida. Nosotros intentamos hacer un abordaje a la carta. Esto quiere decir que toda la cirugía depende de cómo esté el paciente. Es decir, los tumores, incluso los de lento crecimiento, aunque el cerebro… O sea, muchas veces el paciente está casi íntegro porque el cerebro es plástico y permite redistribuir. Entonces, si tiene zonas críticas dentro del tumor, como que las va desplazando fuera. Muchas veces ves el tumor y, alrededor, las funciones, los puntos críticos. Pero hay que analizar exactamente qué tiene el paciente afectado para, dentro de la cirugía, pasarle los tests adecuadamente. Por ejemplo, si tenemos un paciente políglota que habla cinco idiomas, hay que hacer un abordaje a la carta. Es decir, la cirugía tiene que ir enfocada bastante al lenguaje. Sabemos que las lenguas, aunque tienen un banco semántico común… Es decir, para nosotros y para cualquier idioma, da igual, una flor es una flor independientemente del nombre que le pongas. Sabemos el significado de las cosas. Eso es la semántica. Suele ser común entre lenguas, pero no el acceso a las palabras.

07:22

Entonces, en la superficie cerebral normalmente hacemos como un mapa de las funciones cerebrales, haciendo mucho hincapié en el acceso a las palabras en los diferentes idiomas. Entonces, puede ser armenio, francés, ruso, alemán, inglés, español. Entonces, vamos poniendo las etiquetas en cada zona donde el paciente o la paciente no puede acceder a la palabra. Luego buscamos también, en la superficie, que pueda asociar semánticamente los objetos. Por ejemplo, pones un perro, una farola y un gato, y el paciente tiene que asociar el perro y el gato. Si tú, al estimular, induces un error y asocia el perro y la farola, sabes que hay un fallo en la semántica del lenguaje. Y, luego, todo el tiempo vamos monitorizando la función del movimiento y la atención, la carga cognitiva. Los políglotas, además, precisan de un gran control de las funciones ejecutivas. De hecho, a veces, al estimular, se puede inducir un cambio de lengua involuntario. Entonces, la persona está diciendo: «Esto es una lámpara, esto es una escalera, esto es un bolígrafo». Y estimulas y literalmente pueden decir: «This is a laptop», o lo que sea. Entonces, hay que tener las funciones ejecutivas, mantenerte en tu lengua y que no recibas interferencias de las otras para seguir con el foco puesto. O sea que realmente es una cosa muy a la carta. Igual que si el paciente fuera músico o si el paciente… Para profesiones específicas, tratamos de hacerlo todo a la carta.

08:48
Carmen Alegre. O sea, ¿me quieres decir que, incluso, si el paciente desea dejar de hablar un idioma, podríais conseguirlo mediante esta técnica?

08:56
Jesús Martín-Fernández. No exactamente, porque, a ver, normalmente, sobre la superficie cerebral, vas a encontrar como zonas dispersas. Hay nodos o hay zonas que se encargan de acceder al léxico de las diferentes palabras, o sea, como que es común, y otras que están separadas, como que esto solo desemboca en incapacidad para acceder a tu diccionario de palabras en armenio. Pero hay otros que son para todos los idiomas. Lo que no tenemos claro es, si yo quito, si yo reseco, si aspiro esa parte del cerebro donde tiene una bandera donde ponemos el inglés, eso no tiene por qué significar que pierda todo el acceso al inglés, sino que no sea capaz de acceder de forma fluida, que, además, en un caso de una paciente que es intérprete o traductora, lo necesita. No podemos. Y tampoco sería ético, obviamente, extirpar esa zona. Hay veces que, por la infiltración del tumor, tú tienes que acordar con el paciente, incluso durante la cirugía: «Bueno, ¿esta parte la resecamos o no?». Pero no es tan fácil como que en ese punto, al extraerlo, se olvida el inglés. Habrá muchas dificultades para el lenguaje, pero el cerebro es muy plástico. Incluso se podría volver a aprender. Sí, sí, no tengo la respuesta porque el cerebro es un animal de adaptación.

¿Qué pasa en tu cerebro cuando escuchas reguetón? Jesús Martín-Fernández
10:11
Carmen Alegre. Jesús, ¿de qué manera integras la música en tu día a día en las intervenciones? ¿Tienes algún ritual antes de comenzar las operaciones?

10:21
Jesús Martín-Fernández. Sí, en realidad, sí. Siempre, antes de la cirugía, llevo mis auriculares. Recuerdo que, cuando empezamos a hacer la técnica y en los primeros casos en que empezamos a viajar por el mundo haciendo la técnica del mapeo cognitivo que desarrolló mi mentor, que es profesor Duffau… Entonces, siempre que llego al quirófano, mi equipo se ríe, porque para el resto, o sea, para los que no nos conocen, es como extraño que llegue el cirujano con los auriculares puestos. Es una cosa que necesito y, normalmente, tengo como esa manía de escuchar… No siempre, pero muchas veces escucho una canción concreta que es ‘Al otro lado del río’ de Jorge Drexler, que es una parte de la banda sonora de ‘Diarios de motocicleta’, que relata la vida, la parte joven, de Ernesto ‘Che’ Guevara. Y esa canción me marcó desde muy pequeño, lo que cuenta, lo que pasa en la película en ese momento. Fue curioso porque de pequeño me marcó la canción. Empecé como a desarrollar el proyecto con mi propio equipo, digamos, fuera del sistema, haciendo lo que queríamos, con ese foco en la cirugía despierta, en el mapeo de las funciones cognitivas, emocionales y, tiempo después, justo eso fue lo que me conectó con Jorge Drexler y, digamos, que lo conocí a través de su canción, literalmente. Y lo cierto es que me ha marcado mucho. Incluso luego, cuando nos conocimos, es un poco la sensación de que hay gente que está conectada, que piensa de una forma similar y parece que todo es fácil, ¿no?

12:14

Y con Jorge me ha pasado un poco eso. Recuerdo contarle la primera vez cómo usaba ‘Al otro lado del río’. Él me contó la historia, me pareció interesantísima, de cómo surgió la canción, cómo se inspiró. Esto de que de pronto, y lo sé como compositor, hay veces que uno lucha y lucha para que te llegue la inspiración para crear algo y no puedes y estás ocho horas. Y hay otras veces que aparece y ya. Y sé que él lo grabó así, le salió, lo grabó en un ‘cassette’ y lo envió. Y acabó siendo un Oscar. Y, bueno, es cierto que hemos tenido muchas muchas discusiones sobre la música. Él estaba muy interesado en un artículo que publiqué sobre cómo los diferentes estilos musicales activan el cerebro. Y, bueno, sí que sabemos, y es obvio, que la música… De hecho, es muy probable que haya aparecido incluso antes que el lenguaje, es como una cosa que nos conecta. Probablemente, sea la única cosa que el ser humano hace sin necesitarla. Es decir, el ser humano tiende a hacer todo aquello que le otorga ventajas evolutivas: la actividad sexual, el comer… Pero la música es una cosa que no necesitamos y hacemos. Entonces, como que en la historia de la humanidad no hay nada parecido y en todas las culturas de todo el mundo la música aparece como un elemento común, como un nexo que une a la gente. Y, no sé, a mí me parece una cosa maravillosa. O sea que la música va totalmente ligada a la emoción y la emoción, a la música. Así que es como el núcleo de nuestro equipo.

14:04

Y, no sé, suelo ponérmela siempre antes de la cirugía. Sobre todo, cada vez que es la primera cirugía en otro país, la suelo escuchar en bucle de hecho.

14:16
Carmen Alegre. Como los deportistas, que tienen sus rituales antes de salir al campo.

14:18
Jesús Martín-Fernández. Un poco.

14:21
Jesús Martín-Fernández. Como bien has dicho, Jesús, aparte de neurocirujano, tú eres compositor y director de orquesta. Cuéntame, por favor, cómo es eso de que el reguetón es el estilo musical que más activa ciertas áreas del cerebro.

14:37
Jesús Martín-Fernández. Sí, esto es justo lo que te comenté antes de este artículo. Publicamos en ‘Neuroscience’. A ver, es un artículo descriptivo, es decir, la técnica que usamos es la resonancia magnética funcional basada en tareas. Eso significa que, mientras el sujeto voluntario está haciendo una tarea concreta, en este caso, escuchar diferentes estilos musicales sin letra, analizamos cuáles son las zonas del cerebro que más reclutan oxígeno porque eso significa que se están activando. Y, cuando hacemos el procesado de la imagen, se ve como con colores qué zonas del cerebro se activan. Lo que pasa es que lleva truco, es decir, no analizamos todo el cerebro, solo analizamos una serie de regiones. Entonces, no es que active más el cerebro, pero las zonas que se relacionan con el movimiento y tanto a nivel de la superficie cerebral como de zonas más primitivas, como los ganglios basales, que también se asocian con los circuitos del placer y la recompensa, se ven muy activados respecto a otros estilos musicales. No quiere decir que activa el cerebro más ni mucho menos. También estaría mal que yo lo dijera, con formación clásica, pero, bueno, el resultado fue ese. También es cierto que una parte de nosotros sabe que la base rítmica del reguetón genera algo… Genera casi un movimiento involuntario en nosotros. Y he de decir que también pienso que el ser humano es cíclico. Entonces, el rechazo a las nuevas músicas ha pasado toda la vida. Entonces, por ejemplo, con la zarabanda, aquí en España, cuando se empezó a bailar, a la mujer sobre todo se le castigaba por bailar zarabanda en la calle. Entonces, el ser humano es ridículamente cíclico y tendemos todo el tiempo a rechazar lo nuevo. Por eso, no estoy a favor de rechazar un estilo musical u otro.

16:35

Y, al final, el estudio son números y es así. Solamente lo describimos. Sí que pienso, a raíz de esto que te he contado, que con esto… Es decir, cuando tenemos alguna duda y no entendemos qué pasa en la sociedad con las cosas nuevas que aparecen, creo que es genial volver al pasado. Entonces, bueno, empiezas a entender cosas como lo de la zarabanda o el reguetón, que, al final, son los mismos fenómenos que pasan en diferentes épocas. Y sí que pienso que, aunque tengo formación clásica y adoro la música clásica y mi pensamiento es en orquesta, sí que pienso que la calidad no siempre va asociada al tiempo que inviertas en la composición o a lo complejo que sea. No creo que mi música sea mejor porque esté escrita para orquesta sinfónica que lo que puede hacer Rosalía o lo que pueda hacer otro artista que haga música urbana, porque me parece demasiado clasista y sería como tirar por la borda lo que he leído sobre el pasado. Entonces, eso. Somos muy cíclicos y creo que la calidad musical está en la capacidad de emocionar. Si tú, con dos ‘beats’, eres capaz de generar una emoción en alguien y quiere volver a escucharlo, la calidad de la música es buena. Entonces, la música es de las pocas cosas que nos quedan democráticas y la calidad está en la emoción.

18:06
Carmen Alegre. Yo me imagino que, cuando tú practicas tus intervenciones, cada una será un mundo, cada una será diferente y te habrás visto envuelto en mil experiencias increíbles. ¿Recuerdas alguna especialmente o por algún motivo?

18:24
Jesús Martín-Fernández. Es cierto que nosotros recordamos… Tenemos un vínculo muy estrecho con los pacientes porque, bueno, por suerte… Te comentaba antes que estamos un poco fuera del sistema, no sabemos muy bien ni siquiera dónde estamos. Entonces, cuando vamos a un país o un hospital al que nos invitan para operar, tenemos un contacto estrecho con la familia, con el paciente y con la familia. Entonces, de todas las cirugías, y en el libro cuento unas cuantas, hay cosas que se me han quedado para siempre. Pero, probablemente, si me preguntas por una, me acuerdo de la primera que hicimos, después de que yo me formé en Montpellier con el profesor Duffau, que es el caso de Yolanda: tenía un glioma de bajo grado, un tumor cerebral bastante grande que incluía regiones muy críticas en el contenido emocional, justamente como el cíngulo. Y, bueno, era la primera vez que nos enfrentamos al reto de comenzar la validación del test para el reconocimiento de las emociones y nos enfrentamos a un tumor que está invadiendo un área crítica que siempre se ha considerado que no se puede tocar. Ahora sabemos que, por la plasticidad, sí. Si compruebas en tiempo real, vas aplicando estímulos cuando llegas al cíngulo mientras ella va haciendo tareas emocionales, tú sabes si puedes seguir resecando el tumor o no. Entonces, esa fue como la primera vez que pudimos extirpar parte del cíngulo y conseguir que Yolanda a día de hoy haga una vida completamente normal. Entonces, ese caso, fue, no sé, demasiado especial. Pude ver en ella lo que yo no pude hacer, por las circunstancias de la vida, con mi tío a lo mejor. Entonces, ese caso se me quedó marcado para siempre.

20:16

Hasta ahora, y creo que es una de las partes centrales de esta filosofía de entender el cerebro como un continuo, en neurocirugía siempre se ha hablado del hemisferio izquierdo. Está muy involucrado en el lenguaje, aunque el derecho también, pero digamos que cuando hay accidentes cerebrovasculares, son muy llamativos los ictus del hemisferio izquierdo y se ha considerado el hemisferio dominante. Entonces, como que se ha olvidado el hemisferio derecho. Ha sido muy poco frecuente hacer cirugía despierta del hemisferio derecho cuando hay un tumor, porque los déficits, las secuelas posteriores no son tan obvias, salvo que en tu equipo de neuropsicología le pasen una serie de tests y veas cómo se ha alterado el proceso de la empatía, cómo se ha alterado el procesamiento semántico del lenguaje y demás. Entonces, esta filosofía que comienza el profesor Duffau del conectoma cerebral y de que, al final, nuestro cerebro es bilateral, se compensa un lado con el otro y todas las funciones dependen de los dos lados va muy en relación con lo que hacemos. Entonces, en un principio fue como muy disruptivo: «¿Por qué cirugía despierta en el paciente si tiene un tumor en el hemisferio derecho?». Y, entonces, hemos ido demostrando que, tanto en el hemisferio derecho como en el izquierdo, hay contenido emocional y son las críticas, sobre todo, de la empatía, de lo que es el nivel perceptivo, que es ver la emoción en la otra persona. Tanto es así que recuerdo varios casos de tumores en el hemisferio izquierdo donde se ve muy claramente que hay redes eléctricas que se encargan de la regulación emocional, por ejemplo.

22:10

Entonces, hay una carretera profunda del cerebro que digamos que va desde la parte… Cruza el cerebro desde atrás hasta adelante, literalmente, y lleva mucho del procesamiento semántico del lenguaje, el significado de las cosas, pero también cosas como el reconocimiento emocional o incluso la percepción de uno mismo. Entonces, recuerdo algunos casos en los que, al estimular esta carretera profunda, de pronto se desincronizan las redes de la regulación emocional y el paciente tiene una crisis de llanto o una crisis de risa que dura cuatro segundos, porque has interrumpido la red de la regulación emocional. Ese es un punto en el que entendemos que tenemos que parar la cirugía. Y pasa tanto en el hemisferio izquierdo como en el derecho. Entonces, ¿por qué solo asociar las cosas a una parte del cerebro si todo funciona como un continuo? Y mismamente teniendo este tipo de experiencias, hay muchas veces en las que al paciente le preguntas: «¿Te has dado cuenta de lo que ha pasado?». Y te dicen que no. Es decir, que no solo interrumpiste la regulación emocional, sino el ‘self-awareness’ o la percepción de uno mismo, que es crucial para absolutamente todas las actividades. Entonces, como que es importante para nosotros haber entendido que da igual donde esté el tumor, siempre va a haber una carretera profunda que conservar y siempre va a haber un abordaje a la carta que hacer para intentar, porque no siempre se puede, preservar la calidad de vida. La pregunta es cómo hacer esto si el paciente está dormido. O sea, si el paciente está dormido, no sabes lo que estás causando. Entonces, nosotros decimos, obviamente es nuestra filosofía, que hacer una cirugía con el paciente dormido es como entrar en una casa con la luz apagada.

24:07

Entonces, tú te vas tropezando con las cosas, con un mueble, con el otro, escuchas que se ha caído algo al suelo… y, cuando enciendes la luz, te encuentras la casa como «Bueno, pues esto es lo que hay». Nos parece, y yo creo que se ha demostrado lo suficiente en la literatura, que cuando haces la cirugía con el paciente despierto, aunque tienes la dificultad de entender qué es lo que está pasando, porque tú no ves las redes saltar de un lado a otro, tú ves una masa inmóvil que es el cerebro, tienes la oportunidad de encender la luz e ir identificando las cosas y pasar sin hacer desastres.

24:43
Carmen Alegre. Qué interesante, Jesús, y qué valiente también. ¿Os consideráis unos pioneros en esta técnica entonces?

24:51
Jesús Martín-Fernández. Bueno, yo considero pionero a mi mentor, que es el profesor Duffau, que trabaja en el hospitalier Chauliac de Montpellier, donde me he formado. Entonces, yo lo considero pionero a él porque lleva muchas décadas demostrando y cambiando, yendo contra los paradigmas. Yo solamente intento mejorar las cosas en lo que se pueda y divulgar la técnica. No somos pioneros. Creo que el pionero es él.

¿Qué pasa en tu cerebro cuando escuchas reguetón? Jesús Martín-Fernández
25:21
Carmen Alegre. Jesús, en mi trabajo, siempre trato de cuidar mucho la parte emocional de las personas, porque considero que es parte fundamental de cualquier atención que podemos considerar integral. ¿Crees que cuando nos saltamos este aspecto es por falta realmente de tiempo o porque desde las universidades o las escuelas no se inculca o no se conciencia bien a los alumnos de la repercusión e importancia que tienen sobre nuestros pacientes?

25:53
Jesús Martín-Fernández. Yo creo que, al menos en parte, el sistema está deshumanizado, incluso a pesar de que los profesionales intentamos hacerlo lo mejor que podemos. Siempre va a haber un médico que te dé un abrazo cuando te diagnostiquen una enfermedad. Siempre va a haber un enfermero o enfermera que se quede quince minutos en la cama dándole la mano a un paciente que está en la UVI. Pero, incluso a pesar de eso, el sistema me parece que está deshumanizado. Entiendo que no es culpa de los profesionales sanitarios, sino de quien lo gestiona, o eso quiero pensar, porque al final es imposible hacer un abordaje a la carta y saber quién es la persona a la que vas a operar. Pero quién es significa también quiénes son los que lo rodean y cómo se relaciona con ellos y cómo ha cambiado desde que tiene una lesión cerebral. Eso es imposible en menos de dos o tres horas. En este sistema que tenemos, la pregunta sería cómo hacerlo si tienes que ver a cada paciente veinte minutos. Entonces, yo no sé si nuestro modelo es reproducible, porque yo al final me he formado en un sitio donde esto es lo normal, pero es absolutamente excepcional ver a un neurocirujano que dedique dos horas a entender al paciente y a sus familiares. Yo he aprendido de él y es lo que nosotros estamos replicando, pero fuera del sistema, no sé si esto será posible extrapolarlo a todo el sistema de salud, pero me parece que no es posible ir al máximo viendo a un paciente veinte minutos o diez. Y da igual si es sanidad pública o privada. El tiempo para el paciente es el mismo y es demasiado poco. Y creo que de eso no hay ninguna duda. La diferencia es que uno digamos que es gratis y por el otro hay que pagar. Puedes tener acceso más rápido o menos, pero el tiempo que le dedicamos al paciente me parece que es tremendamente poco.

27:47

Y, por otra parte, al menos dentro de la neurocirugía, en estos aspectos emocionales y cognitivos, yo creo que también en parte la universidad creo que no va al ritmo al que va la neurociencia, que va a una velocidad vertiginosa. Y creo que, en parte, se nos enseña como una visión muy antigua del cerebro. Entonces, como que se nos intenta… O sea, hay clases a día de hoy en la universidad en las que se sigue asociando una parte del cerebro a una función, como si fueran jaulas de pájaros encerrados y cada jaula hace una cosa, cuando sabemos que con la visión de la neurociencia de redes y neurociencia computacional, o sea, todos esos pájaros… De pronto abres las jaulas y el cerebro es como una masa gigante de pájaros en la unos están volando, están en pleno vuelo, y otros están reposando en el nido, y el cerebro está en un estado que va más allá del orden y el caos. Es un estado al que llamamos «metaestable» o «estado crítico», en el que todo eso, aunque desde fuera parece un caos, está perfectamente organizado, autoorganizado, para poder dirigir nuestro comportamiento a cada estímulo del exterior. Entonces, necesitamos una visión más global y continua del cerebro para entender por qué es importante la emoción.

29:03
Carmen Alegre. Jesús, entiendo que, con todo lo que estamos hablando, podríamos resumir que lo que es necesario se está convirtiendo en un lujo de cara a los pacientes, ese tiempo tan necesario para la escucha activa para averiguar a quién tenemos delante. Parece que ahora es todo un reto en las consultas o antes de las intervenciones. ¿Piensas que, quizá, desde la universidad de todos los profesionales sanitarios debería haber una asignatura específica de un trato humanizado, de un saber conectar con el paciente, de desarrollar esas habilidades que hay gente que no las tiene de manera innata?

29:45
Jesús Martín-Fernández. Es que creo que, si no tienes el proceso de empatía, que es cierto que hay personas que lo tienen menos desarrollado, no se puede hacer medicina. Me parece imposible. Igual que no se puede amar sin tener empatía, no puedes dedicarte al paciente. Es que no es viable. O sea, tú para entender al paciente te tienes que poner en su lugar y es un proceso cognitivo complejo y, si no se tiene, hay que desarrollarlo. Yo estudié en la universidad y nunca me… A ver, creo que no hay asignaturas que te enseñen a cómo tratar a las personas. Además, no es a las personas. Hay una cosa clave: es una persona que está enferma. Y eso lo cambia todo. Entonces, me parece tan importante… Es que me parece fundamental. No se nos puede llenar la boca con la humanización si en las facultades de Ciencias de la Salud no se nos enseña a tratar a una persona que tiene un problema grave. Entonces, como te digo, es triste tener que salir del sistema para intentar hacer un abordaje así a la persona, de manera integral. Y creo que, de verdad, es muy necesario que se desarrolle, porque sin empatía no hay medicina.

31:05
Carmen Alegre. Eso es. Bueno, Jesús, también me gustaría preguntarte por otro tipo de curiosidades o temas que me pueden resultar fascinantes cuando hablamos del cerebro. Por ejemplo, ¿tú piensas que el cerebro de un músico es diferente al cerebro de una persona normal, normal entre comillas, que no ha desarrollado ciertas habilidades musicales, por ejemplo?

31:30
Jesús Martín-Fernández. Sí, sí, obviamente, es diferente. Igual que sería diferente el de una persona políglota. Sí que hay cosas diferentes. En el músico pasa una cosa bastante interesante y es que tiene como una capacidad muy grande de multitarea. Todos somos multitarea y tenemos muchas redes haciendo muchas cosas a la vez. Pero en el músico, por ejemplo, en el proceso de composición, se da como un pico, un extremo de cómo aplicar las funciones cognitivas. Te diría casi que la composición musical es como el punto más alto, es como el ‘summum’, de todas las funciones cognitivas. Entonces, tú necesitas tener tu atención preservada, poder tener funciones ejecutivas que te permitan hacer varias cosas, por ejemplo: te viene una melodía para escribirle al violín y luego sabes cómo hacer el contrapunto con el violonchelo. Ese tipo de foco, esa atención, la necesitas. A su vez, necesitas tener el concepto de ti mismo superintegrado, la autoevaluación, porque cuando estás componiendo te estás evaluando constantemente. Al final, da lugar a la creatividad. Y, para la creatividad, es esencial acceder a la memoria. Y también es necesario… Si en ese momento estás componiendo con el piano, necesitas tener la cognición del espacio, o sea, de dónde tengo mis manos para poder tocar el piano. Después, está el ‘feedback’ auditivo-motor de que estoy viendo cómo toco y voy cambiando según lo que escucho para corregirme. Es como que necesitas demasiadas funciones cognitivas. Entonces, por supuesto que eso, a lo largo del tiempo, genera cambios sustanciales funcionales en el cerebro.

33:15

De hecho, todo el tiempo. Se tiene, muchas veces, el concepto de que la neuroplasticidad es a largo plazo, pero yo creo que se debe entender tanto a corto plazo como a largo plazo. Es decir, para yo ahora mismo estar hablando contigo y tener un comportamiento dirigido de que sé que estoy en un sitio donde nos graban y que estamos teniendo una conversación, mi cerebro necesita adaptarse a eso y actuar de acuerdo con eso. Eso es imposible sin la plasticidad. O sea, que varias redes neurales se activen y se desactiven como si fueran bombillas a lo largo del mundo que se apagan y se encienden es imposible sin la plasticidad. O sea, las redes se van remodelando segundo por segundo y eso, al final, a largo plazo, obviamente, hace que el cerebro cambie literalmente. Pero la plasticidad se da segundo por segundo.

34:06
Jesús Martín-Fernández. Jesús, ¿cómo puedes compaginar la vida de un neurocirujano con la vida de un compositor?

34:15
Jesús Martín-Fernández. Es complejo, pero yo he aprendido en este tiempo a aceptar que muchas veces no se puede estar al cien por cien en todo. Nos frustramos, ahora que es muy habitual como compartir la vida ideal, ¿no? Y da igual, muchas veces, si te levantas a las cinco de la mañana, no te va a dar tiempo a hacerlo todo. Da igual. Y creo que es importante convivir con que… Es importante la organización, o sea, sin el orden, para mí sería imposible, pero también he entendido que hay plazos en los que tengo que estar al ciento veinte por ciento en lo que estoy haciendo y hay otros plazos en los que puedo estar más dedicado a la música. Pero, al final, hay un equilibrio entre las dos cosas. Es complejo, pero creo que se puede hacer. Honestamente, he sufrido bastante con el hecho de no poder desarrollar las dos cosas todo lo que quiero, pero, por ejemplo, ahora, que venimos de estar un mes en tres países de Latinoamérica operando, siempre tienes pequeños ratos y yo tengo esa manía de… Cuando tenemos algo de tiempo libre y vamos simplemente paseando o hacemos algo, en mi cabeza está esa secuela musical de que se me ocurren cosas y, de pronto, si tengo una banda sonora, activo la grabación en el iPhone y canto la melodía que se me venga a la cabeza y pongo «violín primero», «violín segundo», o lo que sea. Pero sí que ha sido… He tenido que aprender a convivir con esa pequeña frustración de no poder hacerlo todo al mismo tiempo. Entonces, para responder a la pregunta, yo creo que uno es aceptar el no poder estar en todos sitios y lo otro es entender que no soy ni una cosa ni otra, que soy las dos.

35:59

Entonces, como que he aprendido a convivir conmigo mismo, entendiendo que no es que tenga un trabajo u otro, sino que yo me siento… En realidad, me siento el mismo ser humano que cuando tenía cinco años y quería estudiar el cerebro y hacer música al mismo tiempo. Entonces, creo que es cierto que no se apoya tanto, incluso a veces en la familia. Todo el mundo quiere que estudies una carrera y como que la parte musical se ve como si no hubiera que estudiar, muchas veces, como que la parte creativa nace y ya está, y no. La creatividad hay que trabajarla y a la inspiración hay que modularla y darle forma. Es como una escultura en bruto que tienes que ir tallando poco a poco. Entonces, creo que al final somos lo que somos más allá del trabajo que desempeñamos. Y creo que, en mi caso, he intentado en todo momento hacer lo que siento y, realmente, no siento que tenga ninguno de los dos trabajos. Soy eso, las dos cosas.

37:01
Carmen Alegre. Jesús, como neurocirujano, me gustaría preguntarte sobre el alma y la conciencia. ¿Cómo las definirías? ¿Crees que están ahí en el cerebro?

37:12
Jesús Martín-Fernández. Hay una cosa que está clara y es que, si no hay cerebro, no hay ninguna otra cosa. Incluso, habiendo cerebro puede no haber conciencia: un estado de coma, por poner un ejemplo. Me parece que el término ‘alma’ es demasiado filosófico para alguien que tiene un pensamiento científico, pero no vivo alejado del mundo, entiendo que el concepto de alma puede ser, para mí, digamos, la cara más romántica de la definición de ‘conciencia’. Entonces, sí que creo que nacen del cerebro. No necesariamente tienen que ser la misma cosa. Pero está claro que, sin un cerebro íntegro en un estado de sincronización, no habría ninguna de las dos cosas. Siempre ha habido como mucha asociación entre, por ejemplo, los lóbulos frontales y el alma. Cuando estudiamos la carrera, se nos cuenta que, en el siglo xix, a un constructor de ferrocarriles americano, Phineas Gage, le atraviesa una barra de explosivos el cráneo, el lóbulo frontal, y un neurocientífico superreconocido, que es António Damásio, empezó a asociar, posteriormente, cómo hay zonas del cerebro que, cuando se dañan, afectan al alma de la persona. Pero, ahora, con la neurociencia de redes entendemos que todo va mucho más allá del lóbulo frontal o no. O sea, hay redes cerebrales que se pueden dañar en otros sitios alejados de ahí y que pueden generar una secuela en el alma de alguien.

38:52

También es cierto que el término ‘alma’ lo dejaría para la metafísica y la filosofía por el simple hecho de que, si yo no preservo las funciones emocionales de un paciente, ¿no estaría cambiándole el alma? Entiendo que sí, ¿no? Porque es cómo se comporta, cómo vive las emociones de los demás y cómo es. Y para la definición de ‘conciencia’, hay muchas definiciones y creo que ninguno de nosotros está acertado. Fíjate en lo difícil que es definir la conciencia que tenemos como un tope al que no podemos acceder. Es decir, ¿hasta qué punto el fondo que tenemos detrás, que es azul, tú lo estás viviendo de la misma forma que yo? Es decir, ¿cómo podríamos hacer una transferencia de tu experiencia subjetiva del color azul para yo saber que estamos viendo lo mismo? No podemos, porque incluso aunque midamos con una longitud de onda el color, la experiencia subjetiva es única. La conciencia es por definición no transferible y se vive en primera persona. Entonces, hay cosas de la conciencia humana que nos hacen llegar a lo que se ha conocido en neurociencia como el problema difícil de la conciencia o el ‘gap’ mente-cerebro. Entonces, más que darte una definición concreta de la conciencia, prefiero lanzar varias ideas y, más allá de tener la definición exacta, somos muchos los neurocientíficos que vamos en camino a intentar descubrir ese misterio de cómo una masa como es el cerebro, en tres dimensiones, es capaz de generar las experiencias subjetivas.

40:27
Carmen Alegre. Es muy complejo. Jesús, ahora se habla mucho de las posibilidades de la inteligencia artificial, de que si nos van a implantar chips, que si las máquinas van a llegar a tener vida propia… Tú, que dedicas tu vida a la investigación del cerebro, ¿cómo ves estas posibilidades de la inteligencia artificial? ¿Piensas que seremos capaces de construir inteligencias artificiales conscientes?

40:53
Jesús Martín-Fernández. Yo creo que, igual que con la música… Es difícil responder a esta, pero, igual que con la música, somos tremendamente cíclicos. Quiero decir, poco después de la Segunda Guerra Mundial, una vez Alan Turing consigue construir Enigma y poder descifrar las intenciones de Alemania y cambia la historia literalmente, poco después sale un ‘chatbot’ que era ya capaz de hablar contigo, aunque de una forma rudimentaria, pero capaz de hablar contigo. Entonces, ya desde ahí existía lo de «¿Serán las máquinas capaces de adquirir conciencia?». En algún momento se ha olvidado ese término de la inteligencia artificial y ahora como que estamos en el segundo ‘boom’. Es que no es el primero realmente. Si serán capaces de adquirir conciencia es complejo, porque ni siquiera sabemos qué es la conciencia, o sea, no encontramos la forma de que, con un conjunto de neuronas, podamos generar un elemento o un ser que sea pensante. A mí me parece realmente complejo, porque no sé cómo implantar en un sistema digital algo que no sé lo que significa, que es la conciencia humana. Entonces, lo que más difícil me parece de emular… Sí creo que… A ver, al final, el cerebro es una matriz de conexiones y, probablemente, se pueda descifrar en forma de números, pero lo que me parece más difícil de llegar a conseguir es que el cerebro es un sistema complejo que tiene dos características increíbles, y una es que está autoorganizado, o sea, tiene una tendencia a autoorganizarse constantemente, y la segunda es la instantaneidad. O sea, el cerebro es capaz de regular todo absolutamente, pero todo, para dirigir nuestra conciencia a cosas determinadas, para hacer un comportamiento complejo, para una reflexión…

42:40

Entonces, me parece difícil, dándole a un soporte de inteligencia artificial una serie de datos, cómo hacer que esos datos sean tan flexibles como la conciencia humana para generar los comportamientos que tenemos como seres humanos. Entonces, me parece un poco futurista, en el punto en el que está la inteligencia artificial, pensar que va a adquirir experiencia subjetiva. Porque piensa: si hablaras con el ChatGPT y a ti te dijera que es consciente, ¿tú qué pensarías?

43:11
Carmen Alegre. Que estoy en peligro.

43:13
Jesús Martín-Fernández. Pues, mira, yo pensaría que es importante diferenciar que una cosa es decir que eres consciente y otra cosa es ser consciente. Entonces, ahora mismo, la inteligencia artificial que tenemos solo sería capaz de decirte «Soy consciente», pero no de serlo. Entonces, creo que estamos en un punto todavía en el que estamos anticipando y dándole poderes a algo que todavía no lo tiene. Aunque es muy útil, nosotros nos apoyamos en la tecnología y en el aprendizaje automático, pero creo que está bastante lejos de tener experiencias subjetivas o de amar o de algo así.

¿Qué pasa en tu cerebro cuando escuchas reguetón? Jesús Martín-Fernández
43:56
Carmen Alegre. Sé que has operado en muchos países del mundo y que has tenido la oportunidad de conocer muchas culturas. Me encantaría que nos contaras qué ha supuesto esto para ti y qué has encontrado en común entre todas ellas.

44:12
Jesús Martín-Fernández. Sí, mira, justo, eso, venimos de Latinoamérica y hemos ido varias veces. Entonces, tenemos la suerte de volver a visitar a los pacientes un tiempo después, aunque estemos muy lejos. Entonces, venimos justo de estar jugando a fútbol con el último paciente al que operamos en Argentina. Mira, yo te diría que da igual el idioma, da igual si es en polaco, en portugués o en francés, hay algo que hay en común cuando ves a tu paciente por primera vez en otro país y es que todo el mundo tiene la ilusión en los ojos, ¿sabes? Como que todo el mundo quiere mantener la ilusión por vivir y todo el mundo quiere seguir siendo un ser que sienta. Entonces, cuando ahondas… Incluso en el paciente que tú veas que no es tan expresivo, que no es tan emocional, cuando ahondas lo suficiente en su vida, te das cuenta de que somos seres emocionales. De hecho, creo que, si no encuentras la parte emocional de tu paciente, es que no has ahondado lo suficiente. Porque un paciente… Simplemente, cuando tienes un hijo, ya el amor se vuelve como indispensable. Entonces, te diría que lo que hay en común en cualquier lugar del mundo es la ilusión de la gente por seguir viva y por poder mantener su capacidad para relacionarse y querer a la gente con la que vive, con la que está, con la que al final se terminan de complementar y ser quienes son.

45:49
Carmen Alegre. Al final somos todos muy parecidos.

45:51
Jesús Martín-Fernández. Creo que en muchas cosas, sí y, sobre todo, en las cosas más profundas y, en lo que tiene que ver con la emoción, sin duda alguna. Hay diferencias entre cómo se expresan las emociones por la cultura, pero, al final, sí, todos vemos las emociones de una forma muy parecida.

46:08
Carmen Alegre. Jesús, tengo curiosidad por saber cómo cuidas tú tu propia esfera emocional en tu día a día.

46:17
Jesús Martín-Fernández. Yo creo que es algo en lo que cada vez he ido trabajando más, porque es cierto que, muchas veces, las personas que tenemos pasiones, digamos, tan a flor de piel o con tanta intensidad tendemos a la obsesión. Y no descubro nada con esto, puedes escuchar a gente que ha tenido la suerte y la justicia de tener mucho éxito. Te diría que los seres humanos, desde Kobe Bryant a, no sé, a mi mentor, al profesor Duffau, tienen una cosa en común y es que casi que no les preocupa la obsesión porque lo ven como la única forma de llegar a conseguir lo que queremos. Es cierto, al menos es lo que he vivido yo, que en ese camino a buscar tus sueños o tus metas puedes pasar por una obsesión que te haga la vida un poco más difícil en ciertos momentos y que entres en un estado de rumiación constante de «¿Lo conseguiré, no lo conseguiré? Estoy invirtiendo toda mi vida en ello…». Entonces, a lo que he aprendido en este tiempo es a intentar disfrutar del camino, porque no me parece que sea tan sencillo. No es como «Disfruto del camino» y ya está. Por el camino pasan muchas cosas. Entonces, creo que he intentado cuidar la esfera emocional de esa forma. Te podría decir muchas más cosas. Por ejemplo, yo me apoyo en muy pocas personas, pero siento un apoyo incondicional en mi mejor amigo, Pedro, en mis padres, esa gente que sabes que te quiere y a la que le puedes contar lo que sea.

48:01

Porque al final yo estoy en un estado en el que no siempre puedo decir lo que siento, porque al final tengo mucha responsabilidad y llevo un equipo por diferentes partes del mundo. Eso, al final, agota emocionalmente y tú necesitas tu refugio. Obviamente, en la música lo encuentro. Hay algunos viajes en los que, no sé, no puedo dormir, pero me refugio en crear simplemente. Pero creo que la reflexión principal es entender que no siempre las cosas van a salir bien y que incluso de eso se puede disfrutar y aprender del camino.

48:40
Carmen Alegre. Y ya para terminar, Jesús, ¿te gustaría compartir alguna reflexión más con nosotros?

48:46
Jesús Martín-Fernández. Yo creo que sí. Creo que es el momento. Siento que, aunque estamos en la época de lanzar mensajes a la sociedad de «Si quieres, puedes», «Haz meditación y todo será posible», «Cuida la dopamina y la oxitocina»… Primero, me parece que debemos ser justos con la complejidad del cerebro y no asociar comportamientos dirigidos que dependen de millones de impulsos eléctricos y asociarlos a una hormona. Parece un tanto injusto, casi tanto como decir que el lóbulo frontal es el que se encarga de las emociones. Y, luego, me parece que el mensaje de que, si quieres, puedes es también injusto, es peligroso, porque no siempre vamos a poder conseguirlo. Yo, desde pequeño, tengo unos sueños muy marcados y que siempre han estado muy presentes y creo que con el mensaje de que, si quieres, puedes, puedes entrar en un círculo de insatisfacción en el que no aprovechas el hecho de que, en medio del camino, van surgiendo cosas y te vas descubriendo a ti mismo. Y, de pronto, lo que antes era una meta ya no lo es tanto, porque has aprendido a hacer otra cosa, a amar otra cosa. Entonces, creo que me quedaría con que, si quieres, puedes disfrutar de las cosas que te pasen, pero no es necesario cumplir todas tus metas y todos los sueños para sentir que tienes éxito o para sentir que eres feliz.

50:26
Carmen Alegre. Bueno, Jesús, es maravilloso poder contar con profesionales que, aunque no se dediquen específicamente a la salud mental, tratan por todos los medios de cuidar esa esfera emocional de las personas e, incluso, en tu caso, de preservar la esencia de esas personas que a veces se tienen que someter a cirugías tan complejas. Ha sido un placer para mí pasar este tiempo contigo y quisiera darte las gracias por compartir tus conocimientos y tu tiempo con nosotros.

50:58
Jesús Martín-Fernández. Muchísimas gracias a vosotros. Gracias.

52:01
Carmen Alegre. Un placer.