"Urge una negociación nacional, digna, ética y patriótica" Hacia la paz y el bienestar del pueblo haitiano

Haití
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"En la actualidad me esfuerzo por entender y valorar fraternalmente el terrible, demoledor y angustioso drama cotidiano que está viviendo y padeciendo el pueblo haitiano"

"La situación en Haití hoy es tan difícil, tan grave, tan compleja, tan complicada, tan  extrema, tan precaria, tan vulnerable y tan peligrosa, que necesita y pide, urgente e inteligentemente, una negociación nacional, digna, ética y patriótica"

Viví doce años (1978-1990) como sacerdote y educador jesuita en Dajabón, región noroestana, fronteriza  con Haití. Durante esos años me esforcé por entender y valorar adecuadamente la realidad haitiana: su historia, su cultura y su realidad educativa, social, política y económica.

Visité Haití, casi semanalmente, y dialogué con muchos haitianos conocedores de su realidad. Leí sus excelentes literatos: novelistas y poetas.

En la actualidad me esfuerzo por entender y valorar fraternalmente el terrible, demoledor y angustioso drama cotidiano que está viviendo y padeciendo el pueblo haitiano: muerte, hambre, insalubridad, destrucción generalizada en todo su territorio nacional, incapacidad estatal para impedir la violencia criminal en contra de los indefensos ciudadanos haitianos, fracaso de anteriores gestiones militarizadas, fuga indiscriminada y masiva de los haitianos  hacia cualquier parte del mundo donde puedan encontrar algo de paz y bienestar…

El viaje de tus sueños, con RD

Centro Montalvo

En este esfuerzo comprensivo, valorativo y solidario con la realidad y necesidades haitianas, me ayudo y me identifico con los esfuerzos que en esta misma dirección y finalidad está realizando el Centro Montalvo, centro social de la Compañía de Jesús en Dajabón.

La situación en Haití hoy es tan difícil, tan grave, tan compleja, tan complicada, tan  extrema, tan precaria, tan vulnerable y tan peligrosa, que necesita y pide, urgente e inteligentemente, una negociación nacional, digna, ética y patriótica.

Esa negociación nacional tiene que ser llevada a efecto en una mesa pública, con una hoja de ruta concreta y bien definida, donde los actores relevantes hoy en la sociedad haitiana dialoguen, siguiendo el modo freireano; oyéndose,  escuchándose realmente y mediados por la realidad haitiana, se esfuercen por buscar y encontrar, siguiendo a Adela Cortina, los mínimos esenciales conducentes a la paz nacional y al bienestar del pueblo haitiano: seguridad personal y comunitaria, comida, salud, educación general y especializada y trabajo debidamente remunerado.

Termino este fraternal aporte, recordando como los colombianos y los surafricanos, sobreponiéndose al legítimo dolor, el  temor y la desconfianza, se sentaron en la mesa de negociación y lograron  acuerdos pactados conducentes a la paz nacional y al bienestar del pueblo, realidades sin las cuales el pueblo haitiano jamás  logrará reconstruirse humana y humanizadoramente, ni podrá acercarse válidamente a elecciones libres y democráticas.

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