Con una invitación a vivir la comunión en todos sus aspectos, y lleno de sentimientos que expresó, asumió en Concepción, Chile, el sábado 6 de junio, el nuevo arzobispo de la Arquidiócesis, Sergio Pérez de Arce Arriagada ss.cc. Quien fue nombrado aquí luego de casi 5 años como obispo de la diócesis vecina de Chillán.

“Quisiera invitarles a valorar nuestra vocación cristiana y nuestro camino común en la Iglesia”. El nuevo arzobispo señaló que invitaba “a valorar la vida de nuestras comunidades y de toda la Iglesia, con sus luces y sombras. La Iglesia sigue siendo una Madre buena que nos ha engendrado en la fe y nos llama a participar responsablemente en la misión de Cristo.

Valoró a la iglesia en la base, y dijo que “esa vida local debe estar entrelazada con las demás comunidades y con una vida de iglesia más amplia. Los organismos diocesanos no están para agobiar la vida local, sino para animar la comunión. Debemos evitar la tentación de caminar solos. Nadie alcanza la plenitud aislándose, como dice el Papa Francisco. Esto vale también para la Iglesia. La comunión debe vivirse en el espíritu y en el afecto. Vivir la misión no es solo una cuestión humana u organizativa, sino que nace de nuestra condición de hijos de Dios y hermanos en Cristo, y debe traducirse en el amor mutuo”.

LOS ABUSOS NO SON TEMA DEL PASADO

Luego, Pérez de Arce expresó que “este es un grito que ha surgido desde dentro de la misma Iglesia: acogida, cercanía y respeto. Esto debe ser siempre parte de nuestra identidad, junto con la transparencia, la verdad, la misericordia, la coherencia y la integridad en todo servicio eclesial”.

A continuación, citando las Orientaciones Pastorales de los obispos, afirmó que “se espera de los ministros ordenados y de todos los cristianos una mayor cercanía a los fieles, un mayor involucramiento en la vida de la gente y un modo de ejercer la autoridad que no origine problemas relacionales. El ministerio sacerdotal debe ser comprendido evangélicamente, enfatizando más el servicio que el poder. El desafío de enfrentar los abusos de poder, de conciencia y sexuales no es un tema pasado. Debe transformarse en una pastoral permanente que nos permita cuidarnos unos a otros, especialmente a los más vulnerables, en una iglesia con una cultura del cuidado y del buen trato”.

En una parte emotiva de su homilía citó un poema del “padre Esteban Gumucio, un querido hermano de mi congregación, (quien) escribía: "Amo a la Iglesia de la Diversidad, la difícil Iglesia de la Unidad. Amo a la Iglesia del laico y del cura, de San Francisco y de Santo Tomás. La Iglesia de la noche oscura y la asamblea de larga paciencia. Amo a la Iglesia abierta a la ciencia y esta Iglesia modesta con olor a tierra. Amo a la Iglesia de Jesucristo construida en firme fundamento. En ella quiero vivir hasta el último momento".

SALUDOS DE BIENVENIDA

Antes de concluir la ceremonia, el obispo auxiliar Bernardo Álvarez y le señaló en sus palabras: “vivimos tiempos desafiantes para el anuncio del Evangelio y la misión de la Iglesia en nuestro mundo. El Papa Francisco nos impulsa como pueblo de Dios a caminar juntos y ser peregrinos de esperanza. Una propuesta hermosa que define el presente del Ministerio Episcopal y que reconocemos en usted, don Sergio. El Papa expresó que la Iglesia de Roma anima a los pastores a caminar con el pueblo: a veces delante para guiar, a veces en medio para animar y no olvidar el olor del rebaño, y a veces detrás, porque el pueblo tiene también instinto para encontrar nuevos caminos hacia adelante o para recuperar el camino perdido”.

Finalmente, el presbítero Edgardo Ojeda, en representación del clero, dijo: “Padre Sergio, usted llega a una diócesis con una vasta historia y una rica diversidad: campesinos, gente de mar, mineros, pueblos originarios, industriales, estudiantes y más. Es una diócesis con heridas y dolores, pero por sobre todo una arquidiócesis que ama al Señor y desea servir en su Iglesia. Con su llegada, renovamos nuestras esperanzas y expectativas, confiando en que su liderazgo nos ayudará a enfrentar los desafíos presentes y futuros. Su experiencia y dedicación serán fundamentales para seguir construyendo una comunidad más fuerte, unida y comprometida con los valores del Evangelio”.

En la ceremonia participaron algunos obispos de otras diócesis de Chile como Mons Fernando Chomalí exarzobispo de Concepción y actual arzobispo de Santiago, quien le impuso el palio episcopal en representación del Papa Francisco. También estuvieron los dos obispos auxiliares y otros obispos eméritos, más el encargado de negocios de la Nunciatura Apostólica en Chile, Giuseppe Silvestri. Había trabajadores de la iglesia, su familia (madre, y cuatro hermanos entre ella). y hermanos, hermanas y laicos de la congregación de los Sagrados Corazones “a quienes considero parte de mi familia carismática y espiritual”., indicó el nuevo arzobispo Sergio Pérez de Arce.