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Publicado en 11/04/2016

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Las curanderas sobreviven en la tierra de Chica da Silva, en el interior de Minas

19/04/2018 - 13h50

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IZAMARA ARC�NGEL
DE BELO HORIZONTE

En una casa rodeada de plantas medicinales vive Maria Mercita Cunha. A los 86 a�os, do�a Mercita va al patio trasero y, frente a �rbol de Guinea, pide permiso a la naturaleza para usar sus poderes de curaci�n. Mientras tanto, un muchacho la espera en la cocina para ser bendecido. Ella sostiene algunas hojas de la planta y comienza a rezar.

"Bendecir es eso, es hacer una oraci�n para ayudar a una persona, pero �sta tiene que tener el don", afirma. Terminado el r�pido ritual, Mercita arroja en el propio jard�n las hojas de la hierba.

Los servicios de la excampesina y curandera suelen ser solicitados por residentes y por turistas que la buscan en Milho Verde, distrito de Serro, a 315 km de Belo Horizonte.

Gilson Ferreira/Divulga��o
Dalva Fernandes Siqueira, curandera en Milho Verde
Dalva Fernandes Siqueira, curandera en Milho Verde

El distrito formaba parte del antiguo Arraial do Tijuco, actual Diamantina, reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

Fue en Milho Verde que naci� Chica da Silva, la esclava liberada que alcanz� una posici�n destacada en la sociedad y se convirti� en uno de los personajes m�s importantes del per�odo colonial brasile�o.

La pr�ctica, que es una herencia del catolicismo popular portugu�s, mezcla en Brasil influencias ind�genas y africanas, y est� desapareciendo, en gran parte, debido a los avances de otras pr�cticas religiosas, los avances cient�ficos y la falta de inter�s.

El avance de otros credos tambi�n est� propiciado el olvido de algunos ung�entos.

"Mucha gente aqu� se ha vuelto evang�lica y ha dejado de bendecir a la gente por considerar la pr�ctica prohibida por la Biblia", dice Aparecida del Rosario Ferreira Montmor, de 53 a�os.

A pesar de ser umbandista (de la religi�n Umbanda) y manteniendo un centro en la ciudad del Serro, ella sigue bendiciendo quien lo necesita.

Traducido por AZAHARA MART�N

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