Esta historia es una asignatura pendiente, no está escrita definitivamente Pederastia: los obispos españoles siempre a remolque…

Pederastia en la Iglesia española
Pederastia en la Iglesia española

En el tema de la pederastia la impresión es que siguen mareando la perdiz sin dar respuestas claras, y no asumiendo definitivamente responsabilidades

La historia de la pederastia en España no está escrita todavía definitivamente. Es una asignatura pendiente, en el caso de la Iglesia, muy dolorosa y sangrante

Sin duda, muchas víctimas han visto sus vidas truncadas y sus personalidades marcadas negativamente por esos hechos delictivos, y ahora se sienten encima ignorados y menospreciados. Una especie de revictimación.

Señores obispos asuman definitivamente la responsabilidad, ya que no se trata de una transacción económica, que también, sino de un reconocimiento claro de la culpa. Es una cuestión de derecho y de dignidad…

¡Qué lástima! Los obispos españoles se confunden entre ser prudentes y pusilánimes. En el tema de la pederastia la impresión es que siguen mareando la perdiz sin dar respuestas claras, y no asumiendo definitivamente responsabilidades. Hace unas semanas, en Roma, a la cúpula de la CEE se le dio un toque para que este tema no se demore más, sino que se asuma con claridad. Parece que se habían dado pasos, pero de golpe posiciones encontradas parece que frenan de nuevo las iniciativas.

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A mi me parece que algunos obispos no se creen que algunos curas se dedicaron, como curas o religiosos, a “toquitear indebidamente” a niños y niñas, abusando justamente de su “rol”. La historia de la pederastia en España no está escrita todavía definitivamente. Es una asignatura pendiente, en el caso de la Iglesia, muy dolorosa y sangrante. El pederasta no llevaba una etiqueta en su solapa, generalmente era un personaje muy inteligente, que se movía bien en las sombras, y que gozaba de un cierto prestigio en la institución, ya que si le pillaban podía inventar un relato creíble de lo contrario. De ahí la dificultad de encontrar y perseguir a esos individuos. Pero una vez más, esos eran los menos, los más son sacerdotes fieles a su ministerio, y que asumen con serenidad las dificultades de la vida sacerdotal.

Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal
Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal CEE

Pero lo triste es que la Iglesia cuando ha tomado la iniciativa de hacer un estudio el resultado ha sido una chapuza infumable. Y, además, ha ido a remolque de las Instituciones: Defensor del pueblo, ahora del Gobierno, que quiere controlar las posibles indemnizaciones, ya que probablemente no se fía de que la Iglesia se tome en serio este asunto, aunque yo tampoco me fío del gobierno, ya que seguramente quiere sacar rédito atacando a los obispos. Pero esto tenían que haberlo visto ellos, y tomar la iniciativa. Estamos siempre con lo mismo. ¡Pusilánimes totales!

Señores obispos: asuman definitivamente la responsabilidad, ya que no se trata de una transacción económica, que también, sino de un reconocimiento claro de la culpa. Es una cuestión de derecho y de dignidad…

Evidentemente estamos ante una tema muy delicado que exige una investigación exhaustiva caso por caso, pero tomando como punto de partida una actitud de confianza, no de sospecha. Sin duda, muchas víctimas han visto sus vidas truncadas y sus personalidades marcadas negativamente por esos hechos delictivos, y ahora se sienten encima ignorados y menospreciados. Una especie de revictimación. La ambigüedad en estos casos es nefasta para las víctimas, pero también para la Iglesia, que da a entender que elude responsabilidades, y la opinión publica juzga negativamente esta actitud. La claridad y la transparencia son esenciales en el tema de la pederastia. Si tienen miedo que se les cuele alguien díganlo con claridad a los interesados,  pero no bloqueen a la mayoría, ni prolonguen una agonía innecesariamente…Esto no es bueno ni para la Iglesia, ni para los cristianos de base que cada día luchan por los valores evangélicos. Estas cosas merman la credibilidad.

Señores obispos: asuman definitivamente la responsabilidad, ya que no se trata de una transacción económica, que también, sino de un reconocimiento claro de la culpa. Es una cuestión de derecho y de dignidad

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