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Índice de Scripta Nova

Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XIV, núm. 331 (14), 1 de agosto de 2010
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

PLANIFICACI�N TERRITORIAL Y CRECIMIENTO URBANO: DESARTICULACIONES Y DESAF�OS DE LA SOSTENIBILIDAD URBANO-REGIONAL EN SANTIAGO METROPOLITANO

Marcelo Cooper Apablaza
Pontificia Universidad Cat�lica de Chile
mcooper@puc.cl

Cristian Henr�quez Ruiz
Pontificia Universidad Cat�lica de Chile
cghenriq@puc.cl

Planificaci�n territorial y crecimiento urbano: desarticulaciones y desaf�os de la sostenibilidad urbano-regional en Santiago metropolitano (Resumen)

Los instrumentos de planificaci�n territorial de car�cter normativo �planes reguladores de nivel comunal y metropolitano�, han manifestado una limitada capacidad para asumir la sostenibilidad del crecimiento urbano, situaci�n que se ha expresado particularmente en procesos de modificaci�n o actualizaci�n de los mismos instrumentos en Santiago de Chile. La opci�n de la poblaci�n por la vivienda en extensi�n, a partir del bloqueo ciudadano a las instancias de densificaci�n en altura; el significativo d�ficit de �reas verdes, as� como su desigual distribuci�n; o la ausencia de una conciencia geogr�fica estrat�gica respecto de la nueva escala de ciudad-regi�n que est� adquiriendo la capital, son algunos de los aspectos que dan cuenta de la desarticulaci�n entre planificaci�n y sostenibilidad urbano-regional. El presente art�culo analiza cr�ticamente la planificaci�n del crecimiento y desarrollo de la ciudad, considerando aspectos del escenario institucional y ciudadano, de las desarticulaciones gestadas y algunas oportunidades para ser implementadas a futuro en esta perspectiva.

Palabras claves: planificaci�n urbana, evaluaci�n de impacto ambiental, desarrollo sostenible urbano.

Territorial planning and urban growth: disruption and challenges of urban-regional sustainability in metropolitan Santiago (Abstract)

The instruments of territorial planning� �metropolitan and communal master plan�, they have showed a limited capacity to assume the sustainability of the urban growth. This situation has been expressed particularly in processes of modification or updating in metropolitan master plan of Santiago of Chile.� Some disruption issues between planning and urban-regional sustainability are: the option of the population by the dwelling in extension, in relation to the civic opposition by living in high buildings; the uneven and insufficient distribution of green spaces; and the absence of a geographical conscience regarding the new scale of city-region that is acquiring the capital city.� The present article analyzes critically the planning of the growth and development of the city, considering the civic and institutional frame, and the disruptions nested and the challenges to future in the perspective of the urban-regional sustainability.� The territorial planning tools of normative scope have declared a limited capacity to assume the sustainability of the urban growth. This situation has been expressed particularly in Santiago of Chile, in modification processes or updating so much in communal as metropolitan level. The option of the population by the dwelling in extension, the civic opposition by living in high buildings; the uneven and insufficient distribution of green spaces; or the absence of a geographical conscience regarding the new scale of city-region that is acquiring the capital, they are some of the aspects that realize the disrupt between the planning and the urban-regional sustainability. The present article analyzes critically the planning of the growth and development of the city, considering the civic and institutional frame, and the disruption nested and the opportunities to future in the perspective of the urban-regional sustainability

The territorial planning tools of normative scope have declared a limited capacity to assume the sustainability of the urban growth. This situation has been expressed particularly in Santiago of Chile, in modification processes or updating so much in communal as metropolitan level. The option of the population by the dwelling in extension, the civic opposition by living in high buildings; the uneven and insufficient distribution of green spaces; or the absence of a geographical conscience regarding the new scale of city-region that is acquiring the capital, they are some of the aspects that realize the disrupt between the planning and the urban-regional sustainability. The present article analyzes critically the planning of the growth and development of the city, considering the civic and institutional frame, and the disruption nested and the opportunities to future in the perspective of the urban-regional sustainabilityKey words: urban planning, environmental impact assessment, urban sustainable development.

Los instrumentos de planificación territorial, en especial los de carácter normativo léase planes reguladores de categoría comunal e intercomunal o metropolitana, han manifestado una limitada capacidad para asumir la sostenibilidad del crecimiento urbano, situación que se ha expresado particularmente en Santiago de Chile, en procesos de modificación o actualización de los mismos instrumentos tanto a nivel comunal como metropolitano. La opción de la población por la vivienda en extensión, a partir del bloqueo ciudadano a las instancias de densificación en altura; la desigual e insuficiente distribución de áreas verdes; o la ausencia de una conciencia geográfica respecto de la nueva escala de ciudad-región que está adquiriendo la capital, son algunos de los aspectos que dan cuenta de la desarticulación entre planificación y sostenibilidad urbano-regional[1].

Entenderemos por sostenibilidad urbano-regional al equilibrio de los componentes ambientales, sociales y econ�micos vinculados con el desarrollo del espacio metropolitano, que en el caso de Santiago tiende a asumir la escala de la regi�n en la que se inserta, la denominada Regi�n Metropolitana. En este escenario, alcanzar esta condici�n de equilibrio o al menos orientar el desarrollo en dicho sentido, incluyendo la protecci�n del patrimonio agr�cola y del capital natural, implicar�a implementar un sistema de gesti�n administrativo-ambiental del suelo y su desarrollo, que contemple visiones, pol�ticas y mecanismos multisectoriales, as� como instancias m�ltiples de manifestaci�n y aplicaci�n de participaci�n ciudadana.

Actualmente, la evaluaci�n de impacto ambiental constituye una de las herramientas m�s poderosas para lograr tal prop�sito, a trav�s de su dimensi�n legal, institucional, metodol�gica y administrativa. En el caso de Chile corresponde al Sistema de Evaluaci�n de Impacto Ambiental (SEIA) cuyo procedimiento consiste en calificar ambientalmente todo proyecto que potencialmente pueda causar impactos significativos sobre el medio ambiente.

No obstante, tanto en Santiago como en otras ciudades de Chile existe una desvinculaci�n entre la planificaci�n territorial y la gesti�n ambiental que asegure ciudades m�s sostenibles. En primer lugar existe una preocupante escasez de informaci�n de las din�micas urbanas y naturales, as� como una subvaloraci�n del territorio como estructura funcional en t�rminos ecol�gicos y sociales. Esta escasez resulta m�s desequilibrante aun, toda vez que existe una marcada desagregaci�n del �mbito urbano y del rural a favor del primero, en desmedro de su comprensi�n integrada. En segundo t�rmino y siguiendo el planteamiento del modelo ampliamente conocido de indicador PRESION-ESTADO-RESPUESTA (Friend y Rapport, 1976), se estar�a frente a una serie de demandas (PRESIONES) orientadas a cubrir necesidades habitacionales, de equipamiento, de conectividad e infraestructura, que usualmente son atendidas por el mercado y Estado, pero sin una contraparte que defienda robustamente, al menos desde un punto de vista institucional, las demandas ciudadanas as� como la oferta brindada por los servicios ecosist�micos. Esta presi�n genera cambios, por ejemplo en la calidad del aire (ESTADO) que en el caso de Santiago ha significado la declaraci�n de zona saturada y latente por contaminantes atmosf�ricos, s�lo por mencionar un componente ambiental, y sin entrar a calificar el �estado� del sentir ciudadano. Por su parte los instrumentos de planificaci�n y gesti�n de los espacios urbanos (RESPUESTA), no estar�an enfrentando estos problemas debidamente, sino y por el contrario, incluso contribuir�an a su eventual intensificaci�n, junto con otras dificultades a nivel global que se plantean como desaf�os emergentes.

En este escenario resulta interesante diagnosticar algunos elementos o dimensiones de la sostenibilidad de Santiago, los espacios de participaci�n en el marco de la institucionalidad urbano y ambiental, y las escalas de an�lisis para hacer frente a estas problem�ticas.

El presente art�culo analiza cr�ticamente la planificaci�n del crecimiento y desarrollo de Santiago Metropolitano durante los �ltimos 15 a�os, considerando el doble escenario institucional y ciudadano, las desarticulaciones gestadas y en proceso, y las oportunidades a futuro, en la perspectiva de orientarse hacia una efectiva sostenibilidad urbano-regional. Para ello se han revisado y analizado algunas singularidades en procesos de actualizaci�n y modificaci�n de instrumentos de planificaci�n urbana, tanto a nivel comunal como metropolitano, as� como tambi�n se han examinado los procesos de aprobaci�n ambiental.

Desarrollo urbano sostenible

La sostenibilidad del desarrollo y su inherente vinculaci�n con el �mbito urbano, es un tema que ya cuenta con al menos cuatro d�cadas de propagaci�n sistem�tica y creciente protagonismo, especialmente considerando de cara al futuro, los desaf�os impuestos por el cambio global y la calidad ambiental local.

A nivel general, la principal referencia en materia de pol�tica internacional ambiental, ha sido la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano, que tuvo lugar en Estocolmo en 1972, y donde se realiz� la primera declaraci�n global sobre las relaciones entre medio ambiente y desarrollo. En este encuentro se cuestion� que el crecimiento econ�mico fuera un fin en s� mismo, y se sentaron las bases para futuras reflexiones ambientales, dentro de las que destaca el Informe Brundtland elaborado en 1987, que acu�a el adjetivo �sostenible� para acompa�ar al sustantivo �desarrollo�.

En el contexto urbano, el punto de partida m�s importante es la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (UNCED, su sigla en ingl�s) denominada tambi�n Cumbre de la Tierra, celebrada en R�o de Janeiro, Brasil, en el a�o 1992. El principal balance de dicho encuentro fue el compromiso de los 178 pa�ses firmantes, de la consecuci�n de un modelo de desarrollo sostenible, que se plasm� en un Programa de Acci�n llamado Agenda 21. Si bien el mencionado programa no posee un peso legal para los pa�ses firmantes, son numerosas las acciones mundiales que se han llevado a cabo bajo este enfoque. Para supervisar y dar cuenta de la realizaci�n de los acuerdos a escala local, nacional, regional e internacional se cre� la Comisi�n para el Desarrollo Sostenible (CDS) (Castro, 2002).

La aplicaci�n de este Programa al entorno urbano se denomina Agenda Local 21, y se realiza a trav�s del cap�tulo 28, dedicado a las autoridades locales. La Agenda Local 21 promueve la coordinaci�n entre ciudades, para que cada comunidad desarrolle de forma consensuada su agenda espec�fica y genere informaci�n necesaria para formular las mejores estrategias para una pol�tica econ�mica, social y ecol�gica sostenible.

Para evaluar los progresos de la Cumbre de la Tierra, la Asamblea General de las Naciones Unidas acord� una revisi�n penta-anual, la primera de las cuales se realiz� en la ciudad de Johannesburgo, Sud�frica, el a�o 2002, concluyendo en la necesidad de erradicar la pobreza, cambiar los patrones de producci�n y consumo, y proteger y manejar los recursos naturales que son la base del desarrollo econ�mico y social (Sachs, 2002).

En el encuentro de Johannesburgo, donde asistieron 191 pa�ses, se reafirm� la importancia de las autoridades locales en la implementaci�n de las Agenda 21 y de las iniciativas asociadas, as� como la necesidad de la interacci�n de �stas con otras autoridades e instancias de gobierno. Dentro de las iniciativas regionales propuestas para Latinoam�rica y el Caribe se promovi�, entre otras acciones concretas, alcanzar ciudades sostenibles y disminuir la pobreza en la regi�n (Naciones Unidas, 2002).

A partir de estos encuentros, se han realizado otros importantes aportes internacionales para proponer y aplicar estrategias de desarrollo urbano sostenible, dentro de los cuales destacan: Iniciativas Ambientales Locales (ICLEI) establecido en 1990; Iniciativas Locales por el Medio Ambiente Urbano (LIFE) del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas desde 1992; la Conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos, H�bitat II realizada en Estambul en 1996; la Campa�a de Ciudades para la Protecci�n de Clima, ligada al proyecto ICLEI; el Proyecto de Ciudades Sustentables de la Organizaci�n Mundial de la Salud (OMS); el Programa Urbano de la Organizaci�n para la Cooperaci�n y Desarrollo Econ�mico (OCDE); y las pol�ticas de desarrollo urbano del Banco Mundial, entre otras (Castro, 2002).

En este contexto, la Uni�n Europea es un importante referente en la adopci�n de pol�ticas de desarrollo urbano sostenible sustentable. Varios documentos y programas de pol�tica medioambiental europea, incorporan el aspecto urbano como un elemento central en su accionar, como por ejemplo: el Libro Verde sobre Medio Ambiente Urbano, el Libro Blanco sobre Crecimiento, Competitividad y Empleo, Europa 2000+, el Libro Verde �Una red para los ciudadanos�, el Libro Verde �Pol�tica futura de lucha contra el ruido�, el Informe de Ciudades Sostenibles, el Programa Piloto Urbano, la Auditoria Urbana, entre otros (Castro, 2002). Las pol�ticas implementadas, resaltan a la planificaci�n urbana como la herramienta m�s �til para alcanzar la sostenibilidad de las ciudades.

Dentro de los indicadores de sostenibilidad urbana existen ejemplos a escala internacional, regional y local. A nivel internacional, Naciones Unidas ha elaborado el Sistema de Indicadores Urbanos en 1997, para establecer una Red Mundial de Observatorios Urbanos que permitan la implementaci�n de los Programas H�bitat y Agenda Local 21. Estos indicadores se han aplicado a 53 ciudades, mayoritariamente de pa�ses en v�as de desarrollo, considerando 49 indicadores esenciales organizados en siete m�dulos: datos de base, desarrollo socio-econ�mico, infraestructuras, transportes, gesti�n medioambiental, gobierno local y vivienda.

A nivel regional, un ejemplo ilustrativo es el proyecto Indicadores Comunes para la Sostenibilidad Local, presentados por la Comisi�n Europea en el a�o 2000. El conjunto de indicadores seleccionados se clasifica en las siguientes tem�ticas: satisfacci�n de los ciudadanos con la comunidad local, contribuci�n local al cambio clim�tico global, movilidad local y transporte, �reas verdes p�blicas y servicios locales, calidad del aire, desplazamiento de ni�os entre la casa y la escuela, gesti�n de la autoridad local y empresas locales, contaminaci�n ac�stica, utilizaci�n sostenible del suelo y etiquetado ecol�gico.

A escala local, una de las iniciativas que ha tenido mayor repercusi�n mundial fue el Foro C�vico y de Voluntarios de Seattle Sostenible, fundado en 1991 en Estados Unidos. Incluye 40 indicadores finales divididos en los �mbitos de ambiente natural, poblaci�n y recursos, econom�a, y cultura y sociedad. Cada indicador propuesto mide parte de la sostenibilidad urbana y forman una base para llevar a cabo la discusi�n y el di�logo sobre qu� elementos constituyen una ciudad sostenible, considerando con especial inter�s la conservaci�n del capital de recursos naturales globales bajo un enfoque participativo (Bettini, 1998); en efecto, el proceso de construcci�n de indicadores ha contado con un fuerte participaci�n ciudadana e involucramiento de �sta.

En esta perspectiva, el uso de indicadores de sostenibilidad urbana constituye una importante herramienta en la orientaci�n de la toma de decisiones en ciudades como Santiago, y una gran oportunidad para pensar, discutir y consensuar desde un �mbito pol�tico y cient�fico-t�cnico los principales aspectos que las autoridades, ciudadan�a y el �mbito cient�fico-t�cnico desean lograr como conjunto. A la vez permiten la comparaci�n con realidades de otras metr�polis y hacer un seguimiento efectivo en los avances y retrocesos de la anhelada sostenibilidad urbana.

La planificaci�n del crecimiento urbano en Santiago

En la dimensi�n comunal, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), a trav�s del Plan de Reforma Urbano desde a�o 2001 a la fecha, ha impulsado e implementado en parte, una activa pol�tica de formulaci�n, actualizaci�n y modificaci�n de Planes Reguladores Comunales (PRCs), con especial �nfasis en las comunas urbanas de la Regi�n Metropolitana.

En la dimensi�n metropolitana, desde 1994 a la fecha, se ha definido, ampliado y modificado el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), generando progresivamente nuevo suelo urbanizable, y abarcando en un proceso extensivo la totalidad de la Regi�n Metropolitana. El actual proceso de actualizaci�n del original PRMS de 1994 (MPRMS-100) ofrece claves interesantes de discutir cr�ticamente, pues introduce el concepto de desarrollo condicionado a terrenos contiguos a la ciudad consolidada, distribuyendo parte de la responsabilidad del crecimiento urbano al �mbito privado.

La escala comunal

Experiencias recientes de formulaci�n de Planes Reguladores Comunales (PRC), en diversas comunas de Santiago, han develado el creciente inter�s de la ciudadan�a por formar parte de la toma de decisiones respecto del entorno urbano, participaci�n marcada m�s por conflictos que por la b�squeda de consensos. Agrupaciones diversas de vecinos se han organizado para bloquear procesos en curso o limitar condiciones ya implementadas, mediante procedimientos que en ocasiones superan los d�biles mecanismos normados de participaci�n ciudadana. En gran parte de los casos, es la construcci�n de edificios en altura y la consecuente densificaci�n, el principal aspecto cuestionado.

Casos emblem�ticos como los de las comunas de Lo Espejo, La Reina, �u�oa, y m�s recientemente, Vitacura y Las Condes, entre otros, manifiestan que se trata de una cuesti�n socialmente transversal.

En el caso de la comuna de Lo Espejo, durante el 2005 y parte del 2006 se llev� a cabo el Estudio para la Actualizaci�n del PRC vigente. Comuna especialmente segregada en virtud de los trazados de autopistas y redes ferroviarias, adem�s de concentrar poblaci�n con niveles socioecon�micos bajos, contaba con un Plan Regulador Comunal obsoleto, originado hac�a m�s de dos d�cadas para un �mbito territorial diferente. Las condiciones normativas presentaban un alto grado de descalce con las necesidades locales, y la actualizaci�n se ve�a necesaria como una forma de revertir los negativos indicadores socioecon�micos y demogr�ficos, estimulando la inversi�n en virtud de externalidades de gran escala posibles de capitalizar como oportunidades.

El estudio previo se vio entrampado en una instancia intermedia, por efecto del rechazo a la proposici�n de sectores de densificaci�n en altura media (cuatro pisos), vinculados con ejes viales estructurantes de 30 o m�s metros de perfil. El argumento, esgrimido por grupos organizados de la comunidad gestados en primera instancia en el �mbito de la Poblaci�n Jos� Mar�a Caro, y luego reproducida secuencialmente en otras comunidades vecinas, fue que los edificios detonar�an el arribo de los agentes inmobiliarios a la comuna, desplazando a sus habitantes por otros de mejor estrato social, y que los mismos edificios cubrir�an la pobreza del interior de los barrios. La Jos� Mar�a Caro, cabe decir, constitu�a en ese momento una poblaci�n gestada hac�a m�s de 40 a�os por efecto de planes de erradicaci�n de poblaci�n, y consolidada en el tiempo con gran esfuerzo de sus pobladores; es decir, una comunidad con un fuerte arraigo territorial.

Otro ejemplo m�s reciente, durante el 2009, se llev� a cabo un plebiscito en la comuna de Vitacura, gestado por efecto de la demanda y gesti�n de grupos organizados de vecinos durante largo tiempo, que buscaba abrir en t�rminos vinculantes y a la totalidad de vecinos inscritos de la comuna, la decisi�n de aprobar la propuesta municipal de ampliar las condiciones edificatorias en tres sectores acotados, en favor de edificios en altura de cuatro a seis pisos, de nueve, y de doce pisos, seg�n el caso. Cabe se�alar que en Chile un plebiscito representa una instancia democr�tica de participaci�n ciudadana aplicable a cualquier �mbito, pero que no es propia de la planificaci�n urbana. Claro est� que el resultado, previsible, fue una negativa rotunda a toda modificaci�n, en virtud de argumentos que apuntaban a proteger las vistas desde la casas a los cerros y el paisaje circundante, a evitar que los cuerpos en altura impidiera el asoleamiento, y a los eventuales impactos en materia vial.

En ambos casos, las necesidades de acoger la demanda natural del crecimiento de poblaci�n, o de revertir tendencias de decrecimiento, pasaron a segundo orden, o simplemente fueron obviadas. En contraste, el edificio en altura fue transformado en la met�fora de la agresi�n por parte de intereses inmobiliarios depredadores del paisaje barrial. Ante la perspectiva de ver alterado el status quo que regula el contexto circundante, o precisamente, ante la constataci�n de su alteraci�n efectiva, los vecinos se han organizado para bloquear procesos en curso, o limitar condiciones ya implementadas, con �xitos relativos. Seg�n constata Iv�n Poduje a fines del 2008, 11 Planes Reguladores Comunales �un tercio de las comunas de Santiago�, �han sido modificados parcial o totalmente luego de procesos informales o conducidos de participaci�n ciudadana, restringiendo en forma considerable el desarrollo inmobiliario en altura� (Poduje, 2008, p. 11).

Los efectos son, en un sentido positivo, la permanencia o fortalecimiento de una condici�n morfol�gica que es la base de la identidad de barrios consolidados. En el mismo sentido, cabe celebrar la gestaci�n de lazos de cooperaci�n y relaci�n social de escala vecinal, y la conformaci�n de una primera base de capital social; la construcci�n del barrio o, en mayor medida, los derechos ciudadanos vinculados a lo urbano son, hoy en d�a, temas de conversaci�n y noticias con presencia en los medios de comunicaci�n.

En la otra vereda, los �xitos de la �participaci�n� ha determinado la permanencia de las condiciones que generan la sostenida p�rdida de poblaci�n comunal, por el expl�cito rechazo al arribo de nuevos habitantes, combinado con la progresiva reducci�n del promedio de personas por hogar. Prefiguran, al final, la ciega renuncia a la comprensi�n de la ciudad �y en especial la ciudad metropolitana�, como un organismo que evoluciona, y cuyo marco normativo debe ser necesariamente adaptado en el tiempo a las nuevas circunstancias; una comprensi�n errada, adem�s, respecto a la inherente condici�n instrumental del respectivo instrumento de planificaci�n.

La escala metropolitana

En otra escala del problema, el actual proceso de actualizaci�n del instrumento de planificaci�n de escala metropolitana, el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), consolida la opci�n de la institucionalidad reguladora por el crecimiento expansivo.

Como resultado de parte de las pol�ticas urbanas implementadas con el retorno del pa�s a la democracia, el a�o 1994 se promulga el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS) que abarc� las provincias de Santiago y Cordillera, adem�s de las comunas de San Bernardo y Calera de Tango. Por ese entonces, el l�mite urbano comprend�a, unas 62.000 hect�reas, para una poblaci�n aproximada de 4,5 millones de habitantes[2].

Entre 1994 y octubre del 2007, el PRMS extendi� su cobertura hasta cubrir la totalidad de la Regi�n Metropolitana (RM), acoplando la capital y sus extensiones con su �recinto geogr�fico�, en una din�mica de metropolizaci�n expandida. Cabe se�alar, como particularidad de la RM, que adem�s de acoger la capital y la institucionalidad que ello implica, y cerca del 40% de la poblaci�n, es la �nica regi�n mediterr�nea del pa�s, vale decir, que no cuenta con acceso al mar.

 

Figura 1. �mbito cubierto por el PRMS en sus sucesivas ampliaciones.
Fuente: elaboraci�n propia en base a SIG del Gobierno Regional de la Regi�n Metropolitana de Santiago.

 

En este proceso, el l�mite urbano incluyendo una posterior modificaci�n de octubre del 2007 para la comuna de Colina, ha sido tramitado y ampliado discrecionalmente, manifestando la paulatina obsolescencia del l�mite vigente, pero al mismo tiempo, facilitando la dotaci�n y regulaci�n de suelo en atenci�n a una demanda creciente alineada con el sostenido crecimiento econ�mico del pa�s. De estas modificaciones, caben destacar las siguientes (AGS Estudios 2009) (Cuadro 1).

 

Cuadro 1.
Procesos de incorporaci�n de suelo v�a modificaci�n o ampliaci�n del PRMS

A�O

PROCESO

ALCANCES

1994

APROBACI�N PRMS (Resoluci�n N�20; 04.11.1994 D.O.)

Provincias Santiago y Cordillera + Comunas San Bernardo y Calera de Tango.

1997

INCORPORACI�N� PROVINCIA DE CHACABUCO (Resoluci�n N�39; 12.12.1997 D.O.)

Provincia de Chacabuco: 12.800 ha de suelo comple-mentario a Santiago y ciudades secundarias, desarro-llables v�a ZUDC, AUDP y ZIEDUC (industriales), y regulaci�n de parcelaciones de agrado (5.000 m2).

2003

PROYECTOS URBANOS CON DESARROLLO CONDICIONADO PDUC (Resoluci�n N�107 � Modificaci�n PRMS N� 48; 11.12.2003 D.O.)

Condiciones, exigencias y competencias para aprobaci�n PDUC.

2005

CAMBIO USO DE SUELO AEROPUERTO CERRILLOS / PORTAL BICENTENARIO (Resoluci�n N�116; 10.02.2006 D.O.)

245 ha para uso habitacional mixto, equipamiento y �reas verdes

2006

INTERCOMUNAL SUR (Resoluci�n N� 76; 24.10.2006 D.O.)

9.000 ha en Provincias de Melipilla y Talagante + comunas de Buin y Paine; totalidad de RM cubierta por PRMS.

2006

Circular N� 41: ACTUALIZACI�N PRMS�94 (05.12.2006)

Inicia proceso consultivo para ampliaci�n del L�mite Urbano. Objetivo: Incorporar nuevas zonas urbanizables

2007

AMPLIACI�N L�MITE URBANO DE COLINA

(Resoluci�n N� 46 - Modificaci�n PRMS N� 71; 10.10.2007)

Modifica vialidad y zonificaci�n en comuna de Colina: Ampliaci�n del L�mite Urbano: 825 ha y nuevas zonas AUDP.

2007-10

ACTUALIZACI�N PRMS: AMPLIACI�N L�MITE URBANO MPRMS 100

Incorporaci�n de nuevo suelo urbanizable y vialidad estructurante de nivel metropolitano e intercomunal

Fuente: elaboraci�n propia.

 

La presente actualizaci�n, denominada MPRMS-100, abarca el �mbito territorial normado originalmente en 1994, definiendo un nuevo l�mite por estructuras geogr�ficas (r�os Mapocho y Maipo, Cerros de Chena), ejes de infraestructura (Ruta 5-Sur), y l�mites administrativos (norte de Quilicura). El nuevo suelo debe atender prioritariamente la demanda generada por el incesante aumento de poblaci�n: si para el 2008 �sta se estima en el orden de 6,7 millones, para el 2030 Santiago Metropolitano alcanzar� los ocho millones de habitantes, un 20% m�s (Seremi MINVU RM, 2009). Factores adicionales son el inminente agotamiento de suelos urbanizables al interior del l�mite urbano vigente, y la inclinaci�n de la creciente demanda por tipolog�as de vivienda en extensi�n.

El modelo de crecimiento de la ciudad ha sido asumido por la Secretar�a Regional Ministerial Metropolitana de Vivienda y Urbanismo (Seremi MINVU RM) mediante Zonas Urbanizables Condicionadas, extendiendo la l�gica de planificaci�n por condiciones �en contraste con la pr�ctica tradicional del zoning. En efecto, la MPRMS-100 yuxtapone al tejido urbano ya consolidado de la capital el mecanismo de planificaci�n condicionada, ya implementado en la RM en forma satelital. Las nuevas Zonas Urbanizables Condicionadas (ZUC) representan, de esta forma, el �ltimo eslab�n de una secuencia implementada parcial o totalmente en modificaciones anteriores al instrumento metropolitano, que paulatinamente se ha gestado en las provincias que rodean a Santiago Metropolitano para finalmente alcanzar directamente sus fronteras. Los formatos de desarrollos condicionados incorporados al PRMS, con foco en usos residenciales son: las Zonas Urbanizables con Desarrollo Condicionado (ZUDC, Incorporaci�n Provincia de Chacabuco de 1997), los Proyectos con Desarrollo Urbano Condicionado (PDUC, 2003), y las �reas Urbanizables de Desarrollo Prioritario (AUDP, 1997; Intercomunal Sur de 2006; ampliaci�n l�mite urbano de Colina de 2007) (Figura 2).

 

Figura 2. Esquema de distribuci�n territorial de Zonas Urbanizables Condicionadas.
Fuente: elaboraci�n propia.

 

Cuatro aspectos son especialmente relevantes de enfocar en este proceso de generaci�n de nuevo suelo, v�a actualizaci�n del PRMS. El primero, un aspecto de forma, apunta al amplio debate generado en torno a la propuesta, gestado al amparo de una difusi�n p�blica sin precedentes por parte de la Seremi MINVU. Las propuestas en sus diferentes instancias preliminares y oficiales, as� como los encabezados de los titulares p�blicos y privados que han solicitado la ampliaci�n del l�mite urbano en sectores espec�ficos de la periferia, han sido expuestos p�blicamente en la p�gina web del Ministerio.

El segundo, de fondo, alude a la asignaci�n de responsabilidades en la materializaci�n de las condiciones asignadas para las zonas de expansi�n propuestas, herederas de saldos deficitarios presentes no solamente en las mismas zonas de expansi�n o en sus comunas respectivas, sino en toda la metr�poli. Estas responsabilidades se refieren no s�lo al hecho de acoger el crecimiento poblacional, sino tambi�n a la proporci�n de �reas verdes por habitante y a la generaci�n de suelo para vivienda social, equipamiento y vialidad estructurante, lo que representa veladamente la generaci�n de recursos para el financiamiento municipal.

En tercera instancia, podemos afirmar que la actualizaci�n del PRMS constituye una nueva fase en el desarrollo de Santiago y la Regi�n Metropolitana. La propuesta implica la transformaci�n del marco normativo del crecimiento de Gran Santiago, al menos parcialmente, pues se pasa de una norma orientada a la regulaci�n a una norma orientada al condicionamiento. Si bien le da continuidad a un proceso con los hitos en 1997, 2003 y 2006 ya se�alados), la presente ampliaci�n del L�mite Urbano no es simplemente el desplazamiento de una l�nea, sino la definici�n de una entre zona entre la capital (ciudad consolidada), y su contexto regional inmediato (�reas rurales con centros urbanos dispersos y articulados mediante redes de transporte). Se trata, quiz�s, de la consolidaci�n del cambio de paradigma del crecimiento urbano de Santiago, desde el L�mite Urbano 1994 (�l�nea de cierro� de la ciudad planificada), a un nuevo concepto de L�mite Urbano 2010 (pol�gono territorial condicionado, con est�ndares predefinidos), af�n al concepto de �espesor�. Nuevo paradigma que consolida un tema pendiente a nivel metropolitano, cual era precisamente la interfase entre la capital y los desarrollos satelitales, orientado a convertirse en el modelo de base del crecimiento incluso m�s all� del 2030.

Finalmente, m�s bien un corolario de los aspectos anteriores, la presente modificaci�n ha puesto de manifiesto una ausente reflexi�n respecto de las escasas posibilidades de densificar la ciudad consolidada. Atenta contra este mecanismo la excesiva fragmentaci�n institucional del espacio urbano metropolitano (34 comunas: 34 alcaldes y respectivos concejos municipales); y la inexistencia de una institucionalidad que permita centralizar e integrar las decisiones en materia de planificaci�n local. Ambos procesos regulatorios �comunal y metropolitano�, pueden ser entendidos, entonces, como expresiones de un fracaso relativo de sucesivas pol�ticas p�blicas por inducir, extender y distribuir la densificaci�n de la capital.

La comuna y la regi�n como caminos divergentes

La opci�n por la expansi�n ha carecido de una mirada comprensiva respecto de los efectos de mayor alcance. Estas desarticulaciones en la planificaci�n de Santiago, sumadas a la fragmentaci�n institucional y a la excesiva influencia de la ret�cula administrativa de nivel comunal en la metr�polis, tendr�n como resultado consecuencias fundamentales para el desarrollo sostenible de la ciudad-regi�n en las pr�ximas d�cadas.

Desde la dimensi�n social de la sostenibilidad, se puede constatar a la segregaci�n y fragmentaci�n social como uno de los rasgos m�s elocuentes de la metr�poli. Hidalgo et al (2008) habla de la �precari�polis estatal� y �privat�polis inmobiliaria� cuando se refieren a la expansi�n metropolitana. En relaci�n a al �mbito econ�mico, es f�cil advertir la influencia de la globalizaci�n (De Mattos, 2003) y en especial de los patrones de consumo que ejercen todo tipo de presiones sobre el medio. Finalmente desde un punto de vista ambiental, la distribuci�n de �reas verdes constituye la cara m�s visible de la inequidad socio-ambiental en la ciudad (Romero et al, 2005).

Desajustes ambientales del crecimiento de Santiago

En Santiago, al igual que en la mayor�a de los grandes asentamientos urbanos en Chile, existen enormes falencias en lo que se refiere al manejo y protecci�n de servicios ambientales que prestan los ecosistemas naturales a la ciudad, y por otro lado elevados niveles de contaminaci�n ambiental que afectan la salud de las personas. Prueba de ello es que el 1 de Agosto de 1996 se declar�, a trav�s de un dictamen del Ministerio Secretar�a General de la Presidencia, a la Regi�n Metropolitana como �Zona Saturada� por los contaminantes atmosf�ricos de Part�culas Totales en Suspensi�n (PTS), Material Particulado (PM10), Mon�xido de Carbono (CO) y Ozono (O3); y �Zona Latente� por los elevados niveles de di�xido de nitr�geno (NO2) (Comisi�n Nacional del Medio Ambiente, 1997). De esta forma la CONAMA inici� el Plan de Prevenci�n y Descontaminaci�n Atmosf�rica (PPDA), el a�o 1997 para la regi�n, con resultados bastante cuestionables de acuerdo a la segunda auditor�a realizada el a�o 2006, a saber:

�La calidad del aire en Santiago sigue siendo inaceptable, si bien se han logrado avances en la reducci�n de eventos de alta contaminaci�n, con las tendencias actuales es pr�cticamente imposible lograr el cumplimiento de todos los est�ndares comprometido por el Gobierno para el a�o 2010. Las concentraciones de MP10 de 24 horas superan todav�a ampliamente la norma chilena de 150 μg/m3 en un 75%, norma que bajar�a a 120 μg/m3 el a�o 2012. El ozono no ha tenido variaciones en el per�odo de aplicaci�n del PPDA y las concentraciones de CO tambi�n muestran una tendencia a la estabilizaci�n, las cuales se encuentran en un 110% y 80% sobre la norma respectivamente� (Lents et al., 2006, p. 48).

Este diagn�stico tambi�n es aplicable a los componentes suelo, agua y vegetaci�n. Respecto a este �ltimo es posible decir que el crecimiento urbano de Santiago, del tipo di�spora, ha ido eliminando constantemente la vegetaci�n nativa y cultivos agr�colas circundantes que presentan relevantes servicios ambientales como lugar de h�bitat natural, atenuaci�n de temperaturas y control del ciclo hidrol�gico (Romero y Sarricolea, 2006; V�squez y Romero, 2007; Molina et al., 2009). A su vez al interior del casco urbano existe un d�ficit de �reas verdes importante con una concentraci�n seg�n estrato social muy diferenciada. Las diferencias de �reas verdes entre las comunas o barrios m�s pobres de la ciudad respecto a los sectores m�s ricos ubicados preferentemente al oriente de la ciudad representa un problema de justicia ambiental no internalizado proporcionadamente por los instrumentos de planificaci�n territorial. Cualquier alternativa de soluci�n pasa por atacar en primer el lugar el d�ficit, la distribuci�n, el financiamiento y el contexto geogr�fico: al respecto Zamorano plantea que �si en un sector de la ciudad predominan las viviendas unifamiliares con patio, sus necesidades de �rea verde como espacio p�blico deber�an ser distintas y menores a las de sectores con bloques de viviendas multifamiliares� (Zamorano, 2010). La distribuci�n espacial y estad�stica de la vigorosidad de la vegetaci�n del Gran Santiago se aprecia en la Figura 1 y Cuadro 2, respectivamente.

 

Figura 3. �ndice de Vegetaci�n Normalizada y zonas de extensi�n propuestas por el MPRMS-100 en el Gran Santiago.
Fuente: elaboraci�n propia en base a imagen Aster del 13 de marzo 2010 y plano de la MPRMS-100.

 

Cuadro 2.
Estadística del
Índice de Vegetación Normalizada según comunas del Gran Santiago

 

Un aspecto que resulta relevante corresponde a la propuesta de �rea urbanizable en el cono de aproximaci�n del ex Aeropuerto Cerrillos, que sumado a la urbanizaci�n del mismo, implicar�a impactos significativos en la p�rdida de suelo agr�cola, capacidad de ventilaci�n la cuenca y aumento de la isla de calor. M�s que cuestionar la pertinencia de un proyecto de desarrollo urbano de gran escala, cuyos componentes sociales y econ�micos son o pueden ser perfectamente razonables, el saldo pendiente es la comprensi�n cabal de los efectos que su implementaci�n va a tener en la perspectiva de la sostenibilidad urbano-regional, en el dimensionamiento de estos efectos, en las inversiones requeridas para compensarlos o mitigarlos[3].

Evaluaci�n de Impacto Ambiental de la MPRMS-100

La Declaraci�n de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto MPRMS-100, que en estricto rigor es un plan y no una obra f�sica, fue presentada el 9 de junio de 2009 y fue aprobada el 15 de marzo de 2010. El prop�sito de esta modificaci�n es generar nueva oferta de suelo para atender el d�ficit existente para usos residenciales, y de paso, compensar la falta de �reas verdes y vialidad estructurante en la periferia del Gran Santiago. Un objetivo subyacente, no declarado expl�citamente, es la necesidad de generar suelo para vivienda social en la periferia de Santiago, en contraste con la oferta actual, emplazada en la periferia de la regi�n.

Respecto al equipamiento de �reas verdes, la MPRMS-100 propone subsanar tales deficiencias a trav�s de la declaraci�n de �reas verdes distribuidas a criterio en el conjunto de comunas perif�ricas que acoger�n las zonas de expansi�n y reconversi�n, donde la implementaci�n y financiamiento durante los primeros a�os es responsabilidad de los desarrolladores privados, pero que en un segundo momento la responsabilidad no queda clara, de acuerdo a lo que los propios municipios han planteado en el proceso de evaluaci�n de impacto ambiental (Cuadro 3), siendo claramente cuestionable su sostenibilidad en el tiempo.

Respecto a la participaci�n ciudadana en el proceso de evaluaci�n ambiental de un instrumento de planificaci�n territorial, sometido bajo la forma de DIA ya sea mediante modificaci�n, actualizaci�n o creaci�n es inexistente en la actualidad. Solamente los organismos del Estado con competencia ambiental pueden pronunciarse, incluidos los municipios, no obstante �stos solo tienen una participaci�n limitada. Esta situaci�n cambiar�a con la promulgaci�n de la nueva Ley 20.417, aprobada en enero del presente a�o, que define los elementos de la institucionalidad ambiental al incluir la participaci�n ciudadana (en cuanto a informarse y formular observaciones) para los proyectos que someten bajo la modalidad de DIA, no obstante esta misma modificaci�n retira a los instrumentos de planificaci�n urbana del listado de proyectos, lo cuales pasar�an a ser evaluados mediante una Evaluaci�n Ambiental Estrat�gica (EAE), por lo que cabr�a preguntarse, �contemplar� el Reglamento de EAE una participaci�n efectiva y desde el inicio a la ciudadan�a y organismos no gubernamentales?

 

Cuadro 3.
S�ntesis de las observaciones a la DIA del proyecto MPRMS-100

Instituci�n

Observaciones a la DIA

Observaciones a las ADENDAS

Municipalidad de Cerro Navia

Problemas con implementaci�n de �reas verdes y disconformidad con la zonificaci�n propuesta

Se mantienen las observaciones anteriores

Municipalidad de Colina

Disconformidad con los l�mites propuestos por el proyecto para el nuevo L�mite Urbano y problemas con el trazado vial

 

Municipalidad de Independencia

Reparos respecto a la ampliaci�n del l�mite urbano en desmedro de la renovaci�n y repoblamiento de zonas centrales

 

Municipalidad de La Florida

Problemas con implementaci�n de �reas verdes, disconformidad con la zonificaci�n propuesta (riesgo geomorfol�gico, impermeabilizaci�n de los suelos y p�rdida de cubierta vegetal). Falta un diagn�stico cualitativo que fundamente la extensi�n del l�mite urbano (segregaci�n espacial) y privilegiar la renovaci�n urbana

Se mantienen las observaciones anteriores y problemas con el trazado vial

Municipalidad de Maip�

Disconformidad con los l�mites y zonas propuestas por el proyecto. Se solicita no localizar nueva infraestructura sanitaria o bien incorporar buffer que sirvan de transici�n hacia la zona habitacional mixta. Considerar las condiciones naturales (circulaci�n de los vientos y los usos de suelo actuales) al momento de definir las zonas para los distintos usos de suelo. Forma de mantenci�n de las nuevas �reas verdes

Se mantienen las observaciones planteadas (infraestructura sanitaria, �reas verdes y condiciones naturales del territorio)

Municipalidad de Pudahuel

Problemas con implementaci�n de �reas verdes, usos de suelo y problemas en trazado vial. Adem�s no se especifican los medios para complementar las fuentes de financiamiento municipales actuales, dados los gastos en que se deber� incurrir producto del incremento en los costos de los servicios p�blicos asociados a la expansi�n del l�mite urbano (aseo alumbrado p�blico, se�al�tica urbana, mobiliario urbano, sem�foros, agua potable y sistemas de evacuaci�n de aguas lluvias y aguas servidas, entre otros)

Disconformidad con la zonificaci�n propuesta por incompatibilidad de usos de suelo, desconocimiento de efectos sobre infraestructura aeroportuaria e imprecisiones conceptuales

Municipalidad de Quilicura

Problemas con financiamiento, implementaci�n y mantenci�n de �reas verdes, trazado de vialidad y externalidades negativas del crecimiento urbano (carencias en infraestructura y equipamiento, el desarrollo de un proceso de segregaci�n residencial y problemas de inundaciones)

Se mantienen las observaciones anteriores y la necesidad de implementar un buffer de �reas verdes que sirva de transici�n entre las actuales zonas industriales y las futuras zonas de desarrollo habitacional mixto

Municipalidad de Renca

Inexactitudes en la representaci�n en la cartograf�a de la vialidad comunal y a la poca claridad respecto a los usos de suelo

Problemas en trazado vial

Municipalidad de Pirque

Solicita mayor informaci�n respecto a la definici�n y regulaci�n de las Zonas de Parcelas de Agrado

 

Municipalidad de San Bernardo

Disconformidad con los l�mites propuestos por el proyecto para el nuevo l�mite urbano, problemas con el trazado vial e imprecisiones conceptuales

Los cambios introducidos al proyecto, luego de efectuadas las observaciones por parte de las distintas instituciones involucradas, alteran el an�lisis que se llev� a cabo respecto al primer proyecto, constituy�ndose como una nueva DIA. Persisten observaciones anteriores

Corporaci�n Nacional Forestal, RM

Problemas con implementaci�n de �reas verdes y desconocimiento de la regulaci�n que la legislaci�n forestal vigente debe tener sobre su implementaci�n. Reconsiderar la pertinencia de urbanizar sectores de riesgo natural.

Desconocimiento de la regulaci�n que la legislaci�n forestal vigente debe tener sobre la implementaci�n de �reas verdes

Direcci�n Regional de Aguas, RM

Efectos negativos de la urbanizaci�n sobre la escorrent�a y justificaciones para ingreso del proyecto como un EsIA

 

Direcci�n Regional de Obras Hidr�ulicas

Efectos negativos de la urbanizaci�n sobre la escorrent�a y acceso al agua potable y agua para riego en zonas rurales

 

SEREMI de Agricultura RM

Efectos de la urbanizaci�n sobre suelos agr�colas y justificaciones para ingreso del proyecto como un EsIA

Justificaciones para ingreso del proyecto como un EsIA

SEREMI de Bienes Nacionales

Problemas con implementaci�n de �reas verdes

 

SEREMI de Obras P�blicas, RM

Problemas en trazado vial y desconocimiento de efectos en actividad aeroportuaria

 

SEREMI de Salud, Regi�n Metropolitana

 

Falta de regulaci�n respecto al aumento en emisiones ac�sticas

SEREMI de Transportes y Telecomunicaciones, RM

Imprecisiones conceptuales terminolog�a y problemas con el trazado vial

Irregularidades en trazado vial

Servicio Agr�cola y Ganadero, RM

Efectos de la urbanizaci�n sobre suelos agr�colas (clase I, II y III), ecosistemas de la fauna nativa en categor�a de conservaci�n y la cubierta vegetal y en suelos. Por lo anterior debe ser sometido como EsIA

Se han ingresado modificaciones al proyecto inicial sin haber sido requeridas por los Servicios con competencia ambiental, lo que ha generado en la pr�ctica que la Adenda presentada es una nueva DIA. Se mantienen las caracter�sticas que justifican la presentaci�n de un EsIA

Servicio Nacional de Geolog�a y Miner�a Direcci�n Regional Zona Central

Objeciones por potencial de riesgo geomorfol�gico y sectores inundables, olores de Planta de tratamiento de aguas servidas La Farfana en Zona Urbanizable Condicionada y por presentarse como DIA y no como EsIA (la letra b del art�culo 11 de la Ley 19.300)

Se mantienen las observaciones anteriores y de acuerdo al impacto sobre la infiltraci�n de aguas subterr�neas el proyecto debe ser presentado como un EsIA

Servicio Nacional de Turismo

Problemas con implementaci�n y financiamiento de �reas verdes propuestas

 

Fuente: informaci�n sintetizada por Rodrigo Jara a partir de la p�gina web www.e-seia.cl (CONAMA, 2010).
Nota: SEREMI: Secretar�a Regional Ministerial. RM: Regi�n Metropolitana. EsIA: Estudio de Impacto Ambiental. DIA: Declaraci�n de Impacto Ambiental

 

Como se puede apreciar, la mayor�a de las observaciones a la DIA y sus respectivas Adendas, apuntan a dilucidar c�mo se financiar�n, implementar�n y mantendr�n las �reas verdes propuestas, que en la pr�ctica son administradas por el municipio, pero al no tener recursos est�n destinadas a convertirse en �reas �caf�s�. Esta preocupaci�n se extiende a �mbitos m�s amplios de la sostenibilidad urbano-regional, tal como lo declara la Municipalidad de Quilicura:

�Se reconoce como imperativa la b�squeda de ocupaciones y definiciones de destinos y usos de suelo que aseguren la sostenibilidad ambiental y la vida urbana de manera concreta y equilibrada� (CONAMA 2010 [en l�nea]).

Cabe se�alar, al respecto, que trat�ndose de materias de gesti�n, no forman parte de las atribuciones de un instrumento de planificaci�n territorial, siendo �sta una de las principales deficiencias de la institucionalidad vigente no solo en relaci�n a las �reas verdes, sino a todo tipo de iniciativas de inversi�n que pueda gestar el sector p�blico en el territorio.

Otra dificultad advertida por algunas instituciones se refiere al hecho que las aclaraciones, modificaciones y ampliaciones de la Adenda realizada como respuesta a las observaciones iniciales del proyecto, transform� sustantivamente el proyecto original lo que implicar�a presentar una nueva DIA, situaci�n que cuenta con un componente subjetivo, pero que manifiesta igualmente la eminente complejidad del proceso y sus espacios de ambig�edad.

Es interesante destacar la observaci�n de CONAF a la Adenda de la DIA en el sentido de incorporar normativas sectoriales en los instrumentos de planificaci�n urbana de modo que los municipios e inversionistas puedan conocerlas y aplicarlas (CONAMA, 2010). Este es el caso de Ley 20.283 del a�o 2008 sobre Recuperaci�n del Bosque Nativo y Fomento Forestal que va en directo beneficio a la conservaci�n del bosque nativo.

Destaca adem�s la preocupaci�n de algunos organismos sectoriales por problemas de alcance regional como los suelos, escorrent�a e incluso de nivel global como el calentamiento global, enunciados que a la fecha parecieran m�s una est�ril reflexi�n para el registro que un objetivo concreto para su desarrollo.

Instrumentos y mecanismos posibles de implementar

La posibilidad de enmendar el rumbo en el mediano o largo plazo, respecto de los instrumentos de planificaci�n, parece radicar en la posibilidad de asumir y distribuir responsabilidades, robusteciendo las capacidades regulatorias mediante instrumentos de planificaci�n alternativos al zoning tradicional. La planificaci�n condicionada � hasta ahora s�lo implementada en zonas de extensi�n urbana �; incentivos o restricciones a la inversi�n por medio de instrumentos como subsidios, tasas o impuestos espec�ficos; la conformaci�n de un mercado de beneficios normativos transables; o la incorporaci�n del concepto de �usos preferentes� (Arenas, 2005) en la norma, son mecanismos que parecen alumbrar en tal sentido.

Al margen de los aspectos cuestionables que han rodeado tanto la gestaci�n como la implementaci�n de estos diferentes ejercicios normativos (Borsdorf et al., 2007), es relevante visualizar las oportunidades que representan la planificaci�n condicionada y los otros instrumentos mencionados, para la sostenibilidad urbano-regional. Elocuente, en tal sentido, es el est�ndar de �reas verdes obtenido en diferentes casos ya implementados, muy por sobre el promedio de la ciudad consolidada; descartable, hasta el momento, es la pr�cticamente inexistente implementaci�n de los sectores de vivienda social proyectados en los respectivos planes maestros.

La posibilidad de incorporar los aspectos m�s positivos de estos instrumentos se funda, no obstante, en la capacidad por fortalecer los mecanismos de concertaci�n p�blico-privada, en la redistribuci�n de responsabilidades territoriales en el mapa comunal, en una nueva arquitectura institucional con alcances regionales, y en la incorporaci�n efectiva de la ciudadan�a en la toma de decisiones, en un cambio del modelo de participaci�n hasta ahora desarrollado en nuestro pa�s.

La presencia de vac�os institucionales esenciales para una planificaci�n proactiva a la altura de las necesidades y demandas de una regi�n urbana, o m�s precisamente, de una regi�n metropolitana, hace pertinente la necesidad de una autoridad regional con competencias t�cnicas, y por otro lado la conveniencia de la incorporaci�n del formato de desarrollo condicionado en la planificaci�n de la ciudad ya consolidada. Cabe se�alar, al fin, que el establecimiento de condiciones espec�ficas para la administraci�n de las �reas metropolitanas es una decisi�n pendiente, a pesar de que t�cnicamente ello ser�a posible, seg�n lo establecido por los estudios encargados por la Subsecretar�a de Desarrollo Regional y Administrativo sobre este tema y, a partir del avance logrado en el parlamento a prop�sito de la reforma constitucional en materia de gobierno y administraci�n regional.

Adicionalmente se requiere un fuerte compromiso entre el mundo privado y el Estado para lograr la sostenibilidad de la metr�poli. Un ejemplo lo constituye el mercado de los residuos s�lidos domiciliarios: si la ciudadan�a y municipio a trav�s de iniciativas como los Puntos Limpios favorecen la reutilizaci�n, reducci�n y reciclaje de residuos, es necesario que las empresas privadas del rubro cuyo negocio es el transporte y disposici�n por volumen no incentiven el aumento de producci�n de �stos para maximizar la rentabilidad, y de esta forma se dificulte alcanzar los fines ambientales y de sostenibilidad regional.

Respecto a la polaridad urbano-rural, pareciera ser que la balanza se inclina siempre a favor de las demandas del primero en detrimento del segundo, en una relaci�n de positivo-negativo. Un primer tema es la responsabilidad de las autoridades del agro, respecto de resaltar la importancia de llevar al debate urbano e instancias de pol�tica p�blica la defensa de la protecci�n del suelo, las tradiciones y patrimonio agr�cola y el logro del objetivo-pa�s de Chile Potencia Agroalimentaria. El tema de fondo, quiz�s, es la necesidad de pensar la regi�n y el ordenamiento territorial de forma comprensiva, en donde los �mbitos rural y urbano deben ser asumidos sin�rgicamente y de forma proactiva, y no tan solo reactivamente, ante un crecimiento insostenible de la poblaci�n, y por lo tanto, unidimensionalmente desde lo urbano. Lo mismo se puede decir desde el �mbito de la conservaci�n natural.

Otro punto se refiere a la dicotom�a entre una mirada de largo plazo de la evoluci�n ambiental del ecosistema regional y los procedimientos vigentes del sistema de evaluaci�n de impacto ambiental vinculados a los instrumentos de planificaci�n regional. Al respecto el calentamiento y cambio global y su impacto en la ciudad debiese ser un tema de primera importancia en las modificaciones o actualizaciones de los instrumentos de planificaci�n. De acuerdo al an�lisis realizado al proceso de aprobaci�n del MPRMS-100 es posible proyectar que la implementaci�n y mantenci�n de las �reas verdes propuestas no s�lo tendr�n dificultades por el financiamiento, debido a la escasez de recursos municipales para tal fin, sino que tambi�n porque en un escenario de cambio clim�tico la alteraci�n de los patrones de precipitaci�n y aumento de temperatura tendr� una efecto adverso sobre la disponibilidad h�drica de la cuenca para regar las �reas verdes, y por consiguiente en la sostenibilidad de estos espacios desde un punto de vista tanto econ�mico como ambiental y con consecuencias directas en los beneficios sociales.

Igualmente la implementaci�n de la Evaluaci�n Ambiental Estrat�gica como procedimiento obligatorio para todos los instrumentos de planificaci�n se hace perentorio. Recientemente ha sido aprobada la nueva institucionalidad ambiental incorporando tal indicaci�n, abriendo de esta forma amplias expectativas de hacer desde el inicio planes ambientalmente sostenibles, evaluados sin�rgicamente y con una fuerte componente de participaci�n ciudadana.

Finalmente, especial relieve adquiere el actual proceso de actualizaci�n de la Pol�tica Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) �Ciudades Sustentables�, impulsada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que busca reemplazar la pol�tica vigente dictada en 1985. Dentro de los puntos cr�ticos identificados en la propuesta preliminar (versi�n de agosto 2009) se consideran: el poco acento en la dimensi�n temporal de las nuevas incertidumbres y desaf�os que impone el cambio clim�tico global; la ausencia del enfoque de cuenca hidrogr�fica en la planificaci�n urbana y protecci�n de recursos estrat�gicos como el agua, suelo y biota; la necesidad de una evaluaci�n ambiental estrat�gica de planes urbanos y planes sectoriales con incidencia urbana, junto con una pol�tica de monitoreo y seguimiento a trav�s de indicadores de sustentabilidad; el insuficiente incentivo en el uso de energ�as renovables y eco-eficiencia en los proyectos de incidencia urbana; y como problema transversal ya se�alado anteriormente, la inexistencia de una autoridad metropolitana que permita manejar todos los aspectos se�alados.

La intenci�n de este trabajo es abrir un debate ampliado y reflexivo que permita generar propuestas e ideas en pos de un desarrollo sostenible a escala urbano-regional para la Regi�n Metropolitana, y desde �sta hacia otros n�cleos urbanos en v�as de metropolizaci�n.

 

Notas

[1] Este trabajo se enmarca dentro del Proyecto FONDECYT N� 1080080. Se agradece la participaci�n de Rodrigo Jara en la preparaci�n de cuadros y cartas y al profesor Jorge Q�ense en el tratamiento de im�genes satelitales Aster.

[2] Seg�n INE (Ciudades, Aldeas y Pueblos, Censo 1992) Santiago y San Bernardo alcanzar�an para el Censo de 1992 los 4.474.991habitantes (4.295.593 + 179.398).

[3] Al respecto es importante mencionar que en la actualidad el proyecto MPRMS 80 Aeropuerto Los Cerrillos-Portal Bicentenario, consistente en el cambio de uso de suelo y creaci�n de un proyecto habitacional en los terrenos del ex Aeropuerto Cerrillos, se encuentra paralizado debido a que la Contralor�a General de la Rep�blica ha formulado reparos en cuanto a que el tr�mite ambiental adoptado, esto es haber presentado una Declaraci�n de Impacto Ambiental en vez de un Estudio de Impacto Ambiental, no ha sido el adecuado, �ser� esto una oportunidad para la sostenibilidad urbano-regional?

 

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� Copyright Marcelo A. Cooper y Cristian R. Henr�quez, 2010. 
� Copyright Scripta Nova, 2010.

 

Ficha bibliogr�fica:

COOPER, Marcelo A. y Cristian R. HENRIQUEZ. Planificaci�n territorial y crecimiento urbano: desarticulaciones y desaf�os de la sostenibilidad urbano-regional en Santiago metropolitano. Scripta Nova. Revista Electr�nica de Geograf�a y Ciencias Sociales. [En l�nea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2010, vol. XIV, n� 331 (14). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-331/sn-331-14.htm>. [ISSN: 1138-9788].

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