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Publicado en 11/04/2016

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Una sentencia por cabeza

09/01/2017 - 18h15

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PAULA CESARINO COSTA

Para quien acababa de recibir 2017 con la esperanza de que fuese un a�o mejor, fue un golpe de pesimismo. Las masacres en las c�rceles de Manaos y Boa Vista, con decenas de presos decapitados mostrados en espeluznantes im�genes, sacuden al pa�s en el periodo festivo.

A pesar de la distancia geogr�fica de los hechos, la cobertura de Folha fue �gil, con buen material de investigaci�n, adem�s de eficiente a la hora de hacer el seguimiento de los acontecimientos.

Ya el punto negativo fue el peri�dico publicar declaraciones de autoridades, que iban de lo absurdo a lo vergonzoso, sin que fueran cuestionadas y criticadas.

Apenas una declaraci�n representa lo que pretendo decir: "Quiero solidarizarme con las familias cuyos parientes presos fueron muertos en aquel accidente pavoroso que ocurri� en el presidio de Manaos", dijo el presidente Michel Temer (Partido Movimiento Democr�tico Brasile�o).

En la edici�n del viernes, 6, en la que se le�a un editorial cr�tico al Gobierno, el peri�dico reprodujo la desafortunada declaraci�n del presidente en el art�culo sobre el paquete de medidas de seguridad. Al no destacar la frase de Temer sobre el "accidente", el peri�dico desenfoc� algunas de las caracter�sticas del mandatario: lento en reacci�n e infeliz en cuanto a la comunicaci�n del Gobierno se refiere.

Uno de los aspectos escabrosos que dej� al descubierto el fallo de la cobertura period�stica en general, y la de la Folha en particular: las decapitacines de reclusos.

El diario tard� en dedicar un t�tulo al hecho de que la mitad de los presos hab�a sido decapitada. Y cuando lo hizo, se limit� a informar que la mutilaci�n dificultaba la identificaci�n de los cad�veres. Las decapitaciones fueron normalizadas por los medios y por los gobiernos estatales.

De acuerdo con el peri�dico "O Globo", las decapitaciones han sido registradas en por lo menos 11 estados brasile�os desde el mot�n en el Complejo Penitenciario de Pedrinhas, en Sao Luis, en 2013.

Una hip�tesis sobre tal omisi�n ser�a el reflejo de la visi�n mayoritaria en la sociedad brasile�a de que presos deben sufrir m�s que ser castigados. Otra bater�a de prejuicios de clase y color.

El Estado Isl�mico mata periodistas o soldados, blancos y occidentales. Las facciones criminales que mandan en las c�rceles del pa�s decapitan hombres, la mayor�a de las veces, pobres y negros.

La voz solidaria de Janio de Freitas resumi� la cuesti�n: "El pa�s deber�a horrorizarse antes, en cualquiera de las decenas de a�os de su conocimiento y de su indiferencia, por las condiciones (criminales tanto en las leyes brasile�as como en los acuerdos internacionales) a las que son sometidas los reclusos. Nunca lo ha hecho".

Otro aspecto es la divulgaci�n o no de v�deos y fotos impactantes distribuidos por las redes sociales. El lector Carlos Efuardo Freitas considera que, al publicar esas im�genes, Folha no respet� "la �tica period�stica, la responsabilidad social de la profesi�n y derechos humanos".

El peri�dico estamp� el aviso: "Atenci�n: las im�genes a continuaci�n son agresivas". Podr�a haber dado m�s destaque y haber sido m�s expl�cito.

Es una decisi�n compleja que debe ser tomada y estudiada caso a caso. En general, la divulgaci�n de im�genes fuertes contribuye a la dimensi�n correcta del acontecimiento.

En 2018, la Declaraci�n Universal de Derechos Humanos completar� 70 a�os. Hace 20, Folha public� un especial bajo el t�tulo "�Y ahora?". La pregunta se refer�a a la situaci�n mundial 50 a�os despu�s de la firma de aquel documento.

Desde entonces, las crisis humanitarias, las guerras y los cierres de frontera (por citar algunos casos) demostraron haber empeorado.

El peri�dico no puede aceptar barbaries como decapitaciones de presos bajo la guarda del Estado ni colaborar para su banalizaci�n. Es necesaria la indignaci�n. Es necesario exigir que, por cada cabeza cortada, haya una sentencia judicial.

La defensa de los derechos civiles no puede estar asociada a corrientes ideol�gicas. Es una cl�usula inalterable del contrato social de un pa�s. Son derechos innegables, irreductibles, por encima de gobiernos y gobernantes. No pueden ser violados impunemente, sea por incompetencia u omisi�n.

A veces, se acepta la idea de que la defensa de los derechos civiles es una bandera de izquierdas o de ciertos movimientos pol�ticos.

Es un error costoso para aquellos que defienden una sociedad m�s justa e igualitaria. Folha no puede prescindir de valores que marcaron su historia.

Traducido por AZAHARA MART�N

Lea el art�culo original

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