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Reseña

Arte y Teatro

No es no y el crudo monólogo en voz de Cristina Umaña

Cristina Umaña

Cristina Umaña

Foto:Instagram @lacrispetica

La versátil actriz interpreta la puesta en escena titulada Prima Facie, que recaba en el consentimiento femenino expreso para las relaciones sexuales.

MYRIAM BAUTISTA
No es la primera vez que Cristina Umaña hace teatro, pero sí lo es que haya memorizado un texto denso, enérgico, críptico, por momentos, de 106 páginas para relatarlo sin pausa en la hora y cincuenta minutos que dura la obra.

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Además, interpreta, con la solvencia que la caracteriza, dos personajes en uno solo: por un lado, la abogada autoritaria, incisiva, que defiende a acusados de violaciones y, por el otro, a la misma profesional, víctima de violación, encargada de argumentar su negativa ante colegas que minimizan sus razones y no encuentran culpable a su victimario, como ha ocurrido durante años aquí y en el mundo entero.
En casi tres décadas de trabajo en cine, televisión y teatro, Cristina Umaña recuerda esas primeras actuaciones en salas de teatro: Los demonios, bajo la dirección del polaco Pawel Nowicki; ¿Cómo aprendí a manejar?, dirigida por Juan Ángel; Hombres en escabeche, con Fabio Rubiano, que dirigió la siempre recordada con admiración Fanny Mikey, o Carta a una desconocida, con el director Manolo Orjuela.
Sin embargo, ninguno de esos trabajos se puede comparar con este, que ha sido “un reto enorme, que me ha significado montones de horas de estudio, concentración y me deja exhausta cada noche. Eso sí, feliz, encantada, maravillada de poder expresar una situación privada de manera directa, gracias a un equipo encabezado por el director Nicolás Montero; Manu Montero, su asistente, y el equipo técnico del teatro, con quienes desarrollamos jornadas de ensayo de hasta siete horas durante varias semanas. El resultado nos ha dejado muy satisfechos. Experiencia divina. Una oportunidad de oro la de poder ventilar un tema que sigue generando controversias y la gran mayoría de las ocasiones, perdón y olvido para el responsable”, expresa Cristina.

Por el mundo

Y desde que se estrenó la obra, a mediados del mes pasado hasta hoy, en funciones que van de jueves a domingo, en el Teatro Nacional de la calle 71, las reacciones han sido muy positivas y se han traducido en un boca a boca que, en casi todas las presentaciones, ha agotado la boletería.

Los espectadores quedan bastantes tocados. Es un viaje muy personal. Al final de las funciones se me acercan hombres y mujeres con preguntas diversas, con reflexiones muy particulares

“Los espectadores quedan bastantes tocados. Es un viaje muy personal. Al final de las funciones se me acercan hombres y mujeres con preguntas diversas, con reflexiones muy particulares. Han venido a verme de varias fundaciones, de organizaciones de mujeres a donde llegan a diario víctimas de ese abuso. Tal vez por eso, los días de esas presentaciones duermo con un sueño muy ligero, quedo en estado de alerta. Me he adelgazado varios kilos y aunque continúo con mis ejercicios diarios, haciendo pesas, cardio, estiramientos, el cuello sigue tenso. A pesar de este desgaste físico repito que me siento muy feliz de ser la protagonista de este relato doble”.
La dramaturga australiana Suzie Miller, autora de Prima Facie, ejerció como abogada especializada en derechos humanos, derechos de la niñez y en la defensa de las personas más frágiles de la sociedad. En esa práctica conoció y defendió varios casos de agresiones sexuales y se dio cuenta de que algo no andaba bien en su entorno cuando esas mujeres llegaban a consultarle sobre violaciones que no eran aceptadas por sus parejas que alegaban a su favor variados argumentos para que ellas dejaran de lado su denuncia, con la anuencia –casi siempre– del núcleo familiar, social y judicial incapaz de reconocer la violencia que implica el acto de actuar contradiciendo la voluntad de la mujer, así se trate de la esposa, de la novia, de la compañera de vida o de quien haya estado en una relación íntima pasajera.
De modo tal que Suzie escribió este monólogo partiendo de esos casos que estudió a fondo.
La obra se estrenó con notable éxito en Sídney (Australia) en el 2019. Los elogios de asociaciones de víctimas de violencia sexual no se hicieron esperar, así como la acogida del público.
Los derechos sobre la obra se vendieron en Londres, en Nueva York, en Madrid, entre otras ciudades, con adaptaciones al texto original, lugares distantes y disímiles en donde este relato fue acogido como una denuncia radical a lo que siempre se había entendido como la obligación de las féminas contra su voluntad.
En esas ciudades duró varios meses en cartelera y agotó las localidades.
A Bogotá llegó gracias al interés de Nicolás Montero, quien le “vendió” la idea al Teatro Nacional, a Cristina, y le encomendó la traducción y adaptación de ese largo texto al inagotable y “siempre listo” escritor, dramaturgo también, e investigador Joe Broderick.

Actriz desde siempre

El texto del monólogo da buena cuenta de esas horas de reescritura de Broderick para hacer el relato mucho más próximo al medio colombiano y menos abstruso.
Y a la hora de las felicitaciones, valorar la labor de la vestuarista y del escenógrafo, que hacen un papel sobresaliente en una obra que, a pesar de la aspereza del tema y de su densidad, penetra con facilidad en el corazón y alma de un público que termina muy tocado.
La Teresa García, Tesa (como le dicen en confianza), protagonista de Prima Facie, encarnada por Cristina Umaña, es una mujer que por su constancia, disciplina y estudio logra ser reconocida como abogada destacada en un medio muy masculino; también es aprobada en un círculo social distante del suyo y, luego, violentada por un hombre al que consideraba podría llegar a ser su esposo.
Esa Tesa nos llega gracias a Cristina, que está a punto de estrenar dos interesantes proyectos audiovisuales.
Una serie para Paramount+ sobre inmigrantes, que se estrenará en octubre, bajo la dirección de la cineasta argentina Julia Sokoloff. Son tres mujeres: una colombiana, otra mexicana y una tercera de Puerto Rico; historia grabada en Los Ángeles (Estados Unidos), hace dos años, que no es una película más sobre ese fenómeno que recorre el mundo, sino un trabajo audiovisual que introduce argumentos y sensibilidades en esa huida masiva de sus países de origen de mujeres en búsqueda de un futuro mejor para ellas y sus familias.
Y el segundo proyecto es una película, Los iniciados, para Prime Video, dirigida por Carlos Moreno, basada en el inagotable y vasto universo del escritor Mario Mendoza que, como la mayoría de sus textos, es una historia oscura, apocalíptica, interesante –sobre todo para los jóvenes–, nos dice Cristina. Y, claro, esas realizaciones reafirman por qué Nicolás Montero se empeñó en que ella fuera la protagonista de Prima Facie.

Actriz por siempre

Cristina desde muy pequeña dejó en claro que lo suyo sería ser otra por días, semanas, meses, para regresar a su mundo, que es pleno y armónico.
Buscaba la oportunidad para coger la ropa de su abuela y ponérsela así le sobrara la mitad. Siempre ha sido de contextura menuda, y convertirse en una más en ese espacio habitado por los adultos; que le dieran el chance de meter sus pequeños pies en los grandes y altos zapatos de esa abuela materna tan importante en su vida, para pisar fuerte y sin caerse. Ocasión para embadurnarse con polvos, coloretes y hacer todo tipo de imitaciones que la semejaran, casi siempre, a la madre de su progenitora.
Al terminar su bachillerato decidió, con la ayuda y compañía de su madre, la periodista, escritora y sembradora Gloria Umaña, que se haría actriz en México, y allá llegaron para estudiar en la escuela de arte dramático de Televisa. Aunque podía quedarse a trabajar en el D. F., paraíso de las telenovelas en ese entonces y ahora, decidió regresar a probar suerte en producciones nacionales con millonarias audiencias y en las que ella consolidó su vocación por la actuación.
Se reafirma en su admiración por Delfina Guido, Teresa Gutiérrez, Celmira Luzardo, Vicki Hernández y todas esas intérpretes femeninas que hicieron telenovelas como Los cuervos, una de sus series de culto en su adolescencia.
Recién llegada al país, su primer trabajo fue en la serie Oro, de Carlos Mayolo, y de ahí vendrían Cartas a Harrison, Paquita Gallego y la revoltosa Robin de La mujer del presidente, para tan solo citar algunos de esos papeles que la catapultaron como una de las actrices con más fuerza y mejor posición escénica. Pasaba de un papel a otro con gracia, sin imposturas, con gran imaginación y más frescura.
Una de sus últimas actuaciones fue en Noticia de un secuestro, serie de HBO, basada en el libro de Gabriel García Márquez, interpretando a Maruja Pachón, secuestrada por uno de los grupos de narcotraficantes que sitiaron el país en esos lejanos años noventa. En ese dramático papel reafirmó sus calidades de actriz seria, segura y madura que se mete en piel ajena sin que se noten las costuras de ese nuevo cuerpo en el propio.

El ahora

Vendrán días de descanso que coinciden con las vacaciones de Baltazar, su hijo adolescente que es uno de sus fans, y con su compañero de vida.
Y proyectos, muchos, porque sigue enamorada de su profesión como cuando era una niña y enumera sin pausa los papeles que quisiera interpretar en teatro, cine y televisión, así como continuar habitando su mundo rico en experiencias y actividades magníficas.
Para la feminista y columnista de este diario Florence Thomas, el papel de Cristina en Prima Facie “es magnífico, y la obra que se ha estrenado en las principales capitales del mundo un estupendo relato feminista que vale la pena verse”.
Y, como corolario, el Consejo Superior de la Judicatura, por recomendación de una de sus magistradas, compró una función de este monólogo para los jueces que investigan delitos de violencia sexual contra las mujeres, para acercarlos –a través del arte– a un fenómeno de común ocurrencia, que se sigue juzgando con criterios patriarcales y machistas.
MYRIAM BAUTISTA - PARA EL TIEMPO

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