Sobre este blog

Este es un espacio donde opinar sobre Sevilla y su provincia. Sus problemas, sus virtudes, sus carencias, su gente. Con voces que animen el debate y la conversación. Porque Sevilla nos importa.

Verano en la ciudad

Daniel Gil

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Este es un espacio donde opinar sobre Sevilla y su provincia. Sus problemas, sus virtudes, sus carencias, su gente. Con voces que animen el debate y la conversación. Porque Sevilla nos importa.

Es 29 de julio y estoy en Sevilla. Hace calor, obvio. Ha sido una noche infernal, con mínimas muy por encima de los 20 grados, el que dicen es el umbral del sueño. Tras dormir a ratos, he despertado acalorado, sofocado, y he visto a través de la ventana un cielo plomizo con nubarrones negros que, al rato, han roto en tormenta. A pesar del viento y de la lluvia, la sensación ha sido de profundo bochorno, con el que se hacía difícil respirar.

Este verano, por motivos laborales, estaré yendo y viniendo de la playa a la ciudad, y al revés. Esta semana de final de julio y arranque de agosto será continuo el cruce de los que regresan con los que se van. Todos, mal que bien, excepto algunos privilegiados, pasamos parte del verano, de la canícula, en la ciudad. Si no todo el verano, que es mucha más gente de la que nos imaginamos la que no puede irse unos días lejos de casa en esta época.

Pues bien. Hay dos máximas para combatir las altas temperaturas propias de estas fechas. La primera, que en Sevilla la distancia más corta no es la recta, sino la sombra. Merece la pena dar un rodeo antes que exponerse al sol. La segunda, los horarios. Lo que haya que hacer en la calle, mejor temprano. Y luego, esconderse en casa o la oficina y esperar hasta la caída de la tarde, a la puesta del sol, antes de volver a salir al exterior.