Miscelanea

La excavación arqueológica es, posiblemente, la actividad más conocida del trabajo del arqueólogo. Son excavaciones arqueológicas las remociones en la superficie, en el subsuelo, que se realicen con el fin de descubrir e investigar toda clase de restos históricos o paleontológicos, así como los componentes geológicos con ellos relacionados.

Este tipo de trabajo se realiza ante la posibilidad de aparición de restos arqueológicos en el subsuelo, pero también como trabajo complementario a la restauración de edificios.

El método arqueológico permite el estudio de antiguos edificios para conocer cuándo fueron construidos, y cómo han ido evolucionando marcando las diferentes fases desde sus inicios hasta la actualidad.

Esto supone, en un primer momento, conocer las características del propio edificio, su evolución histórica y su construcción. Estos datos aportan valiosa información a la hora de redactar proyectos de restauración y valorización.

Se trata del reconocimiento superficial del terreno, sin remoción del mismo.

Para este trabajo se pueden utilizar diversas tecnologías que va desde el mero reconocimiento superficial hasta la utilización de medios que nos indican lo que puede haber debajo del suelo como el georadar. En ocasiones la tecnología LiDAR también es de aplicación en las prospecciones arqueológicas, especialmente en aquellos lugares donde la vegetación impide la correcta visualización del terreno.

Una de las responsabilidades que como profesional del patrimonio he adquirido durante estos años, ha sido la divulgación del mismo. La conocida frase de que no se ama lo que no se conoce, es aplicable en este caso.

Tanto en diferentes charlas, como en publicaciones en papel, en medio digital, o actualmente a través de pódcast, se hace necesario dar a conocer lo que significa el patrimonio arqueológico y también la profesión de arqueólogo.