Marcelo Rucci, el sindicalista petrolero que es capaz de paralizar los yacimientos con un llamado telefónico

Marcelo Rucci reemplazó a Guillermo Pereyra al frente del Sindicato de Petroleros Privados de Río Negro, Neuquén y La Pampa, que amenazó con activar un paro de 48 horas en Vaca Muerta, el inmenso reservorio de gas y petróleo no convencionales que es considerado una mina de oro. El reclamo es por un aumento salarial, pero también por la posible reversión de la cuarta categoría del impuesto a las ganancias en caso de que el paquete fiscal sea validado en Diputados.

Rucci tiene 58 años y es un un dirigente sindical de perfil más combativo que Pereyra, de quien fue su secretario administrativo. Es capaz de paralizar los yacimientos con apenas un llamado telefónico y tiene llegada y buena sintonía con el resto de los sindicatos petroleros de la Patagonia. Él, junto con Claudio “Loma” Ávila, referente en Chubut y actual diputado nacional de Juntos por el Cambio, y Claudio Vidal, líder en Santa Cruz y actual gobernador de esa provincia, son los tres referentes del Grupo de los Siete, como se le llama al bloque de sindicatos petroleros. Suelen negociar paritarias en tándem y se volvieron un bastión de poder. Adoptaron un perfil mucho más combativo que cuando estaba Pereyra, el histórico dirigente neuquino. En ese cambio de piel tuvo que ver Pablo Moyano, que puso más de una vez a disposición de los petroleros a sus militantes camioneros en caso de necesitar impulsar una protesta callejera.

En paralelo a su rol sindical, Rucci fue en 2011 intendente de Rincón de los Sauces, una ciudad al norte del Neuquén de unos 20.000 habitantes. Tuvo en 2015 una reelección. Accedió al poder de la mano del Movimiento Popular Neuquino (MPN). Por entonces, los diarios locales lo calificaron del “intendente piquetero” por un episodio de 2017, cuando la ciudad fue bloqueada por unas 100 personas despedidas de la empresa OSP y recibieron el respaldo en persona del mismo jefe comunal. La protesta, que durante dos semanas paralizó los yacimientos neuquinos y de Mendoza, incluyó la denuncia de que el intendente y un grupo que lo acompañaba en siete camionetas amenazó a empleados de YPF. El polémico episodio ocurrió justo cuando Pereyra, por entonce el jefe petrolero, era parte de la comitiva que acompañaba al presidente Mauricio Macri por Houston, en una gira en la que se apostaba por captar inversores petroleros. Macri lo incluyó en la comitiva oficial para exhibir ante inversores petroleros el rostro civilizado del sindicalismo, pero no sabía que mientras que caminaba amistosamente por las calles de Houston los yacimientos de Neuquén y Mendoza eran paralizados por Rucci.

Macri ensayó con Pereyra una micro reforma laboral que imaginó trasladarla al resto de las industrias. Pactó restringir el derecho de huelga con el fin de evitar una caída en la productividad, entre los puntos de un acuerdo que levantó polémica. En tren de dinamizar la llegada de inversiones, el gremio petrolero cedió beneficios salariales. Uno de ellos, las denominadas “horas taxis” y una disminución de la cantidad de operarios por cada equipo de perforación. Rucci se opuso a los cambios, y el rechazo reforzó su alianza con Ávila y Vidal.

Rucci justificó la medida de fuerza de mañana en que hay trabajadores que están por debajo de la línea de pobreza. Son los denominados “trabajadores de ocho horas”, que perciben salarios por debajo de la línea de la canasta básica, de entre $600.000 y $800.000. “Un petrolero está por debajo de la línea de la pobreza. Por las buenas o las malas, lo vamos a arreglar. No va a existir un petrolero que tenga que pasar ese tipo de necesidades. Los responsables son ellos. Van a tener que arreglar este quilombo. Y espero que lo arreglemos en esta semana. Porque si no, la próxima semana estamos de paro”, dijo Rucci.

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